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EL UNIVERSO MÁS DOLCE

La entrevista más íntima de Domenico Dolce y Stefano Gabbana: heredarán sus empleados

Los diseñadores han concedido su entrevista más sincera al medio 'Corriere della Sera'. Descubre quiénes serán los sucesores de los italianos cuando ellos se retiren

Stefano Gabbana y Domenico Dolce. (EFE)

Domenico Dolce y Stefano Gabbana están más que acostumbrados a la polémica. De hecho, el dúo creativo italiano consigue tras cada metedura de pata un nuevo éxito, por lo que son muchos los que creen que buscan deliberadamente la polémica como fuente de generación de interés mediático que desemboca, inexplicablemente, en un aumento de las ventas. La marca Dolce & Gabbana ha alcanzado los 1.349 mil millones de euros en ingresos y posee una red de 220 tiendas administradas directamente y 80 franquiciadas. También cuentan con más de 300 clientes multimarca. El comercio electrónico alcanza el 6% de los resultados y el objetivo de la firma es alcanzar el 15%. Con estas cifras queda claro que los tropiezos no son capaces de frenar el huracán Dolce & Gabbana. "Nos han sorprendido países como Brasil y México, que corren mucho más de lo esperado. Pero China también se está recuperando. Después de los errores, las cosas se detienen, pero todo comienza de nuevo. Nuestra ropa sigue siendo un sueño completamente italiano para nuestros clientes en todo el mundo", explican los diseñadores a 'Corriere della Sera'.

Stefano Gabbana y Domenico Dolce. (Getty)

En la entrevista se sinceran acerca de cuál es el futuro de la empresa y quién les ayuda a introducir cambios en la marca. Ambos se conocen desde 1980, y dos años después comenzaron a trabajar juntos como consultores para clientes como Marzotto, Max Mara y Lebole haciendo 13 consultas por temporada. Trabajaron juntos en el estudio del diseñador Giorgio Correggiari y en 1984 fundaron Dolce & Gabbana. “El punto de partida es un modelo de artesanía e industria, una tradición que combina innovación, digital y tecnología. Empleamos directamente a aproximadamente 5.500 personas, que se convierten en unas 25.000 personas al sumar todas las empresas relacionadas. Tenemos cuatro centros de producción en el grupo, todos en Italia: en Legnano tenemos a 745 personas, en Incisa Val d'Arno a 380, en Lonate Pozzolo a 300 y en Sarmeola di Rubano a 178. La parte creativa, artesanal y humana, en la que hemos invertido desde 1984, cuando nació Dolce & Gabbana, son el corazón de la actividad. Siempre les decimos a nuestros gerentes que pueden cortar en cualquier lugar, pero no allí, porque representa el espíritu de la empresa, la cultura, la historia y el sueño que queremos transmitir como empresa y como familia. Los gerentes tienen una visión a corto plazo, no tienen un negocio propio, apuntan a resultados e incluso a sus ganancias. Pero no son emprendedores. La guía operativa de nuestro grupo está a cargo de mi hermano Alfonso Dolce, un gerente familiar”, explica Domenico Dolce.

Stefano Gabbana y Domenico Dolce. (Getty)

Ante la pregunta de cómo ven el futuro de la empresa y si prevén un cambio generacional con el que preservar el legado de la marca, ambos tienen claras sus respuestas. “Nuestra idea es precisamente dejar espacio para otros que trabajan con nosotros, empleados y familiares. Mi modelo es Hermès, donde la dinastía volvió a tomar el timón y no dependió de otros diseñadores para hacerlo. Las generaciones pasan y la familia permanece. Dejaremos un ADN a nuestro grupo de trabajo, es decir, a nuestros estilistas internos, que son el corazón de la empresa y trabajan con toda nuestra confianza. Luego está la familia, los hermanos de Domenico: Alfonso y su hermana Dorotea”, explica Stefano. “Ya tengo dos nietos en el grupo. Christian y Giuseppina, los hijos de Dorotea, que tienen unos 40 años. El primero está a la cabeza de los accesorios, mientras que el segundo lidera la Alta Moda. Después de que nos vayamos, preferiríamos que no llegara un diseñador extranjero que lo cambiara todo. Nuestro deseo es que haya continuidad. Queremos dejar códigos a la familia para que puedan reinterpretarlos. Pero al mismo tiempo nos gustaría dejar espacio para los jóvenes que ya están trabajando aquí para que Dolce & Gabbana no se convierta en una marca muerta. Después de nosotros, dependerá de ellos contar nuevas historias a los clientes y narrarlas con su personalidad propia, pero con nuestros códigos. Con disciplina y rigor”, matiza Dominico.

Stefano Gabbana y Domenico Dolce. (Getty)

Aclaran que tanto las pasarelas como su clientela les sirven para dictaminar el rumbo de la marca. “Hablando con los clientes, por ejemplo, surgió la idea de extender algunas colecciones hasta la talla 54 para mujer y hasta la talla 60 para el hombre, porque en el mundo hay diferentes necesidades y trabajamos en el tablero de ajedrez global”, explica Stefano. “Los desfiles de moda son una oportunidad única, un sitio de construcción real que mueve a unas 3.000 personas", concluye su compañero.

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