Cirugía estética o medicina estética: ¿cuál es la indicada para ti?

En 2018, la Sociedad Internacional de Cirujanos Plásticos (ISAPS) señalaba que se realizaban unas 23 millones de cirugías estéticas anuales en todo el mundo (las cifras del territorio español se situaban por encima de las 400.000 intervenciones). Los datos de la Sociedad Española de Medicina Estética (Seme) indican que, en 2020, cuatro de cada diez españoles recurrían a la medicina estética a partir de los 26 años. Aunque estos estudios que manejamos son de antes de la llegada del covid-19, demuestran que eran asuntos que interesaban mucho… Tanto que ahora, tras una pandemia mundial, todos los indicadores parecen señalar que el número de los procedimientos estéticos ha aumentado.

Con esas premisas, avanzamos hacia la idea de que, a pesar de su nombre, ambas especialidades van más allá de un rejuvenecimiento o una mejora a nivel estético. Son herramientas destinadas a pacientes que presentan “disarmonías faciales o corporales y ayudan a que la gente se sienta mejor y aumente tanto su autoestima como su seguridad personal”, sostiene el Dr. Antonio Fustes, médico estético de Clínicas Dorsia.

Las bases de la cirugía estética

El Dr. José María Franco Góngora, fundador y director de la Clínica FG, apunta que “es la rama de la medicina que busca el bienestar físico y psíquico de los pacientes a través de la corrección de determinadas anomalías o defectos físicos, que pueden estar relacionados con una alteración anatómica, malformación o, simplemente, por las consecuencias del envejecimiento, y que pueden afectar a cualquier parte del cuerpo o del rostro”. El experto señala que este área tiene que regirse por la naturalidad, el equilibrio y la proporción para “no intentar corregir por cualquier medio cualquier problema ya que, algunas veces, puede que ni siquiera sea visible o simplemente puede estar en la cabeza del paciente”.

Así, es interesante la aportación del Dr. Javier Palazón, especialista en cirugía plástica, estética y reparadora de Clínicas Dorsia, que recuerda que su objetivo suele ser obtener como resultado la semejanza con algunos cánones preestablecidos o predeterminados por el propio paciente. Por eso, antes de lanzarse a una intervención, él subraya que un cirujano debe tener en cuenta los siguientes principios:

• Escuchar atentamente al paciente, tanto para conocer sus expectativas respecto a la cirugía como para obtener la confianza suficiente que le permita hacerle comprender cuáles son las expectativas reales en su caso.
• Hacer una autocrítica con la misión de saber si, como profesional, es capaz de realizar el procedimiento adecuado para obtener el efecto buscado.
• Aunque un paciente venga con una idea de tratamiento clara, hay que hacer prevalecer el criterio médico y chequearlo al detalle para comprobar si es el idóneo.
• Guiarse por el principio deontológico 'primum non nocere' (primero no hacer daño).
• Por último, el Dr. Ángel Martín, director médico de Clínica Menorca, señala que “es preciso estar al tanto de las últimas tecnologías, formarse continuamente, asistir a los congresos y, sobre todo, mantener la ilusión y seguir trabajando en la confianza de los pacientes”.
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Los expertos coinciden en que, con estas pautas, hay que tener presente que una cirugía estética solo puede ser ejecutada por cirujanos plásticos y dentro de un quirófano. Entre las virtudes de esta técnica se encuentra la de ofrecer resultados más duraderos, a través de unos procedimientos más resolutivos, que permiten tratar cualquier parte del cuerpo.

Si nos fijamos en los puntos menos apetecibles, no hay que olvidar que esos duraderos resultados vienen acompañados de una intervención más invasiva. Aunque en ninguna de las dos opciones existe el riesgo nulo (importante: tampoco en la medicina estética), la mayoría de los actos quirúrgicos vienen acompañados por una anestesia general, que suele generar ciertos miedos. Además, esa aplicación de la anestesia y la garantía de unos efectos con una durabilidad mayor (en algunos, como la rinoplastia o la otoplastia, totalmente definitivos si se realizan por un buen profesional) provocan que las recuperaciones sean más largas.

