Estos son los siete rasgos que definen a una persona con elevada inteligencia emocional
Estas habilidades no solo facilitan la vida propia de una persona, también mejoran la de quienes forman parte de su entorno
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- Esta es la actitud que las personas con una gran inteligencia emocional evitan a toda costa
- Si dices alguna de estas frases tienes más inteligencia emocional que la mayoría
Poco se habla, pero tener un alto coeficiente emocional es mucho más que saber mantener la calma o ser amable. Según la investigadora Keri Pekaar, de la Universidad de Tilburg, solo un pequeño porcentaje de la población, realmente, puede considerarse emocionalmente inteligente. ¿Qué los distingue del resto? Hay siete características clave que ayudan a reconocer a estas personas.
En primer lugar, estas personas son capaces de identificar sus propias emociones con claridad. No se trata solo de decir “estoy triste” o “me siento bien”, sino de entender con precisión qué se está sintiendo y por qué, un análisis más detallado. En concreto, esta conciencia emocional les permite tomar decisiones más alineadas con sus necesidades y valores.
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Otro de los rasgos esenciales es que saben utilizar sus emociones a su favor. Por ejemplo, transforman la ansiedad antes de una presentación en energía para rendir mejor. Conocen qué estados emocionales les resultan útiles y cuándo es momento de redirigir lo que sienten. La adaptabilidad también está muy presente. Ante situaciones de alta presión o cambios inesperados, estas personas no se bloquean ni se desbordan. Saben cuándo es el momento de procesar lo emocional y cuándo deben enfocarse en actuar.
Además, cuentan con un repertorio variado de estrategias para gestionar los altibajos. No se aferran a una única forma de afrontar los problemas: pueden recurrir a una conversación con un amigo, una pausa activa o una actividad relajante, según lo necesiten. Uno de los aspectos más valiosos de la alta inteligencia emocional es la capacidad de ver el mundo desde otras perspectivas. No se limitan a su punto de vista, sino que hacen un esfuerzo consciente por comprender cómo se sienten los demás y por qué. Esa empatía auténtica fortalece sus relaciones personales y laborales.
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Pero también importa la motivación: no basta con tener habilidades emocionales si no se tiene el deseo de utilizarlas de forma constructiva. Algunas personas podrían emplearlas de forma manipuladora o, simplemente, no darles ningún uso. Por último, quienes poseen esta inteligencia pueden influir positivamente en el estado emocional de quienes los rodean. Ya sea animando a un colega o reconfortando a un ser querido, saben cómo aportar calma, entusiasmo o apoyo cuando más se necesita.
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Poco se habla, pero tener un alto coeficiente emocional es mucho más que saber mantener la calma o ser amable. Según la investigadora Keri Pekaar, de la Universidad de Tilburg, solo un pequeño porcentaje de la población, realmente, puede considerarse emocionalmente inteligente. ¿Qué los distingue del resto? Hay siete características clave que ayudan a reconocer a estas personas.