La princesa Mette-Marit se evade por un día del caso Marius y asiste a la entrega del Nobel de la Paz

La ceremonia de los Premios Nobel 2024 celebra este martes la entrega de sus galardones. Diez hombres y una sola mujer que reconocen los triunfos en ámbitos como la ciencia o la literatura. La entrega del Premio Nobel a la Paz, a diferencia del resto de categorías, tuvo lugar en el Ayuntamiento de Oslo, Noruega, esta mañana. El fallo recayó a la asociación japonesa de supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.

El acto fue presidido por el rey Harald y la reina Sonia de Noruega, quienes estuvieron acompañados por el príncipe Haakon y su esposa, la princesa Mette-Marit. Previo a su entrada al consistorio, mantuvieron un encuentro privado con Terumi Tanaka, Shigemitsu Tanaka y Toshiyuki Mimaki, representantes de la asociación.

Sonia de Noruega aprovechó la ocasión para reutilizar un conjunto turquesa de Emilio Pucci que perteneció a la colección de 2010. Un diseño con chaqueta de noche de corte peplum y falda recta, que utilizó por primera vez en la misma gala de los Premios Nobel en 2013.

Por otro lado, la princesa heredera optó por un abrigo con cuello tortuga de Valentino elaborado en lana marfil bordada, inspirada en el ambiente romántico y con detalles ornamentales. Una pieza de la colección de Otoño/Invierno 2012 de la marca italiana que estaba inspirada en los trajes folclóricos tradicionales.

Mette-Marit combinó dicho abrigo con pantalones blancos y bolso de mano en color burdeos y efecto cocodrilo. Asimismo, escogió por primera vez tacones para este tipo de evento y optó por un modelo en color beige.

Mette-Marit se encuentra en el ojo del huracán mientras continúan las acusaciones contra su hijo, Marius Borg. Su primogénito está acusado de agresión y violación a la espera de juicio, aunque ya pasó una semana en prisión preventiva tras declarar ante el juez. Durante estos meses, además, el joven ha infringido la orden de alejamiento impuesta en los tribunales.

Esta situación, de la que prácticamente cada semana siguen saliendo titulares y novedades, ha provocado que Mette-Marit haya limitado sus apariciones públicas y que las pocas que no ha podido evitar hayan estado muy limitadas en cuanto al acceso a la prensa y sobre todo con respecto a las preguntas que podían hacérsele.