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Estos son los 5 cambios que provoca el amor en tu cerebro, según la psicología
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Estos son los 5 cambios que provoca el amor en tu cerebro, según la psicología

El amor es uno de los grandes misterios de la humanidad. No sabemos cómo puede llegar a actuar, qué nos puede provocar y cómo nos puede cambiar

Foto: Los 5 cambios que provocan el amor en nuestro cerebro.(iStock)
Los 5 cambios que provocan el amor en nuestro cerebro.(iStock)

Estás enamorada. Lo sabes porque todo te emociona, no puedes dejar de pensar en esa persona, y el simple hecho de recibir un mensaje suyo hace que tu corazón se acelere. Pero… ¿y si te dijéramos que gran parte de eso no está solo en el corazón, sino en tu cerebro? La ciencia lleva años estudiando qué ocurre a nivel cerebral cuando nos enamoramos. Y los hallazgos son fascinantes: desde reacciones químicas hasta activación de zonas concretas del cerebro, enamorarse provoca una auténtica revolución neurológica. Aquí te contamos cinco cambios sorprendentes que el amor produce en tu mente, avalados por la psicología y la neurociencia.

El primer cambio es que se activa el sistema de recompensa (y este es adictivo), esto quiere decir que cuando nos enamoramos, nuestro cerebro enciende las mismas zonas que se activan con el placer, como el núcleo accumbens y el área tegmental ventral. Estas regiones están directamente relacionadas con el sistema de recompensa. El responsable de esta fiesta química es la dopamina, un neurotransmisor que genera una sensación de euforia parecida a la de comer chocolate… o incluso a la de ciertas drogas. De ahí esa obsesión inicial, ese deseo constante de estar cerca del otro, y ese ‘enganche’ tan característico. Por otro lado, aumenta la oxitocina, conocida como ‘La hormona del amor’. Se libera especialmente en momentos de contacto físico, como abrazos, besos o relaciones sexuales, y genera una profunda sensación de confianza y conexión emocional. En las primeras fases del enamoramiento, los niveles de oxitocina se disparan, fortaleciendo el vínculo entre la pareja y reforzando la sensación de seguridad y apego. Además, esta hormona también ayuda a disminuir los niveles de estrés y ansiedad, lo que explica por qué muchas veces sentimos que “todo está bien” cuando estamos con esa persona. Aunque parezca contradictorio, enamorarse también activa el eje del estrés. El cuerpo comienza a liberar más cortisol, una hormona que, en pequeñas dosis, te mantiene alerta, nerviosa y algo acelerada. Por eso podemos llegar a no dormir bien, perder el apetito o a sentir mariposas en el estómago. Esta activación puede verse como una fase de alta energía: el cuerpo se pone en modo ‘vigilante’, evaluando si ese nuevo vínculo es seguro o no. A medida que la relación se estabiliza, los niveles de cortisol suelen volver a la normalidad.

placeholder Se nos activa la hormona de la felicidad, la oxitocina. (Istock)
Se nos activa la hormona de la felicidad, la oxitocina. (Istock)

Por otro lado, durante la fase de enamoramiento, la amígdala —el centro del miedo y la evaluación de peligros— reduce su actividad. Esto puede hacernos ver a esa persona con ‘ojos de amor’, disminuyendo nuestra capacidad crítica o exagerando sus virtudes. Además, estudios con resonancias magnéticas han demostrado que se modifican áreas del cerebro relacionadas con el juicio y la toma de decisiones, lo que puede explicar por qué a veces idealizamos a nuestra pareja en las primeras etapas. El amor, literalmente, cambia nuestra forma de mirar el mundo… y de mirar a quien tenemos delante. Por último, uno de los efectos más curiosos es que el amor potencia nuestra memoria emocional. Es decir, recordamos más intensamente momentos, palabras, miradas o incluso olores asociados a la otra persona. Esto ocurre porque el hipocampo (clave en la memoria) trabaja más activamente en las fases de fuerte carga emocional. Por eso, incluso años después, ciertos recuerdos amorosos pueden seguir tan vívidos como el primer día.

El amor no solo transforma nuestra rutina o nuestro estado de ánimo: transforma literalmente nuestro cerebro. Entender estos cambios no le quita magia al sentimiento, sino que nos permite apreciarlo también desde lo maravilloso de la ciencia. Enamorarse no es solo una experiencia emocional: es un proceso químico, cognitivo y profundamente humano que nos conecta, nos activa y nos transforma.

Estás enamorada. Lo sabes porque todo te emociona, no puedes dejar de pensar en esa persona, y el simple hecho de recibir un mensaje suyo hace que tu corazón se acelere. Pero… ¿y si te dijéramos que gran parte de eso no está solo en el corazón, sino en tu cerebro? La ciencia lleva años estudiando qué ocurre a nivel cerebral cuando nos enamoramos. Y los hallazgos son fascinantes: desde reacciones químicas hasta activación de zonas concretas del cerebro, enamorarse provoca una auténtica revolución neurológica. Aquí te contamos cinco cambios sorprendentes que el amor produce en tu mente, avalados por la psicología y la neurociencia.

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