Naruhito y Masako: el primer gran problema al que tienen que hacer frente
El Gobierno nipón debatirá a final de año sobre las estrictas normas que rigen a la familia imperial y que han provocado que su número de miembros sea cada vez menor
Después de la entronización, sigue vigente uno de los problemas mayores que algún día tendrá que abordar la familia imperial japonesa. En efecto, tiene que hacer frente a numerosos retos, y uno de los más importantes es asumir que las estrictas normas por las que se rige se han quedado posiblemente obsoletas, habida cuenta de los resultados. Cada vez son menos sus miembros y ciertos sectores de la población llevan ya mucho tiempo poniendo de relieve los anacronismos que lastran su adaptación a los nuevos tiempos.
Aunque los distintos gobiernos se han ido pasando como una patata caliente la cuestión sucesoria, y parece poco probable que ni a corto ni a medio plazo vaya a haber cambios en ese sentido, podemos considerar que desde hace algunos meses se empezaron a dar pequeños pasos. Tanto desde el seno de la propia familia como del Gobierno.
Por este motivo, es muy llamativo que el actual gabinete japonés planee para este final de 2019 un debate en el que se abordará la cuestión de cómo resolver el problema de que la familia imperial siga menguando sin prisa pero sin pausa.
Debemos recordar que con las actuales normas, la única hija de los emperadores Naruhito y Masako, la princesa Aiko, no puede acceder el trono al ser una mujer, por lo que solo hay tres personas en la línea sucesoria en la actualidad. El primero, el príncipe Akishino, hermano menor del emperador. Luego, su propio hijo, Hisahito, de 12 años. Y finalmente, el príncipe Hitachi, de 83 años, tío del emperador.
El hermano del emperador se pronuncia
Asimismo, las mujeres de la familia imperial deben renunciar a todos sus títulos cuando se casan con un plebeyo, como fue el caso de la princesa Ayako el año pasado. De tal forma que en la actualidad la familia imperial consta de 18 miembros, 13 de los cuales son mujeres.
Algunos de los partidos de la oposición abogan ya por permitir la llegada al trono de las mujeres, pero el Gobierno actual, más conservador, se niega a dar este paso. El propio príncipe heredero, muy consciente del problema (hasta de logística, ya que se han redefinido las actividades de todos los miembros de la familia después de la llegada del nuevo emperador al trono), declaraba hace unos meses: "Si somos más miembros en la próxima generación, podremos asumir más actividades. Pero si miras a la situación actual, creo que es necesario examinar qué se debe hacer".
Sin duda, todo un reto que acabará por abordarse en los años venideros de esta nueva etapa de la familia imperial, que está dando sus primeros pasos.
Después de la entronización, sigue vigente uno de los problemas mayores que algún día tendrá que abordar la familia imperial japonesa. En efecto, tiene que hacer frente a numerosos retos, y uno de los más importantes es asumir que las estrictas normas por las que se rige se han quedado posiblemente obsoletas, habida cuenta de los resultados. Cada vez son menos sus miembros y ciertos sectores de la población llevan ya mucho tiempo poniendo de relieve los anacronismos que lastran su adaptación a los nuevos tiempos.