Gatos vs. perros: la ciencia revela por qué ellos viven más, y no es solo cuestión de suerte
Comprender los mecanismos que protegen a ciertas especies del desgaste biológico podría ser una pista valiosa para desarrollar tratamientos que ayuden a envejecer mejor
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Durante años, la diferencia de longevidad entre gatos y perros ha sido un misterio atribuido a factores como el tamaño corporal o el estilo de vida. Sin embargo, según hemos leído en 'Infobae', una nueva investigación sugiere que la clave va mucho más allá de lo que se creía: está en el sistema inmunológico. De hecho, un estudio internacional liderado por la Universidad de Bath y publicado en Scientific Reports analizó 46 especies de mamíferos para entender qué determina la duración máxima de vida.
A diferencia de la esperanza de vida promedio, este enfoque pone el foco en la edad más avanzada que ha alcanzado un individuo de cada especie, eliminando variables externas como enfermedades o depredadores. Los investigadores realizaron un análisis genético comparativo que arrojó resultados reveladores. Si bien el tamaño del cerebro sigue teniendo peso, al aportar mayor adaptabilidad y habilidades cognitivas, no es el único protagonista.
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El verdadero hallazgo está en la complejidad del sistema inmunitario. Es decir, las especies más longevas, como los gatos, muestran una mayor cantidad de genes dedicados a defender el cuerpo de amenazas internas y externas. En el caso de los gatos, esto se traduce en un doble beneficio: tienen cerebros razonablemente grandes y un sistema inmunológico más avanzado que el de los perros.
Tanto es así que esta combinación podría explicar por qué muchos felinos domésticos superan fácilmente los 15 o incluso 20 años, mientras que muchas razas caninas rara vez alcanzan esa cifra. Curiosamente, hay animales que desafían esta lógica. Algunas especies de murciélagos o las ratas topo, con cerebros pequeños, también logran vidas largas. El secreto es un repertorio genético que potencia su inmunidad y les permite combatir el envejecimiento celular y enfermedades con mayor eficacia.
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De este modo, los científicos creen que no se trata solo de genes sueltos, sino de expansiones genómicas completas en los sistemas defensivos del organismo. Esta “superinmunidad” sería uno de los motores evolutivos detrás de la longevidad. Más allá de los datos, este descubrimiento podría tener consecuencias mayores, incluso para los humanos. Comprender los mecanismos que protegen a ciertas especies del desgaste biológico podría ser una pista valiosa para desarrollar tratamientos que ayuden a envejecer mejor. Mientras tanto, los gatos parecen seguir ganando la batalla del tiempo, con algo más que suerte de su lado.
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Durante años, la diferencia de longevidad entre gatos y perros ha sido un misterio atribuido a factores como el tamaño corporal o el estilo de vida. Sin embargo, según hemos leído en 'Infobae', una nueva investigación sugiere que la clave va mucho más allá de lo que se creía: está en el sistema inmunológico. De hecho, un estudio internacional liderado por la Universidad de Bath y publicado en Scientific Reports analizó 46 especies de mamíferos para entender qué determina la duración máxima de vida.