Leticia Pérez, experta en orden: "¿Por qué deberías poner un rollo de papel higiénico en la nevera?"

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La limpieza y el orden en el hogar no solo responden a criterios estéticos. También inciden directamente en el bienestar, la eficiencia doméstica y, en muchos casos, en la conservación adecuada de los alimentos. En este marco, la cocina se convierte en uno de los espacios donde más se refleja la organización, y dentro de ella, la nevera es un punto crítico.

Lejos de soluciones complejas o costosas, algunos trucos domésticos consiguen resultados notables con gestos mínimos. Es el caso del consejo que ha compartido recientemente la experta en orden Leticia Pérez en su perfil de redes sociales: colocar un rollo de papel higiénico dentro del frigorífico. Una propuesta que, aunque pueda parecer insólita, tiene una base funcional que la respalda.

Según explica Pérez, el papel higiénico tiene la capacidad de absorber la humedad excesiva que se acumula en el interior de la nevera. Este exceso de humedad es uno de los factores que acelera el deterioro de los alimentos, especialmente de frutas y verduras, y puede favorecer la proliferación de hongos y bacterias. Al introducir un rollo seco, se mejora el ambiente interno del electrodoméstico, ayudando a preservar mejor los productos almacenados.

Además, añade, este tipo de papel actúa también como neutralizador de olores. Al captar parte de las partículas que generan mal olor, contribuye a mantener una atmósfera más fresca y agradable cada vez que se abre la puerta del frigorífico. El consejo práctico que acompaña a esta técnica es sencillo: cambiar el rollo cada tres semanas para mantener su efectividad.

Aunque no se trata de un método avalado científicamente, sí encaja dentro de las prácticas domésticas orientadas a la mejora del entorno cotidiano mediante soluciones accesibles y de bajo coste. Como ocurre con muchas recomendaciones de orden y limpieza, su eficacia puede depender del contexto y de los hábitos individuales de cada hogar.

En todo caso, integrar pequeños gestos como este en la rutina puede ser un paso más hacia un espacio más higiénico, organizado y funcional, especialmente en una zona tan sensible como la cocina.