Una enfermera llamada Sofía de Grecia: "Era una más, siempre comía con nosotras"

La crisis del coronavirus está poniendo contra las cuerdas a la sanidad española. Algunas comunidades autónomas han pedido a médicos y enfermeros jubilados que vuelvan a ponerse la bata para luchar contra el Covid-19. La reina Sofía también tiene el diploma de enfermera, aunque apenas fue un año, y es poco probable -por no decir imposible- que la veamos en las filas sanitarias.

Pilar de Arístegui cuenta detalladamente cómo fueron esos años de la emérita en su libro 'Sofía, la reina' (La Esfera de los Libros). Cuando al cumplir los 18 años llegó el momento de decidir su futuro profesional, la por entonces princesa Sofía de Grecia siguió los pasos de las mujeres de su casa "que habían servido siempre como enfermeras durante los conflictos bélicos que habían tenido que sufrir. La hija mayor de Pablo y Federica se matriculó entonces en la Escuela de Enfermeras de Grecia, una institución que acogía a niños huérfanos y a hijos de madres solteras" y que fue fundada por su propia madre.

Narra Arístegui que sus compañeras de curso "estaban revolucionadas" al tener que compartir clase con la Princesa. "No sabían cómo se iba a comportar doña Sofía, su basileas, su princesa, a la que imaginaban como un ser inaccesible. Su naturalidad conquistó a todas". Joanna Rabani, una de esas compañeras, contó en su día al escritor Fernando Rayón su propia experiencia: "Vestía como nosotras y reía como nosotras. Era amigable, sencilla. Comía también con nosotras".

Esto demuestra que, a pesar de haber nacido en cuna de oro, a Sofía no le caían los anillos y era una más. Así lo constata De Arístegui: "Cumplía el horario, de seis a doce de la mañana. [...] Cuando llegó el momento de las guardias de noche, que llevaban a cabo todas las otras chicas, encontró la oposición de su familia". Y es que sus padres creían que dada su condición no debía hacerlo, pero ella se impuso y finalmente cumplió con las guardias de noche. Una más, sin distinciones.

"Doña Sofía disfrutaba con su trabajo, y lo completaba siguiendo un curso de psicología infantil, especializándose en niños con deficiencias psíquicas. [...] Su afán de saber no se limitaba a obtener un título como enfermera". La reina combinaba su labor sanitaria con otras pasiones como la arqueología, que compartía con su hermana Irene, y las Bellas Artes.

Tras ese año, Sofía ya no volvió a ejercer más de enfermera. La emérita colgó la cofia al conocer a don Juan Carlos, con el que se casaría unos meses después, convirtiéndose así en Princesa de España y futura Reina.