Los secretos de la familia real belga, revelados en un nuevo libro: de la verdadera reina en la sombra al vínculo que unía a Matilde y Fabiola

Wim Dehandschutter es uno de los periodistas que mejor conoce a la familia real belga. Y prueba de ello es que cubre casi todos sus actos, así como sus viajes al extranjero. Ahora, ha decidido plasmar todo su conocimiento en un nuevo libro, 'Achter de muren van het Paleis', que en español se traduce como 'Detrás de los muros de Palacio'. Para conocer más acerca de Felipe, Matilde y su familia, Vanitatis ha entrevistado a Dehandschutter, quien no solo nos ha revelado secretos de la casa real, también nos ha hablado del futuro de la monarquía en Bélgica.

Pregunta: ¿Cuánto tiempo llevas cubriendo los actos de la familia real como periodista?

Respuesta: Hice mi primer gran reportaje sobre la realeza en 2003, cuando tenía 22 años y era un periodista novato. Fue sobre el nacimiento del príncipe Gabriel, el segundo de los cuatro hijos de Felipe y Matilde. En ese momento, Felipe dio una conferencia de prensa en el hospital. He estado siguiendo a la familia real como especialidad desde al menos 2011. Y desde 2022 trabajo para 'DPG Media' y soy el único periodista profesional en Bélgica que cubre los actos de la familia real a tiempo completo.

P: ¿Te ha proporcionado Palacio información o ayuda para escribir el libro?

R: Una pregunta que me han hecho con sorprendente frecuencia es si he tenido que pedir permiso al rey para escribir un libro sobre él. La respuesta es no. 'Detrás de los muros del Palacio' se basa en mi trabajo de recopilación de noticias, experiencias y contactos personales durante las últimas dos décadas.

La familia real es como una fortaleza impenetrable, especialmente cuando se trata de la vida privada del rey y su familia. Me ha costado años formar una imagen precisa de esta familia tan especial. Durante mis más de setenta viajes al extranjero, he podido observar a Felipe, Matilde y otros miembros de la familia real, entrevistarlos y hablar con ellos de manera informal. De igual manera fueron importantes mis conversaciones con el círculo cercano de la pareja.

Durante mi carrera como reportero de la realeza y durante la extensa investigación para este libro, consulté a empleados y personas cercanas al rey y la reina, quienes, basándose en la confianza mutua y el anonimato, me proporcionaron la mayor cantidad posible de información.

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P: ¿Cómo describirías la relación entre el rey y la reina?

"¿Son Felipe y Matilde una pareja feliz?". Me hacen esa pregunta con sorprendente frecuencia, mientras que nadie parece tener dudas al respecto cuando se trata del rey Guillermo Alejandro de los Países Bajos y la reina Máxima. Todo el mundo, aparentemente, da por sentado que ellos son felices. Y lo transmiten. Puedo imaginar de dónde vienen las reservas sobre Felipe y Matilde. Aún no está claro cómo se conocieron. Y el día de su boda, el novio besó a su nueva esposa de manera muy discreta en la mejilla. Pareció un gesto obligatorio, con poca pasión.

No estoy dentro de su dormitorio, pero incluso si su matrimonio fue arreglado por casamenteros reales, creo sinceramente que Felipe y Matilde tienen una relación sólida. Brillan el uno al lado del otro, y eso no se puede fingir durante años. La manera en la que ella le rodea cariñosamente el hombro con su mano durante las sesiones de fotos, inclina ligeramente la cabeza hacia él y luego lo mira con amor: lo hace de corazón. La forma en que él la observa con aprobación en una gala, con una mirada de "te ves radiante con ese vestido de cóctel otra vez’, es totalmente real.

Felipe, soltero hasta bien entrados sus treinta, es consciente de lo mucho que Matilde lo ha liberado. Tuvo una infancia difícil e infeliz, en una familia rota. Alberto y Paola estaban demasiado ocupados con sus amantes, rara vez estaban en casa y tenían problemas matrimoniales. No se ocuparon de sus hijos. Matilde trajo amor y estabilidad a su vida. Le dio cuatro hijos y el sentido de una familia normal, algo que él nunca había conocido. Ahora, Felipe quiere darles a sus hijos lo que él no recibió de sus padres: abrazos, atención y apoyo. Quiere hacerlo mejor que sus padres, según ha dicho en círculos íntimos.

