Una herencia de 85 millones y un trauma: el conde británico que ha demandado a sus padres por no dejarle su patrimonio
El objeto de discordia es Ragley, una finca de más de dos mil hectáreas y con una mansión de 110 habitaciones que la familia posee desde el siglo XVIII
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Esta es la historia de una familia rota por una herencia de 85 millones y el trauma que le ha causado a su protagonista no recibirla. Una situación que puede provocar tantas risas como comprensión. ¿A quién no le traumatizaría quedarse sin un legado millonario? Es el caso de William Seymour, un conde británico que no ha dudado en demandar a sus padres por no transmitirle su patrimonio.
El objeto de discordia es Ragley, una finca que la familia del conde de Yarmouth posee desde el siglo XVIII. Estamos hablando de unos terrenos valorados en 85 millones de euros y cuya construcción principal es una mansión que tiene 110 habitaciones, más que muchas de las residencias actuales de reyes y reinas europeos.
El chico, atendiendo a la tradición familiar, esperaba recibir la propiedad cuando cumpliera 30 años. Pero eso no fue así. No le pilló de sorpresa, puesto que sus padres ya se lo habían anunciado un tiempo antes en una carta: "No hay obligación alguna en cuanto a la fecha o la naturaleza de la transmisión. Hoy en día, la gente se jubila más tarde y vive más. Lo que nos preocupa es que usted no parece tener todo eso en cuenta, como si esperara que Ragley se doblegara a sus necesidades".
The Earl of Yarmouth says he expected to inherit Ragley Hall when he was 30, and claims he and his wife were evicted from their cottage on the 6,000-acre grounds ⬇️https://t.co/eTyWgcvcKY
— The Times and The Sunday Times (@thetimes) February 12, 2025
Este correo fue enviado en 2018, el mismo año en el que comenzaron las tensiones familiares. Según 'The Times', el medio británico que lleva este reportaje, la relación se deterioró drásticamente en vísperas de la boda del conde con su actual esposa, Kelsey Wells. A pesar de eso, él solicitó que recibir la finca a la edad de 30 años, como había hecho su abuelo con su padre.
Siete años después, William Seymour no ha dudado en emprender acciones legales, contras sus padres, el marqués y la marquesa de Hertford. El conde de Yarmouth asegura que no haber recibido la propiedad cuando él pensaba ha supuesto un auténtico "trauma que trastornó su vida" y que incluso ha tenido que buscar "ayuda profesional e iniciar psicoterapia".
William también alega que sus ideas sobre cómo debía administrarse el millonario patrimonio fueron sistemáticamente ignoradas. Pero también que hubo una "falta de respeto" hacia su esposa Kelsey Wells, ex banquera de Goldman Sachs, porque no había sido invitada a una reunión de la directiva. La pareja también afirmó haber sido desalojada de su casa con sólo unos días de aviso y que ha habido problemas con los fondos para pagar las cuotas escolares de sus dos hijos.
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Por supuesto, la otra parte también tiene sus argumentos para defenderse. Los abogados que defienden a los marqueses de Hertford aseguran que su actitud es "excesiva y vengativa". Además, revelan que incluso en una carta dudó de las "capacidades mentales" de su padre y que el marqués está decepcionado por la falta de logros de su hijo, que no ha conseguido ningún título o cualificación.
Una manera bastante diplomática de llamarle vago y que sería el motivo principal por el que no ha querido legarle la finca familiar cuando él lo esperaba. El marqués tiene, además, el total apoyo de sus tres hijos pequeños en esta guerra familiar que solo acaba de empezar. Un trauma por no recibir 85 millones de libras que ha terminado en los juzgados.
Esta es la historia de una familia rota por una herencia de 85 millones y el trauma que le ha causado a su protagonista no recibirla. Una situación que puede provocar tantas risas como comprensión. ¿A quién no le traumatizaría quedarse sin un legado millonario? Es el caso de William Seymour, un conde británico que no ha dudado en demandar a sus padres por no transmitirle su patrimonio.