"Productos icónicos de belleza para regalarle a tu madre", la Directora de Belleza dixit

Llega esa fecha de mayo en la que todas las madres, incluida yo, nos merecemos un reconocimiento. Porque me parece lo mínimo, después de 364 días al año, dándolo todo por los nuestros un reconocimiento a esa labor, aunque no lo hagamos para eso. Aunque lo lógico sería que no hubiera que establecer un día, que de forma natural tus hijos tuvieran detalles contigo...

Ayer me emocioné, invitamos a un amigo de mi hijo a casa, y me vio salir del ascensor y se tiró, prácticamente en plancha, a ayudarme con la compra. Mis hijos me ayudan cuando se lo pido, son buena gente, pero lo que me puso la piel de gallina fue esa iniciativa, a la que debo confesar, no estoy acostumbrada. Mi marido me dijo literal: "No te flipes, no es para tanto". Y en mi mente llegué a imaginar que claro, esto mis hijos no me lo hacen a mí, pero cuando van a casa de sus amigos también se tiran en plancha. O por lo menos eso espero. Jaleé mucho la acción, varias veces a lo largo de la tarde, esperando que si ven el orgullo que sentí repitan ese noble gesto caballeresco.

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Cris Castany

Hablando de leyendas y caballeros, volvamos al tema del regalo del Día de la Madre, la cosmética está llena de leyendas. Algunas fórmulas se convierten en mitos, otras desaparecen dejando huella y unas pocas regresan por aclamación popular. ¿Qué mejor que regalarle una de estas a esa madre abnegada? Te vamos a recomendar que regales aciertos que contienen innovación, nostalgia y una eficacia que atraviesa generaciones. Si estás buscando un regalo de belleza que emocione, esta es tu lista definitiva: clásicos eternos que han sobrevivido al paso del tiempo, las modas y hasta las redes sociales.

Eight Hour Cream de

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Formulada en 1930, esta pomada multiusos ha sobrevivido a guerras, depresiones y modas. Sirve para hidratar labios, cutículas, calmar quemaduras o dar brillo en los pómulos. Es ese tipo de producto que una madre siempre tiene en su bolso. Huele peculiar, sí, pero hace milagros.

Terracotta de Guerlain

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Los primeros polvos bronceadores del mercado, nacidos en 1984, transformaron el maquillaje estival. Su textura ligera, aroma sensual y capacidad de adaptarse a cualquier tono de piel los convirtieron en favoritos de leyendas como Cindy Crawford o Sofía Loren. A día de hoy, se sigue vendiendo una unidad cada 25 segundos.

Sensibio H2O de Bioderma

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El agua micelar por excelencia. Nació en 1995 y revolucionó el desmaquillado. Pura, eficaz y amable con las pieles sensibles, es imprescindible para maquilladores profesionales y celebridades. Gwyneth Paltrow y Adriana Lima no salen de casa sin ella.

Touche Éclat de Yves Saint Laurent

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Desde 1992, este pincel dorado se ha convertido en el iluminador más deseado del mundo. Más que maquillaje, es un truco de luz que borra el cansancio y realza la belleza natural sin cargar la piel. Cada 10 segundos se vende uno. ¿Lo mejor? Sigue siendo infalible frente a los filtros de TikTok o los focos de un plató.

Orgasm de Nars

Mucho más que un colorete: fue una revolución estética y semántica. En 1999, François Nars lanzó el primer rubor que replicaba el enrojecimiento natural post-orgasmo. La mezcla precisa de pigmentos melocotón y rosados, cálidos y fríos, lo convirtieron en un símbolo del “efecto buena cara” antes de que se pusiera de moda.

Dramatically Different Moisturizing Lotion de Clinique

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La “crema amarilla” cambió las reglas del cuidado facial en 1968. Fue pionera en crear rutinas dermatológicas basadas en ciencia y no en promesas vacías. Hipoalergénica, sin perfume, rápida de absorber y eficaz: una revolución minimalista que sigue conquistando neceseres.

Advance Night Repair de Estée Lauder

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Un sérum nocturno lanzado en 1982 que rompió moldes. Inspirado en la regeneración celular durante el sueño, su frasco ámbar y textura adictiva han cruzado generaciones. Es el suero que heredan madres e hijas. Hoy se venden 10 unidades cada minuto en todo el mundo.

Russian Red de M.A.C.

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El rojo más emblemático del planeta. Encargado por Madonna para su gira Blonde Ambition, este labial de 1988 se convirtió en símbolo de empoderamiento. Su tono perfecto con matiz azul favorece a todos los tipos de piel, y su resistencia lo hace imbatible.

Lip Balm #1 de Kiehl’s

Un clásico minimalista que data de 1960. Sin perfume, con lanolina y vitaminas, es el aliado perfecto contra el frío. Kiehl’s lo ideó como muestra de su filosofía honesta: fórmula clara, resultados concretos. Discreto pero adictivo.

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Météorites de Guerlain

¿Polvos compactos en forma de perlas? Sí, y con ciencia detrás. Desde 1987, estos “caramelitos” que huelen a violeta han iluminado rostros con armonías de color que corrigen, refrescan y embellecen. Son arte, lujo y tecnología en un solo gesto.

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En resumen, regalar uno de estos productos no es solo ofrecer un cosmético, es entregar una pieza de historia. Un toque de belleza con alma, capaz de conectar con la memoria olfativa, el cuidado personal y ese gesto íntimo que tantas veces aprendemos viendo a nuestras madres frente al espejo.