Los principios de la medicina estética

“Es esa práctica médica que se dedica exclusivamente a la restauración y mantenimiento de la estética, a través de tratamientos mínimamente invasivos y de inmediata o rápida recuperación”, afirma la Dra. Candy Hernández, directora de la Clínica Candhé Clinic. Es fundamental el matiz inicial que tiene como sinónimo de prevención y naturalidad, ya que siempre parte del objetivo de resaltar y armonizar la belleza del paciente “como con las infiltraciones con pequeñas agujas o el láser, que no requieren quirófano ni anestesia”, apunta.

En este punto, el Dr. Antonio Fustes, médico estético de Clínicas Dorsia, no olvida su origen médico, lo que supone que incluye todo el respeto y la responsabilidad que conlleva la medicina y su relación con los pacientes. El profesional recuerda que, en realidad, se trata de una especialidad multidisciplinar “en la que se ve implicada la dermatología, la cirugía plástica, la cirugía maxilofacial, la otorrinolaringología… Aunque, por supuesto, que también es una especialidad de tiempo completo (en España se debe tener al menos un máster en medicina estética para poder ejercer la especialidad)”. Eso indica que, en lugar del bisturí, sus herramientas son la toxina botulínica, los rellenos como el ácido hialurónico o de hidroxiapatita cálcica, los hilos tensores…

La Dra. Beatriz Estébanez, médico estético de Clínica Menorca, resalta que “las ventajas de la medicina estética respecto a la cirugía son su bajo tiempo de tratamiento y el resultado casi al momento, frente al postoperatorio de una intervención quirúrgica (puede durar desde una a tres semanas)”. Además, desde Clínicas Dorsia, añaden la facilidad de no necesitar de quirófano, la versatilidad de los tratamientos, el alcance de los mismos, la posibilidad de continuar con tu agenda y la 'reversibilidad' de los resultados. “La cirugía es más definitiva pero eso, a su vez, también puede ser un inconveniente en caso de no obtener resultado esperado o deseado”, sostiene el Dr. Antonio Fustes.

Dos opciones complementarias

La conclusión es que ambas alternativas conviven en perfecta armonía ya que permiten adaptarse a las necesidades del paciente y crear un protocolo a medida donde se tengan en cuenta todos los factores (tipo de nivel, tiempo de recuperación, coste, durabilidad…). Pero, sobre todo, donde debe primar el criterio médico.

Su honestidad juega un papel relevante para dar prioridad al principio de 'no hacer daño'. “No solo nos referimos a daño físico, también al que se puede generar en las personas cuando se les ofrece cosas que no se podrán alcanzar o se usa el engaño para convencerles de realizarse procedimientos que no necesitan o que son insuficientes para sus objetivos”, apunta el Dr. Fustes. La sinceridad tiene que prevalecer en el ejercicio de cualquier rama médica para lograr un efecto positivo en el paciente, teniendo presente que cada cuerpo es un mundo. “No vale compararse con nadie, ni venir con expectativas irreales. Hay que saber que estas herramientas tienen límites y que no podemos realizar ciertos cambios en algunos pacientes”, sostiene el Dr. Palazón.

IMPORTANTE: Infórmate bien

Cualquier procedimiento tiene sus riesgos, así que no te quedes con ninguna duda ante tu profesional médico (sea cual sea el protocolo que inicialmente has pensado). El Dr. José María Franco Góngora aconseja que te asegures de que estás ante uno cualificado (en el caso de la cirugía, debe ser un cirujano plástico titulado), de cómo son las instalaciones de la intervención (si pasas por bisturí, recuerda que sea un centro hospitalario que pueda dar garantías) y que tengas a tu disposición toda la información sobre la intervención, las consecuencias, las posibles complicaciones… Te inclines por la cirugía o la medicina estética, la confianza en las manos y la pericia de quién te va a tratar es tu mejor aliada.