Charlène y Alberto de Mónaco en el rugby: vestidos a juego, risas y la 'Macarena'

Nueva aparición pública conjunta y nueva oportunidad para escrutar cómo es realmente su relación, ya que los rumores de crisis siguen persiguiéndoles, convertidos en su sombra casi desde que se casaron. Pero lo cierto es que en esta ocasión no hemos visto gestos que indiquen que ella estaba incómoda o que su matrimonio no es tan bueno como nos quieren hacer creer. Charlène y Alberto de Mónaco disfrutaban de un torneo de rugby con sus hijos este sábado y no solo iban vestidos a juego, sino que incluso la princesa se atrevió con el baile de la 'Macarena'.

La presencia de ambos era casi obligada. Primero, porque era el trofeo Santa Devota, la patrona del principado. Segundo, porque también lo organizaba la fundación Princesa Charlène. Pero era una de esas citas que no por ser obligatoria era menos divertida. Además, dado el cargo que tienen en la entidad Gareth y Sean Wittstock, los hermanos de la sudafricana, en la entidad, también estaban presentes. Así que casi fue más una fiesta deportiva para Gabriella y Jacques con todos sus primos, siempre invitados a este tipo de eventos oficiales de la agenda del príncipe Alberto.

Como decíamos, en las gradas se veía a una pareja cómoda y completamente combinados. Es más, los dos vistieron con camisa o camiseta blanca y la chaqueta del equipo de rugby, en color azul marino con toques rojos en los ribetes. Un color que Alberto combinaba con la corbata y Charlène con labios y uñas. Además, también parecían de acuerdo para ponerse y quitarse las gafas de sol, un complemento de estilo retro con cristales ahumados en el caso de la exnadadora.

Y tanto sus dos hijos como sus sobrinos hicieron del blanco el color protagonista, no sabemos si por protocolo o por casualidad, aunque Gabriella se abrigó con una chaqueta en azul marino y Jacques con una americana algo más clara. En lo que sí se pusieron de acuerdo los dos hermanos era en querer estar todo el rato con su madre. Está claro que en el último año han recuperado el tiempo perdido en el 2021, cuando Charlène permaneció tantos meses en Sudáfrica por una infección y los problemas de salud derivados de ella. Pero parece que nunca tienen suficiente y los dos estuvieron completamente pegados a la princesa.

Este torneo, que se celebra desde hace diez años, se convierte más en una fiesta que en un evento meramente deportivo. Y pudimos comprobarlo al finalizar. Charlène era la encargada de entregar los diferentes trofeos, un momento muy distendido que termina con los participantes en el césped del estadio Luis II celebrándolo. Lo que quizá no esperaban los presentes es que los príncipes de Mónaco se unieran al jolgorio y se arrancaran a bailar, si no con la música de la 'Macarena' sonando, sí al menos la coreografía que triunfó hace unas décadas en Estados Unidos al ritmo del remix.

Brazos extendidos, brazos en la nuca, movimientos de cadera... Alberto y Charlène hicieron todo el repertorio entre risas y demostrando que también saben salirse de los protocolos y etiquetas de Palacio. Un punto sobre el que siempre se había criticado a la sudafricana, ya que se la acusaba de ser más divertida y simpática solo cuando estaba en su tiempo libre, mientras que se mostraba absolutamente incómoda en actos oficiales.

Esto ha cambiado bastante en los últimos tiempos y se suma a que el matrimonio se muestra mucho más cómplice en cada una de sus apariciones. Un gesto que, forzado o no, ayuda a calmar los rumores de crisis, tan constantes e insistentes que incluso Palacio se ha visto forzado a desmentirlos.