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Los 4 españoles que estuvieron en la boda de Guillermo y Kate: "A ella se la veía nerviosa"
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ANIVERSARIO

Los 4 españoles que estuvieron en la boda de Guillermo y Kate: "A ella se la veía nerviosa"

Ha pasado una década desde el enlace real pero Manuel Colonques, dueño de Porcelanosa, lo recuerda como si fuera ayer. Hablamos con él de aquel histórico día

Foto: Manuel Colonques y Pedro Pesudo, con sus esposas Delfina y Ellia. (Foto: Porcelanosa)
Manuel Colonques y Pedro Pesudo, con sus esposas Delfina y Ellia. (Foto: Porcelanosa)

Hace diez años se casaban en la abadía de Westminster el príncipe Guillermo y Kate Middleton, que a partir de ese día se convirtió en Catherine, duquesa de Cambridge. Era la primera boda real de un heredero del trono británico después de la de sus padres. En ambos casos, Londres se vistió de fiesta y la reina Isabel sacó a la calle todo el colorido que acompaña a Su Graciosa Majestad y su familia. Según las informaciones publicadas en días posteriores, el coste del enlace superaba los veinticinco millones de dólares, hubo dos mil doscientos millones de espectadores y se contabilizaron mil novecientos invitados presenciales. Testigos de excepción para este acontecimiento real. Y lo más llamativo es que, entre los privilegiados que acudieron ese 20 de abril a la abadía, se incluyeron cuatro españoles, que no pertenecían ni a la realeza ni al mundo aristocrático o diplomático.

Se trata de Manuel Colonques (dueño de Porcelanosa), que asistió con su mujer Delfina, y de Pedro Pesudo (directivo de la firma y cabeza visible de la empresa en el Reino Unido), que acudió junto a su mujer, Elia Villamón. Llegaron el viernes y se alojaron en el hotel Ritz, de donde salieron a las nueve de la mañana de ese lunes para dirigirse al lugar de la liturgia nupcial. Los caballeros vestían un impecable chaqué, como dictaba el protocolo, y las damas lucían diseños de modistos españoles.

placeholder Los cuatro españoles en el enlace real. (Foto: Porcelanosa)
Los cuatro españoles en el enlace real. (Foto: Porcelanosa)

Looks para una boda real

Delfina Sanz eligió un imponente traje rojo de Lorenzo Caprile, una pamela de Michael Meyer y zapatos de Magrit, que con el tiempo se convirtieron en el calzado preferido de la hoy reina Letizia. Elia Villamón también utilizó esa marca para el gran día que acompañó con un vestido en gasa azul celeste de Eduardo Ladrón de Guevara y pamela de Philip Treacy, adquirida en Sevilla a la sombrerera sevillana Reyes Hellín.

Una década después, Manuel Colonques ha querido recordar para Vanitatis esos días en los que Londres se vistió de fiesta y los ciudadanos salieron a la calle para festejar al nieto de su reina. “Nosotros llegamos a las 9:49 y la ceremonia comenzó, con total puntualidad, a las 12 del mediodía. A todos los invitados, a su llegada, se les entregaba un programa que detallaba toda la ceremonia, incluyendo la letra de las canciones, el proceso de matrimonio, himnos, oraciones... Desde dentro de la abadía, se podía percibir la llegada de personalidades como la reina Isabel II, el novio, el príncipe de Gales y, por supuesto, la novia, Kate Middleton. A ella se la veía un poco nerviosa. Los gritos de la gente se oían a través de los muros de la imponente abadía”.

[Dale al play para ver la entrada de los cuatro en Westminster]

El presidente de Porcelanosa recuerda la hora exacta en la que llegó el príncipe Guillermo acompañado de su hermano Enrique. Todos los tiempos estaban medidos: “Aparecieron sobre las 10:30 y estuvo en su sitio preparado para recibir a la novia, aunque charlando con invitados allegados. Uno de los momentos más emotivos fue la entrega de anillos. Guillermo estaba nervioso al intentar colocar la alianza en el dedo de su mujer. Fue todo muy bonito y espectacular. Además, los días anteriores Londres fue una fiesta. Las calles estaban llenas de gente que guardaban el sitio por donde iba a pasar el cortejo con tiendas de campaña. La bandera británica estaba por todas partes. El pueblo inglés se volcó con el evento y se podían ver miles de referencias al enlace en las calles, los comercios y especialmente las tiendas de souvenirs”.

Los dos matrimonios regresaron a España al día siguiente felices de haber compartido un momento histórico.

La amistad con Carlos

El empresario mantiene una relación personal y amistosa con el príncipe de Gales, y de ahí el detalle del futuro rey de contar con ellos en las celebraciones nupciales y, por supuesto, en la liturgia religiosa. Colonques y su familia contribuyen económicamente, desde hace muchos años, con la fundación que preside el hijo de Isabel II. Los primeros contactos entre el príncipe y el dueño de Porcelanosa se remontan a los 80. Después, la conexión empresarial derivó en un vínculo más íntimo. De hecho, el secretario del heredero ha estado presente en las bodas de los hijos del matrimonio Colonques.

placeholder Manuel y su esposa, llegando a Westminster. (Foto: Porcelanosa)
Manuel y su esposa, llegando a Westminster. (Foto: Porcelanosa)

En 1998, una delegación de Porcelanosa vivía, con mucha tensión, la primera cena con el príncipe de Gales. Así lo explica a Vanitatis el presidente de la firma azulejera: “Desde ese momento hasta ahora, se ha forjado una gran amistad. Incluso en el año 2001, visitó las instalaciones de la empresa en Vila-real. Ese mismo año, se diseñó el jardín de Porcelanosa, que el propio príncipe de Gales supervisó durante su visita”. Como anécdota, señalar que ese jardín de inspiración árabe diseñado por él participó en el Chelsea Flower Show, donde obtuvo la medalla de plata. Ahora se puede visitar en Highgrove.

Hace diez años se casaban en la abadía de Westminster el príncipe Guillermo y Kate Middleton, que a partir de ese día se convirtió en Catherine, duquesa de Cambridge. Era la primera boda real de un heredero del trono británico después de la de sus padres. En ambos casos, Londres se vistió de fiesta y la reina Isabel sacó a la calle todo el colorido que acompaña a Su Graciosa Majestad y su familia. Según las informaciones publicadas en días posteriores, el coste del enlace superaba los veinticinco millones de dólares, hubo dos mil doscientos millones de espectadores y se contabilizaron mil novecientos invitados presenciales. Testigos de excepción para este acontecimiento real. Y lo más llamativo es que, entre los privilegiados que acudieron ese 20 de abril a la abadía, se incluyeron cuatro españoles, que no pertenecían ni a la realeza ni al mundo aristocrático o diplomático.

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