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Brigitte Bardot, la francesa que calentó a la España puritana
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cumple 80 años este domingo

Brigitte Bardot, la francesa que calentó a la España puritana

Este domingo cumple ocho décadas de vida la que fuese el gran sex symbol francés. B. B. o Brigitte Bardot nunca fue considerada una gran actriz

Este domingo cumple ocho décadas de vida la que fuese el gran sex symbol francés. B. B. o Brigitte Bardot nunca fue considerada una gran actriz pero como personaje es impagable su contribución a la cultura pop del siglo XX. En su momento, protagonizó películas de calidad y otras de peor calaña, grabó discos inenarrables, se casó cuatro veces e hizo que los hombres de medio mundo se derritiesen con la sola imagen de su melena rubia y las sinuosas curvas de su figura. También llegó a visitar España para rodar una película (posteriormente rodaría alguna más) y los españolitos de la época, algo más reprimidos que los del resto de Europa, cayeron igualmente rendidos a sus encantos. La película en cuestión, un spaguetti western que hoy se considera de culto, se llamaba Shalako, la coprotagonizaba Sean Connery y B. B. encarnaba a una condesa rusa que enseña su perfecta espalda en una escena. El emblemático lugar de rodaje: la calurosa y desértica Almería de los años 60.

placeholder La actriz, en una imagen publicitaria (Gtres)

Corría el año 1968 cuando una B. B. de 32 años bajaba del avión que la traía a nuestro país con miles de fans a su alrededor. Una vez llegó a la provincia andaluza, los lugareños se quedaban de piedra cada vez que Bardot bajaba a la playa de San José, a la que solía ir de excursión acompañada de un fotógrafo francés que quería documentar muchos momentos del rodaje teniéndola a ella delante de la cámara. Según decían los habitantes del lugar, parecía tener un pequeño ‘motorcito’ en el trasero, un contoneo especial que, antes de B.B, nadie había exhibido por aquellos lares. Bardot no sólo llamaba la atención de los almerienses sino que también era una rara avis en aquel rodaje de ‘expatriados’. Se trataba de una cinta británica en la que ella era la única francesa del equipo y que estaba dirigida por uno de los famosos ‘diez de Hollywood’ que habían sido acusados de comunistas por el Comité de Actividades Antiamericanas. No se trataba de un director cualquiera, sino aquel que había delatado a sus compañeros para recuperar su propia carrera y se había ganado el calificativo de cobarde para el resto de sus días: Edward Dmytryck. A la Bardot contestataria de los años sucesivos tal vez le habría parecido mal trabajar para aquel hombre, pero en Almería ambos se llevaron muy bien.

B. B. se tomó Almería como un lugar de vacaciones en el que dar rienda suelta a su espontaneidad. Nadie lo supo mejor que los gitanos contratados para interpretar a indios, con los que, entre toma y toma, bailaba flamenco hasta las tantas de la madrugada. Las vacaciones también eran un necesario descanso de su tercer marido, Gunter Sachs, del que se acabaría separando al año siguiente. Tan mal iban las cosas que muchos técnicos del rodaje apostaban dinero sobre cuánto tiempo tardaría la francesa en tener un romance con el hercúleo y muy de moda Sean Connery. Pese a estar en boca de todos, él no solía ser tan sociable durante el tiempo que duró el rodaje. Todo lo contrario que ella, que no sólo acabó siendo ‘adoptada’ por los gitanos del lugar, sino que hacía que las tiendas de la ciudad se llenasen de curiosos cada vez que acudía a comprar algo, como si no fuese consciente de la aureola de fama que la rodeaba en cada extravío público por las calles almerienses.

placeholder La actriz, en la década de los 60 (Gtres)

80 años siendo un icono sexual

Los que ponen en solfa la calidad interpretativa de la actriz siempre esgrimen que apareció, tanto o más que en las revistas cinematográficas, en la prensa del corazón. Razones no le faltaban para hacerlo: descubierta a los 18 años por el que luego sería su primer marido, el director Roger Vadim, se atrevía con la música, con la moda y con todo lo que se le pusiese por delante. Teniendo en cuenta sus famosos vestidos, sus 48 películas y sus dos docenas de canciones, hoy sería vista como uno de los primeros ejemplos de ‘famosa global’. En el 57 el  matrimonio con Vadim se iría a pique y después vendrían Jacques Charrier, con el que estaría casada tres años, hasta 1962, y más tarde Gunter Sachs, con el que estuvo casada el mismo tiempo, separándose en 1969. Parecía que la rubia más deseada a uno y otro lado del charco no tenía demasiada suerte en el amor.

placeholder Una imagen de 1968 (Gtres)

Al igual que otras viejas glorias que se convierten en objeto de parodia, Bardot empezó a serlo en los años 90, cuando los tribunales franceses la condenaron por hacer declaraciones racistas cuando se le ocurrió criticar el islam y su presencia en el país galo. Vino a decir algo así como que estaba “cansada de una población que está destruyendo nuestro país imponiendo sus actos”. La sex symbol tampoco se ha cortado a la hora de mostrar públicamente su defensa de los animales. En 2010 llegó a presentarse a la presidencia francesa por el partido Alianza Ecologista Independiente y es bastante habitual verla en todo tipo de actos relacionados con los derechos de los animales. La abolición del sacrificio ritual y la clausura de los mataderos de caballos. Con respecto a las corridas de toros las considera “una carnicería al aire libre”. La actriz piensa que la eliminación de esas tres cosas sería su regalo perfecto “de parte de Hollande”. Tampoco se mordió la lengua a la hora de criticar la celebérrima cacería del rey Juan Carlos en Botsuana. “Es usted la vergüenza de España”, aseguró. 

Esta misma semana era noticia por su admiración hacia la líder de la extrema derecha francesa: “Ella es la única mujer que tiene un par de cojones", aseguraba en una entrevista con motivo de su 80 cumpleaños realizada en un especial en el canal France 2.

Ha pasado el suficiente tiempo como para que B. B. ya no sea aquella chica de 32 años que visitó Almería e hizo que los almerienses y los españoles de entonces se zafasen de tapujos y complejos sexuales. Sin embargo, la Bardot es un sex symbol tan único en su especie, que pasarán años hasta que surja una digna sustituta de esta mujer vehemente, sincero ejemplo de la palabra libertad; la libertad para hacer lo que a uno le dé la gana.

placeholder La actriz es hoy activista contra del maltrato animal. (Gtres)
La actriz es hoy activista contra del maltrato animal. (Gtres)

 

Este domingo cumple ocho décadas de vida la que fuese el gran sex symbol francés. B. B. o Brigitte Bardot nunca fue considerada una gran actriz pero como personaje es impagable su contribución a la cultura pop del siglo XX. En su momento, protagonizó películas de calidad y otras de peor calaña, grabó discos inenarrables, se casó cuatro veces e hizo que los hombres de medio mundo se derritiesen con la sola imagen de su melena rubia y las sinuosas curvas de su figura. También llegó a visitar España para rodar una película (posteriormente rodaría alguna más) y los españolitos de la época, algo más reprimidos que los del resto de Europa, cayeron igualmente rendidos a sus encantos. La película en cuestión, un spaguetti western que hoy se considera de culto, se llamaba Shalako, la coprotagonizaba Sean Connery y B. B. encarnaba a una condesa rusa que enseña su perfecta espalda en una escena. El emblemático lugar de rodaje: la calurosa y desértica Almería de los años 60.

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