La salud de Mohamed VI, capítulo III: su nueva aparición pública genera más preocupación

El rey de Marruecos estuvo varios meses en su residencia de Gabón, sin apenas actividades oficiales. Y fue retomar su actividad pública el pasado marzo, con esa reconciliación escenificada con Pedro Sánchez, y que no tardara en hablarse de nuevo sobre su aspecto y de su condición física. Y su última cita oficial no ha conseguido que se calmen los comentarios, muy al contrario. Estamos ante un nuevo capítulo sobre la salud de Mohamed VI, ya que su nueva aparición pública ha generado aún más preocupación. El escenario, la inauguración de la Ciudad de los Oficios y Habilidades en Rabat, donde además se dio un baño de masas, con el que no estaba del todo a gusto, como ahora veremos.

Cansado, muy delgado y con una actitud que no se corresponde con la de una persona activa y saludable. Sus imágenes en este acto no han parado de generar titulares. Desde la evidente pérdida de peso hasta la forma de andar, casi arrastrando los pies. Y todos sabemos que la salud del monarca alauita no es la más envidiable, puesto que ya ha tenido que ser operado del corazón en un par de ocasiones e incluso algunas enfermedades, a priori menos alarmantes, le han hecho cancelar citas oficiales 'in extremis'. Pero, desde luego, el vídeo publicado de esta inauguración a la que asistió no deja lugar a dudas de que no pasa por su mejor momento físico.

Si han visto hasta el final del vídeo, se habrán dado cuenta de ese detalle que indica que, ciertamente, lo de estrechar manos a las multitudes no es su actividad favorita. Y es que terminada la inauguración de la Ciudad de las Artes y los Oficios en Rabat, tocaba agradecer el cariño de todos los que quisieron acercarse hasta allí. Agradecer a su manera, claro está. La forma de estrechar las manos no está precisamente dentro de los libros de buenos modales y protocolos, y Mohamed VI no consintió que le besaran la mano, retirándola enseguida cuando vio que algunas mujeres tenían intención de hacerlo.

Más allá de gestos con los que muestra su incomodidad, con esta tercera aparición pública desde que regresara a su país -la primera, con Pedro Sánchez, la segunda, presentando el primer coche de fabricación marroquí-, está confirmado que ha quedado ya muy atrás esa figura más redonda del monarca que lo caracterizó durante años. Ahora, vemos a un Mohamed VI totalmente cambiado, muy delgado y mostrando la pérdida de peso tan evidente que ha experimentado en los últimos tiempos.

La duda es si la agenda tan escasa que tiene -aunque ahora algo más activa, mucho más relajada que en general todos sus homólogos europeos- es precisamente por esos problemas de salud o, simplemente, porque considera que es suficiente con esos actos públicos y que los miembros de su familia son más que capaces de representarle en sus funciones. Una gripe fue la causante de que tuviera que anular una visita oficial a Senegal el pasado mes de febrero, por ejemplo, pero hace unos días fue su hijo mayor, el príncipe Hassan, el encargado de presidir la celebración de las Fuerzas Armadas, una cita que, por su papel institucional, tendría que haber afrontado el monarca alauita.

Además de su heredero, Mohamed VI tiene también un gran apoyo institucional en sus hermanas, que tuvieron que asumir muchas más actividades tras el divorcio de Lalla Salma. Sin irnos muy lejos en el tiempo, la princesa Lalla Hasna fue la encargada de recibir a Jill Biden, de visita en el país, este fin de semana. Y era Lalla Meryem la anfitriona de la reina Máxima de Holanda cuando también viajó al país de forma oficial durante la ausencia del monarca.