Felipe ha dicho sobre su matrimonio que el amor es un verbo y que la confianza es esencial. Matilde lo ha llamado su mejor amigo y ha confirmado que, después de todos estos años, la confianza sigue presente.

P: ¿Tienen los reyes una buena relación con los miembros de su equipo?

R: Creo que Felipe y Matilde son exigentes con su personal, pero también respetuosos. Prueba de ello es que muchos altos funcionarios de la corte han trabajado en el palacio durante años. El rey Felipe mantiene una estrecha colaboración con su jefe de gabinete. El primero fue Frans van Daele, quien fue nombrado en 2013, cuando Felipe ascendió al trono, y permaneció en el cargo hasta finales de 2017. Ya a principios de la década de 2000, Felipe le había preguntado a este diplomático de alto nivel si estaría dispuesto a asumir el cargo cuando él se convirtiera en monarca. Trece años después, eso se hizo realidad.

Matilde, por su parte, cuenta con una especie de miniempresa propia con una secretaria: Machteld Fostier. Esta diplomática ha estado asistiendo a la reina desde que ingresó en la Corte. A Fostier se la conoce a veces como "la reina en la sombra de Bélgica", porque la verdadera reina no hace nada desde hace un cuarto de siglo sin consultarlo primero con su leal mano derecha.

P: ¿Cómo es un día normal en la vida de Matilde?

R: El día comienza temprano para la reina. En las jornadas en las que tiene una actividad oficial (y será fotografiada y filmada por los medios), su peluquero de confianza va a su casa. Llega alrededor de las 6:30 o 7:00 de la mañana y tarda aproximadamente media hora en arreglar su cabello.

Desayuna con el rey Felipe y la princesa Eléonore, la menor de sus cuatro hijos. Los tres mayores ya no viven en casa a tiempo completo debido a sus estudios. Durante el desayuno, Matilde lee los periódicos y ve las noticias en su teléfono. A las 8:20, Felipe es recogido por su conductor privado para ir a su oficina en el Palacio Real.

Matilde sale un poco más tarde. La reina tiene su propia oficina en el Palacio Real, donde trabaja, consulta con su asesora y recibe invitados. Ella misma decoró el espacio con un estilo sobrio, predominantemente blanco y claro, con algunos toques personales. Uno de los elementos más destacados es –y esto les gustará a los españoles– un busto de la reina Fabiola, la tía de Felipe, con quien Matilde tenía una muy buena relación.

Matilde también pasa mucho tiempo fuera del palacio. Está especialmente activa en áreas como la educación, los derechos de la infancia y las mujeres, y la salud mental. Visita con regularidad escuelas, instituciones de atención y organizaciones sociales. Su Queen’s Aid Fund ayuda a ciudadanos con dificultades económicas, y el Queen Mathilde Fund apoya proyectos dirigidos por jóvenes.

En el pasado, organizaba su agenda para poder recoger a sus hijos del colegio, pero eso ya no es necesario. Cuando no tiene compromisos nocturnos, Matilde disfruta de tiempo de calidad con Felipe. Comen juntos, leen, ven la televisión o hacen deporte.

P: ¿Fue bien recibida Matilde cuando se unió a la familia real? ¿Cómo la trataron sus suegros?

R: Matilde fue presentada como la prometida de Felipe en septiembre de 1999 y se casaron apenas tres meses después, en diciembre de ese mismo año. Entonces estalló la 'Matilde-manía'. La llegada de una joven fresca y elegante aportó entusiasmo en un momento en el que Bélgica aún se estaba recuperando del caso Dutroux (el secuestro y asesinato de niñas por parte del pedófilo Marc Dutroux) y acababa de sumirse en la crisis de la dioxina (un escándalo alimentario relacionado con pollos contaminados).

La perspectiva de la primera boda real en casi cuarenta años fue un alivio para la monarquía. Además, Felipe y Matilde lograron desviar la atención de un nuevo escándalo: el caso Delphine (entonces aún Boël), cuya existencia se reveló en el corto período entre el anuncio del compromiso y la boda. Felipe recuerda sobre todo la reacción positiva del pueblo: "Hubo entusiasmo, grandes expectativas. Los belgas acogieron a mi prometida como si fuera la suya. Eso me acercó más a ellos."

