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La princesa saudí Basma pide desde la cárcel "misericordia" porque teme por su vida
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La princesa saudí Basma pide desde la cárcel "misericordia" porque teme por su vida

La hija del rey Saud bin Abdulaziz, presa desde hace 14 meses, publica un llamamiento en Twitter implorando a su primo, el príncipe Mohamed bin Salman, que la libere

Foto: La princesa Basma, en una imagen de archivo. (Getty)
La princesa Basma, en una imagen de archivo. (Getty)

Primero puso mensajes asépticos reivindicando su puesta en libertad, pero con la llegada del mes de ramadán, en el que los musulmanes ayunan durante las horas de luz, la princesa Basma bint Saud bin Abdulaziz Al Saud, de 56 años, apela ahora a los sentimientos religiosos de aquellos que la han encarcelado. Les ruega que sean misericordiosos y que la liberen.

La princesa, hija pequeña del rey Saud bin Abdulaziz al Saud, que reinó once años (1953-1964), y su hija Sohd Al-Sharif están encarceladas en la prisión de Al Hayar, a una treintena de kilómetros de Riad, desde que hace 14 meses se les impidió salir del país para viajar a Ginebra, donde la madre debía recibir un tratamiento médico urgente.

Gracias, probablemente, a un intermediario –quizás algún familiar suyo en libertad–, la princesa Basma ha publicado ahora un llamamiento implorando su puesta en libertad: “En este mes de misericordia, nuestro sagrado Ramadán, apelo de nuevo a mi tío, el rey Salman bin Abdulaziz al Saud, y a mi primo, el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, para que encuentren en sus corazones el sentido de la justicia que debe impregnar a todo musulmán en Ramadán (…) y que recuerden a su pariente detenida arbitrariamente en las peores condiciones posibles, pese a los servicios rendidos al Reino (saudí)”.

La carta, colgada a mediados de semana en su cuenta de Twitter en inglés y árabe, está, en realidad, solo dirigida a su primo, conocido por sus iniciales MBS, de 34 años, que es quien en realidad gobierna Arabia Saudí. El rey, de 84 años, está aquejado de varias enfermedades, entre ellas el alzhéimer. “Pasaré el mes en la prisión de Al Hayar a menos que mi tío (…) y mi primo (…) decidan liberarme”, recalca en la misiva.

La princesa Basma insiste en su inocencia: “(…) fui secuestrada [en febrero de 2019] junto con mi hija Sohd Al-Sharif. La cárcel de Al Hayar nos ha informado reiteradamente de que no se han formulado cargos contra nosotras ni hay una investigación en curso. Mi salud se sigue deteriorando, lo que me puede llevar a la muerte. Estoy MUY [escrito en letras mayúsculas] grave”. Sus anteriores tuits, publicados hace más de dos semanas, en los que reveló que estaba encarcelada, fueron misteriosamente borrados, pero los que puso esta semana seguían en su cuenta.

Razones para el temor

Tiene motivos la princesa para temer por su vida. Abdulá Al-Hamid, de 69 años, un conocido defensor de los derechos humanos, fundador de la Asociación Saudí de Derechos Civiles, encarcelado desde 2013, falleció el 24 de abril a causa de un derrame cerebral. Padecía hipertensión. Un médico que le visitó hace tres meses en la prisión afirmó que necesitaba una operación urgente de corazón. Se programó para mayo o junio, pero no llegó a tiempo. Prisioneros de Conciencia, un grupo de apoyo a los reclusos opositores políticos, interpretó que se trataba de un “descuido intencional” por parte de las autoridades saudíes. A las mala atención médica de las cárceles saudíes se añade ahora el miedo a la propagación del nuevo coronavirus que ha infectado hasta ahora a 21.500 residentes en el reino.

La princesa Basma no es la única encarcelada en Arabia Saudí que no ha visto a un abogado ni a un juez. Varias defensoras de los derechos de la mujer, como Loujain al-Hathloul, Eman al-Nafjan, Aziza al-Yousef y Samar Badawi, fueron detenidas entre mayo y julio de 2018, tras protagonizar varias protestas.

placeholder Loujain al-Hathloul, en el parque de El Retiro (Madrid), hace tres años. (Redes)
Loujain al-Hathloul, en el parque de El Retiro (Madrid), hace tres años. (Redes)

Desde entonces permanecen en prisión sin haber sido juzgadas. Lina al-Hathloul recordaba en Twitter, el 25 de abril, cual era la dramática situación de su hermana Loujain, de 30 años: “Ramadán detrás de los barrotes. Dos años de detención arbitraria. Sin juicio. 8 meses de aislamiento solitario. Sin visitas”.

Díscola pero inofensiva

La interna de Al Hayar es, desde luego, un miembro incómodo de la familia real por su preocupación por los derechos humanos y sus ideas reformistas formuladas con prudencia en artículos en 'Al Medina' o 'Al Hayat', periódicos de su país, y con más contundencia en entrevistas en medios de comunicación anglosajones como 'The Independent', 'Vanity Fair' o la BBC. Lleva años abogando por convertir a Arabia Saudí en una monarquía constitucional y ha mostrado además su desacuerdo con la intervención saudí en la guerra de Yemen.

Aunque fuera díscola, la princesa no suponía ningún peligro para la monarquía saudí ni las ambiciones de MBS de heredar el trono cuando fallezca su padre. De ahí que su envío a prisión resulte difícil de comprender y más cuando ahonda las divisiones en la numerosa familia real saudí.

placeholder La princesa Basma. (Cordon Press)
La princesa Basma. (Cordon Press)

Por un lado, el príncipe heredero trata de mejorar la reputación de su reino, después del brutal asesinato del disidente Jamal Khashoggi, en octubre de 2018 en Estambul. Atrajo, por ejemplo, a golpe de talonario la Supercopa de España e impulsa ahora la compra del Newcastle, un equipo que juega en la Premier League británica. Pero, por otro lado, manda encarcelar a una prima que no ha cometido delito alguno empañando aún más la imagen de la monarquía saudí.

Primero puso mensajes asépticos reivindicando su puesta en libertad, pero con la llegada del mes de ramadán, en el que los musulmanes ayunan durante las horas de luz, la princesa Basma bint Saud bin Abdulaziz Al Saud, de 56 años, apela ahora a los sentimientos religiosos de aquellos que la han encarcelado. Les ruega que sean misericordiosos y que la liberen.

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