5 señales de que creciste con padres inmaduros, según la psicología
Las relaciones familiares marcan de manera invisible gran parte de nuestra vida adulta y las huellas más profundas provienen de aquello que nos pasó en la infancia
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F106%2F8b0%2Fa9c%2F1068b0a9c687649a8de5f78d80988c2a.jpg)
- Los 5 hábitos que todos los padres deben tener para desarrollar un vínculo fuerte con sus hijos
- Cinco lecciones que debes aprender para ser un mejor padre y madre, según Harvard
Crecer en un entorno donde los padres muestran inmadurez emocional deja huellas profundas en la forma en que una persona se relaciona consigo misma y con los demás. La psicóloga Ascen Castillo señala que “lo que viviste no fue tu elección, pero hoy sí puedes elegir cómo cuidarte y reparar desde la raíz”.
Un padre o una madre emocionalmente inmaduro tiende a volcar en sus hijos responsabilidades y reacciones que no les corresponden, lo que obliga a los más pequeños a adaptarse antes de tiempo a dinámicas de adultos. Esto se traduce en culpa por tener necesidades, en silencios forzados y en el aprendizaje de priorizar a los demás por encima de uno mismo.
Señales de haber crecido con padres inmaduros
1. Reacciones defensivas o victimistas. Cuando intentabas expresar cómo te sentías, la respuesta solía ser a la defensiva o desde el victimismo, lo que impedía un espacio real de escucha y validación emocional.
2. Roles invertidos. En lugar de recibir apoyo, eras tú quien tenía que escuchar y sostener a tus padres, asumiendo un papel de cuidador que no correspondía a tu edad.
3. Culpa por tener necesidades propias. Buscar independencia o incluso desear tiempo a solas podía ser motivo de reproche. La consecuencia era sentirte culpable por tener deseos o necesidades personales.
4. Invalidez emocional. No eran capaces de sostener tus emociones y podían desacreditarlas llamándote “llorón/a”, “exagerado/a” o “dramático/a”. Este tipo de etiquetas dejaba la sensación de que sentir estaba mal.
5. Sobrecarga de información inadecuada. A menudo compartían contigo detalles de su vida personal o de pareja que no eran apropiados para tu edad, depositando en ti una carga emocional que no correspondía.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc5e%2F4da%2F353%2Fc5e4da353859baa32434dd72ff8bf593.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc5e%2F4da%2F353%2Fc5e4da353859baa32434dd72ff8bf593.jpg)
Este tipo de experiencias deja marcas en la autoestima, en la capacidad de poner límites y en la manera de relacionarse en la edad adulta. Como recuerda la psicóloga, “sentir culpa por necesitar, callar lo que sientes o hacerte cargo de los demás demasiado pronto son consecuencias frecuentes de haber crecido con padres inmaduros”.
Aun así, subraya que existe un camino de reparación posible. Reconocer estas dinámicas es el primer paso para aprender a cuidarse, reconstruir la confianza interna y generar vínculos más sanos. Porque, como apuntaba Haim Ginott, “los niños son como el cemento fresco: todo lo que cae sobre ellos deja huella”.
- Los 5 hábitos que todos los padres deben tener para desarrollar un vínculo fuerte con sus hijos
- Cinco lecciones que debes aprender para ser un mejor padre y madre, según Harvard
Crecer en un entorno donde los padres muestran inmadurez emocional deja huellas profundas en la forma en que una persona se relaciona consigo misma y con los demás. La psicóloga Ascen Castillo señala que “lo que viviste no fue tu elección, pero hoy sí puedes elegir cómo cuidarte y reparar desde la raíz”.