Blanca y radiante: el guiño de Guillermo y Kate Middleton a su boda, diez años después

Falta apenas un mes para que el príncipe Guillermo y Kate Middleton celebren sus diez años de matrimonio. Un aniversario que este martes ha estado muy presente en el último compromiso público de los duques de Cambridge, que han celebrado el Día Nacional de Reflexión, una jornada que ha servido para recordar a las víctimas del covid y agradecer sus esfuerzos al personal sanitario. En el caso de Kate y Guillermo, han encendido una vela en su memoria y hecho una ofrenda floral, y además han podido realizar una visita a un centro de vacunación situado en una zona de la abadía de Westminster, el mismo lugar donde se casaron y donde han reproducido, sin poder evitarlo, una de las imágenes más icónicas de aquel día, que sumado al atuendo blanco de Kate ha resultado como un pequeño guiño al día de su boda.

La pareja ha recorrido el mismo pasillo que recorrieron aquel 29 de abril de 2011, por primera vez juntos como una pareja casada. Un pasillo que este martes presentaba un aspecto muy diferente, con las tribunas vacías y sin ningún miembro de la familia real que, hace casi diez años, era testigo de una de las bodas del siglo. Pero la imagen que ambos han podido reproducir era parecida, mirándose a los ojos y felices, y con una Kate blanca y radiante, con un atuendo que -intencionadamente o no- nos evocaba directamente al día de su enlace. Un outfit que, como casi todos los que lleva de un año a esta parte, quedaba algo deslucido por la mascarilla obligatoria, sin la que ya es raro verla fuera de casa.

La duquesa de Cambridge ha elegido una de sus firmas favoritas, Catherine Walker, con un abrigo en color blanco con estampado de jacquard y a juego con el vestido, con un ligero relieve en la tela y con el cierre central haciendo originales ondas. Kate ha combinado este diseño nuevo en su armario con los zapatos en color camel que estrenaba la semana pasada y con una cartera de Metier, concretamente el modelo Roma en el mismo color, que ya le vimos durante el Royal Tour de diciembre. El corte y el estampado en relieve del abrigo nos recuerda mucho a uno que tiene la reina Letizia en color rosa, con encaje superpuesto en la parte central y firmado por Valera, que estrenó en una visita a Salamanca en 2016, cuando amadrinó el acto de entrega de la Bandera Nacional y que rescataba dos años después para la entrega del Premio Cervantes.

Pero, independientemente de atuendos, la aparición pública de este martes de los duques de Cambridge era bastante significativa. Lejos de haberse acabado la polémica por la entrevista que Meghan y Harry ofrecieron a Oprah Winfrey, se sigue esperando con gran expectación cada una de sus citas públicas, que después de varias semanas en confinamiento son cada vez más frecuentes. Aunque en esta ocasión no había apenas medios convocados para esta cita, por lo que no ha habido posibilidad de preguntar de nuevo al príncipe Guillermo, la única persona de la familia real que se ha pronunciado hasta la fecha sobre el tema, con un tajante "no somos una familia racista" que intentaba aclarar las acusaciones que hicieron los Sussex. Unas acusaciones, por otro lado, a las que no quisieron poner nombre y apellido, pero que se dan por hecho que se referían al propio duque de Cambridge, por las campañas en su defensa que se han hecho tanto en la prensa británica como en las redes sociales.

Esta cita de los duques de Cambirdge se da, además, justo después de conocerse que la reina Isabel II ha nombrado al futuro heredero como lord alto comisionado de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, un acontecimiento que se celebra anualmente y que dura una semana. Y eso significa, básicamente, que el príncipe Guillermo representará a la reina Isabel en esta asamblea, por lo que recibirá los mismos honores que ella en la capital escocesa, es decir: guardia de honor, saludo de 21 y salvas y la llave de la ciudad de Edimburgo, además del permiso de la monarca para alojarse en el palacio de Holyrood. A cambio, él tendrá que informar a su abuela, la reina Isabel, del desarrollo de cada reunión. Pero lo más importante es que este cargo demuestra la enorme confianza que deposita en su nieto y futuro heredero, también alimentada por la ausencia del príncipe Harry y el desarrollo de los acontecimientos desde que los Sussex decidieran abandonar la Casa Real.