La boda de Alexia de Grecia y Carlos Morales hace 25 años: del accidente que la puso en jaque al pamelón con plumas de la infanta Elena
La hija del rey Constantino de Grecia y Carlos Morales celebran este martes sus bodas de plata. Recordamos las curiosidades y anécdotas de un enlace que estuvo en peligro
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Un incidente en un barco, una clavícula rota y un brazo en cabestrillo estuvieron a punto de estropear el que fue considerado el enlace del año en 1999. Hablamos de la boda de Alexia de Grecia, de la que se cumplen este martes 25 años. Finalmente, a pesar del accidente que la princesa sufrió un mes antes, se celebró tal y como estaba previsto, con miembros de muchas casas reales europeas y grandes curiosidades, como el pamelón con plumas que lució la infanta Elena. Un detalle para no olvidar.
La pareja se había conocido en 1994, en unas regatas. Casi entorno obligado debido a la afición que tiene la familia real griega por el deporte náutico, compartida con la española. De hecho, el rey Constantino participó en los Juegos Olímpicos de 1960, ganando una medalla de oro.
Curiosamente, la misma afición puso en peligro la boda de Alexia de Grecia y Carlos Morales, solo un mes antes del gran día. Todo estaba ya prácticamente preparado en la catedral de Santa Sofía en Londres, las invitaciones a las casas reales europeas enviadas. Y un choque fortuito en el mar estuvo a punto de dar al traste con los planes.
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La pareja participaba en la regata Conde de Godó de vela cuando su embarcación chocó con otra y ambos resultaron heridos. Ella sufrió una fractura de clavícula; él, una fractura del polo inferior de la rótula derecha. Alexia tuvo que estar unos días en el hospital y se vio obligada a llevar el brazo en cabestrillo durante algunas semanas. Nada excesivamente grave, si no fuera porque su boda estaba a la vuelta de la esquina y no estaba muy claro que pudiera llegar al altar luciendo en condiciones su vestido de novia.
Pero afortunadamente, así fue. La hija mayor de Constantino de Grecia pudo llegar a la iglesia de Santa Sofía sin cabestrillo y luciendo un diseño de líneas minimalistas, quizá uno de los más sencillos que hemos visto en el mundo royal. Quería dar todo el protagonismo a la tiara y el velo, dos piezas muy especiales que habían pertenecido a Margarita de Connaught y que habían llevado tanto su madre, la reina Ana María, como su abuela, la reina Ingrid, en sus respectivas bodas.
Al enlace acudieron todas las familias reales europeas. Constantino llevaba décadas sin ocupar el trono griego y estaba en el exilio, pero para el Gotha seguía recibiendo el mismo tratamiento y respeto que si fuera el monarca. Tras el servicio religioso, que se celebró por el rito ortodoxo, tuvo lugar una recepción en la casa de Kenwood, en Hampstead Heath, donde estaba instalada la familia griega en la capital británica.
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Fueron muchos los nombres que celebraron el amor de Alexia de Grecia y Carlos Morales, quienes optaron por vivir desde entonces de la forma más discreta posible que les dejaba la sangre real de la novia. No faltaron, por ejemplo, miembros de la familia real de Bulgaria, los reyes suecos o la monarca británica, con sus característicos tonos vivos.
Y por supuesto, las familias reales de España y Dinamarca, dado el parentesco con Alexia. Entre todos ellos, destacaron dos nombres especialmente. Por un lado, la infanta Cristina, embarazada entonces de su primer hijo, Juan, que nacería dos meses y medio después. Por otro, la infanta Elena, que acaparó buena parte de los titulares por su look.
En bodas reales, la hija mayor de los reyes Juan Carlos y Sofía siempre ha destacado, habitualmente con más halagos que críticas. Y en esta ocasión, el pamelón con plumas de la infanta Elena hizo que no pasara precisamente desapercibida.
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Junto a su entonces marido, Jaime de Marichalar, y con su primogénito como otro de los protagonista, doña Elena se llevó no pocos focos. Escogió un dos piezas en tono muy claro -incluso podría confundirse con el vetado blanco para las invitadas de boda-, con ribete adornado, collar de perlas de doble vuelta y una enorme flor en la solapa a modo de broche, casi marca de la casa. Zapatos de estampado floral y combinados con el bolso, un icónico modelo de Dior de los muchos que tiene.
Un atuendo que podría pasar por discreto y sencillo, si no fuera por el complemento estrella. La infanta Elena decidió seguir la etiqueta que exigía a las damas tocado o sombrero y colocarse uno XXL con plumas, muy atractivas para el pequeño Froilán, que apenas había cumplido un año de edad y estaba absolutamente hiptonizado por el movimiento, intentando tocarlas cada vez que su madre se descuidaba.
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Ni el amarillo de la reina Isabel ni la elegancia de Noor de Jordania consiguieron eclipsar su presencia, pamelón mediante. Lo curioso es que otra de las invitadas lució un sombrero muy parecido al suyo: María Clara Pesantes, la madre de Marie-Chantal Miller, eligió el mismo tipo de tocado. A pesar de la complicación y sin tener en cuenta que podrían restar visibilidad a quienes se sentaran detrás.
Con buena visilibidad o no, lo cierto es que Alexia de Grecia y Carlos Morales pudieron celebrar su boda recuperados, sin cabestrillos ni muletas. Hoy viven instalados en Lanzarote como uno de los grandes apoyos de la infanta Cristina, aunque siempre desde la discreción.
Un incidente en un barco, una clavícula rota y un brazo en cabestrillo estuvieron a punto de estropear el que fue considerado el enlace del año en 1999. Hablamos de la boda de Alexia de Grecia, de la que se cumplen este martes 25 años. Finalmente, a pesar del accidente que la princesa sufrió un mes antes, se celebró tal y como estaba previsto, con miembros de muchas casas reales europeas y grandes curiosidades, como el pamelón con plumas que lució la infanta Elena. Un detalle para no olvidar.