Los problemas a los que se enfrentan los protagonistas del primer vientre de alquiler royal

La gestación subrogada es una práctica en uso en todo el mundo, aunque genera mucho debate. En España lo hemos visto recientemente con el caso de Ana Obregón, quien ha ido un paso más allá y, cumpliendo con la última voluntad de su hijo Aless Lequio, ha utilizado el semen de este para que tenga descendencia, una niña llamada Ana Sandra, que, según la propia presentadora, en pocas semanas residirá en España sin problemas.

Si bien en nuestro país existe un vacío legal en cuanto a los vientres de alquiler, pues aunque es una práctica ilegal en nuestras fronteras, sí se registra a los bebés que vuelven con una sentencia judicial o un documento de otro país, como en el caso de Obregón en Estados Unidos, hay otros países que rechazan totalmente la gestación subrogada, como es el caso de Alemania, donde residen los protagonistas del primer vientre de alquiler royal.

De hecho, él es desde hace unos años jefe de la casa de Sayn Wittgenstein Berleburg, una de las que tiene más historia del país. Por motivos que más adelante detallaremos, el príncipe Gustav no pudo casarse hasta 2022 con Carina Axelsson, su novia de toda la vida. Ahora, a los 54 años, han decidido dar el paso de ser padres por gestación subrogada, debido a motivos obvios de edad.

Una decisión que anunciaban este mismo martes: "La princesa Carina y el príncipe Gustav Sayn Wittgenstein Berleburg están esperando su primer hijo para principios de verano. La pareja ha recurrido a la gestación subrogada. La princesa Carina y el príncipe Gustav están felices por esta oportunidad y están agradecidos con aquellos que les han ayudado a encontrar una manera legal de llevar esto a cabo. Por el bienestar del bebé, absténgase de hacer más preguntas. Más información se publicará a su debido momento".

Y es precisamente en ese "manera legal" donde nos queremos detener. Como hemos mencionado, en Alemania los vientres de alquiler son ilegales, pero hay más. Tampoco se deja que vayan niños de otros países y se registren sin ningún tipo de problema. Según la ley alemana, quien da a luz a un bebé es su madre, y así consta en los papeles, por lo que se desconoce cómo lo harán los príncipes para que Carina figure como la progenitora.

Ni aunque los óvulos pertenezcan a la princesa, imaginamos que congelados a su debido momento, pues ahora tiene 54 años, se considera que es madre de ese bebé. "De acuerdo con la ley alemana, la madre de un niño es la mujer que lo dio a luz, es decir, la madre sustituta y no la madre intencionada. Esto significa que una futura madre alemana no está relacionada con el niño según la ley alemana y, en consecuencia, no transmite la ciudadanía alemana al niño", puede leerse en la web del Ministerio de Exteriores de Alemania.

La cosa cambia con el padre. Si nos ponemos en el supuesto de que el material genético es del príncipe Gustav, sí constará en los papeles que él es su padre. Una desigualdad en cuanto a la relación legal que tendrán los príncipes con su futuro hijo. Lógicamente, las preguntas al Palacio de Berleburg se han sucedido durante todo el martes; sin embargo, de momento prefieren el silencio.

Quien sí se ha manifestado ha sido la Casa Real danesa, que ha asegurado "estar muy feliz por la pareja". Gustav es hijo de la princesa Benedicta de Dinamarca, y por lo tanto, sobrino de Margarita II y primo hermano de Federico y Joaquín. Quedan aún muchas dudas por resolver. A pesar de que ya han anunciado que el bebé es un niño, ¿heredará los derechos sucesorios de la casa Sayn Wittgenstein Berleburg? ¿Será Carina la madre legal del pequeño? ¿Seguirán residiendo en Alemania o se mudarán a otro país donde las leyes de gestación subrogada sean diferentes?

Una historia de amor prohibido

A pesar de formar una pareja de lo más estable, el príncipe y Carina no podían dar el paso de casarse por motivos que se remontan a la Segunda Guerra Mundial. Para entender la historia del príncipe tenemos que remontarnos a Gustav Albrecht, el abuelo paterno de Gustav, quien fue un alto general del ejército alemán y mantenía una estrecha relación con el nazismo. Tanto es así que antes de morir dejó estipulado en su testamento que ninguno de sus herederos podría casarse con una mujer que no fuera noble y de raza aria so pena de perder su título, la jefatura de la casa Sayn Wittgenstein Berleburg y el castillo que poseen.

El primogénito de Gustav Albrecht, Richard, quien fallecía en 2017, cumplió a rajatabla con estas normas al contraer matrimonio con una de las princesas más cotizadas de Europa: Benedicta de Dinamarca, que compartió aquel conocido crucero organizado por Federica de Grecia, la madre de la reina Sofía. Sin embargo, su nieto Gustav se enamoró de una mujer que no tiene ninguna de estas características; Carina no es aria ni de la nobleza. Por ello, durante años han vivido juntos, pero sin darse el 'sí, quiero'. Sobre ello hablaba la propia Carina en 2016: "Me da igual no estar casada con Gustav. Él es el hombre de mi vida y con quien quiero estar".

Nadie de los Sayn Wittgenstein Berleburg apoyaba esa ley obsoleta, y toda la familia se volcó con Gustav cuando decidió llevar el asunto a los tribunales para que la Corte Suprema alemana tomara cartas en el asunto. No ha sido ese el único problema dinástico al que se ha enfrentado Gustav. Tras la muerte de su padre en febrero 2017, al príncipe le surgió un nuevo problema. Su tío Ludwig-Ferdinand reclamó la herencia, asegurando que él era el legítimo heredero. El caso ha estado tres años en la justicia, y aunque el Tribunal de Berleburg le dio la razón a Gustav, el otro recurrió. No fue hasta el verano de 2020 cuando el Tribunal de Apelación de Renania del Norte-Westfalia lo confirmaba como heredero absoluto y, además, rescindía el testamento de su abuelo.

En 2022, Gustav y Carina pasaban por el altar y ahora, un año después, esperan ya su primer hijo.