En cuanto a su relación con sus suegros, se sabe que su vínculo con la reina Paola es frío, al igual que la de Felipe con su madre. Su verdadera mentora en la familia real fue la reina Fabiola, quien la consideraba una bendición tanto para Felipe como para la monarquía. A pesar de la diferencia de edad de 45 años, Fabiola y Matilde tuvieron una conexión muy fuerte. Ambas eran profundamente religiosas, estaban comprometidas con la salud mental y compartían una pasión por la música clásica. Pero, sobre todo, ambas amaban a Felipe.

P: ¿Qué opinión tienen los belgas sobre la princesa Elisabeth? ¿Creen que será una buena reina?

R: En el siglo XXI, los monarcas ya no tienen poder real. Las monarquías se han convertido en una especie de telenovela en la que necesitamos identificarnos con los protagonistas. Deben conmovernos, hacernos empatizar con ellos. En mi opinión, la monarquía belga está asegurada con Elisabeth. Es hermosa, encantadora, inteligente, elocuente y sociable. La mejor garantía para el futuro de la corona.

Noto que todo lo que se publica sobre Elisabeth es devorado por los lectores y espectadores. Me di cuenta de ello por primera vez en los días previos a su decimoctavo cumpleaños. La empresa de correos belga iba a emitir un sello conmemorativo para la ocasión. No era una noticia especialmente destacada, pero mi artículo sobre el tema fue el más leído del día.

Su verdadero trabajo aún no ha comenzado, pero el poco que ha hecho hasta ahora demuestra el gran interés que genera. La imagen de la familia real ha llegado a un punto de inflexión. Matilde, quien ha sido el rostro de la monarquía durante un cuarto de siglo, está cediendo gradualmente su papel a Elisabeth. Y la reina también la ayuda a brillar: en las grandes ocasiones, le presta vestidos, pendientes y joyas. Un detalle llamativo es que, en una encuesta anual de una revista belga que elige a las 50 personalidades más importantes del país, Elisabeth ha superado a Matilde durante dos años consecutivos.

Percibo cierta emoción ante la perspectiva de la primera mujer en el trono de Bélgica. Su género juega a su favor, es un factor que genera simpatía. La ahora retirada reina Margarita de Dinamarca lo dijo en su momento: "Una mujer goza de mayor credibilidad." También predijo que su hijo y heredero, Federico, tendría un camino difícil, precisamente porque es hombre y debía suceder a una mujer.

P: ¿Cuándo esperan los belgas que Elisabeth se convierta en reina?

R: Tres cuartas partes de los belgas esperan que Elisabeth ascienda al trono en 2030 o incluso antes, según una reciente encuesta realizada a mil ciudadanos. Personalmente, creo que es demasiado pronto y, suponiendo que Felipe se mantenga saludable, poco realista. Para entonces, la princesa apenas estará en sus veintitantos años, demasiado joven para asumir una tarea de vida tan ardua.

Es probable que Felipe quiera que primero adquiera experiencia como princesa heredera, con actividades tanto dentro como fuera de Bélgica. Tendrá que familiarizarse mejor con el funcionamiento del país, conocer a todas las autoridades y figuras clave. También podrá viajar por el mundo, posiblemente como presidenta honoraria de las misiones comerciales, un rol tradicional para los herederos al trono.

Creo que 2040 es un objetivo más realista. Para entonces, Elisabeth estará en sus treinta y tantos, con una vida privada más establecida. Probablemente estará casada y tendrá hijos que ya no sean bebés. Una situación familiar estable es tan importante como la experiencia laboral y práctica para ser una buena reina. Además, el calendario encajaría mejor para Felipe: en 2040 tendrá alrededor de ochenta años, aproximadamente la misma edad que tenía su padre cuando abdicó. Para entonces, habrá reinado por más de un cuarto de siglo, dejando su huella en la historia de Bélgica y en la monarquía. Matilde tendrá más de 65 años y ambos podrán disfrutar juntos de una vejez tranquila.

P: ¿Le espera un buen futuro a la monarquía belga?

R: Cuando Elisabeth ascienda al trono, es probable que el papel del jefe de Estado haya cambiado. Será menos político, o incluso puramente protocolario. Heredará un país complejo, con contrastes entre flamencos (de habla neerlandesa) y francófonos. Siempre y cuando, claro, Bélgica no se haya desmoronado para entonces y la monarquía siga existiendo. Si algo llegara a suceder, no será culpa de la princesa: tiene una excelente educación, una personalidad fuerte y es querida por la población. Todo indica que estará completamente preparada para su gran misión en la vida.