Por qué nos resistimos a renunciar a las ugly sandals
Con una versión gracias a cada firma de calzado, han pasado de ser odiadas a amadas incondicionalmente
Cuando pensamos en moda icónica y atemporal, uno de los factores que define si una prenda, calzado o complemento se ha ganado dicha etiqueta es lo imitada que sea. Seguro que se te ocurren bolsos, chaquetas o zapatos a modo de ejemplo, pero hay un modelo de sandalias que llevamos hasta la saciedad y que ha inspirado multitud de versiones por parte de firmas de lujo y también fast fashion en la que es muy probable que no caigas de entrada: las Arizona de Birkenstock.
Tan carismática es la imagen de este modelo con suela de goma tipo track, abierta en el talón y doble tira de piel con cierre de hebilla que ha dado pie en los últimos años a una nueva categoría de calzado: las 'ugly sandals'. Esta tendencia noventera ha experimentado tal tirón en el último lustro que ha hecho cambiar de opinión a muchísimas personas que se negaban a utilizarlas por los prejuicios que tenían hacia este tipo de calzado de verano 'propio de guiris'.
Nuestro deseo por priorizar el confort, el protagonismo en temporadas recientes de la estética montañera y la recuperación de las tendencias del siglo pasado como gran fuente de inspiración para los creadores de estilo contemporáneos han dado lugar al cóctel perfecto para que nos rindamos a la evidencia: es difícil resistirse a los encantos de las 'ugly sandals'. “Con la pandemia se han relajado más los códigos de vestimenta. Y si no puedes luchar contra el enemigo, únete a él. La industria de la moda lo sabe. Podemos equiparlas a las zapatillas deportivas: cuadran con cualquier look con el que te pondrías tus deportivas en invierno y eso da versatilidad, comodidad y un toque moderno cuando llega el buen tiempo”, explica la asesora de imagen Amanda Briega.
En opinión de Briega, la apuesta de la industria del calzado por las sandalias 'feas', de las que se han creado multitud de diseños distintos que juegan a partir de unos elementos comunes como las tiras, las suelas gruesas y la estética relajada, ha conseguido revertir la imagen que de ellas teníamos. “El ojo se acostumbra a todo. Tendencias que cuando salen dices "yo, nunca", a los tres años lo estás llevando”, apunta.
Además, la estilista reconoce que este tipo de calzado tiene virtudes estéticas. “Visualmente favorecen. Al meter volumen genera un contrapunto con el resto de volúmenes. Es decir, el peso visual de las 'ugly sandals' contrarresta el volumen del cuerpo”, explica Briega. La especialista cataloga como 'modernas' este tipo de sandalias, tanto las clásicas como las versiones vanguardistas que estos últimos años hemos visto proponer sobre la pasarela a firmas como Balenciaga, Off-White, Gucci o Chanel, todas ellas fuente de inspiración de las que han bebido Zara, Mango o todas las grandes del mass market. “Es un calzado ideal para darle un toque de modernidad, impacto y actualidad a prendas clásicas, como un vestido femenino o un look de pantalón negro y camiseta”, argumenta Amanda Briega en este sentido. “Con unas 'ugly sandals' se convierte en un look más estiloso, con más 'rollo' que el mismo, con unas bailarinas o sandalias de tiras planas”, añade.
Una vez hemos tirado por la borda los prejuicios y hemos comprobado lo cómodas que son y que estéticamente funcionan, las ‘ugly sandals’ se han convertido en “macrotendencia que es más permeable”, argumento que utiliza Amanda Briega para referirse a esos hábitos de estilo que trascienden épocas y momentos puntuales. “Dan un toque 'vanguardista' al estilo de cualquier mujer y eso ayuda a transmitir una imagen poderosa pero con un punto 'casual' y moderno. Y claro está, son cómodas”, señala la estilista, que las equipara con prendas atemporales como los pantalones pitillo. “Quizá, como ellos, (las ‘ugly sandals’) no se vayan nunca”, concluye.
La plantilla, el factor diferencial de la ‘ugly sandal’
Somos los primeros en describir como 'cómodas' a este tipo de sandalias en general, pero lo cierto es que no tiene por qué ser así. Hay claves diferenciales que explican por qué algunas son más cómodas que otras.
Puedes pensar que la materia prima (ya sea piel natural o sintética) con la que se hace la sandalia —hay materiales muy rígidos que no se adaptan a la forma del pie por mucho que se utilicen y otros demasiado flexibles—; el tipo de cierre, ya sea de hebilla, que ofrece un agarre firme al caminar además de la posibilidad de adaptar la sandalia al empeine de quien la lleva, de velero y otro material; o el agarre y durabilidad de la suela tipo track son cuestiones decisivas al respecto, y no te falta razón. Sin embargo, hay un elemento infravalorado en la composición y diseño de un par de ‘ugly sandals’ cuyo impacto en el resultado final de la sandalia es todavía más decisivo: la plantilla.
Después de más de un lustro calzando este tipo de sandalias en verano —la pasarela las recuperó para la causa allá por 2016 y desde entonces no han cedido su hueco en las colecciones—, quien más quien menos sabe que es la plantilla donde está el factor más decisivo para determinar si es un calzado cómodo o no.
No es casualidad que sea la plantilla el elemento en el que más incide Birkenstock, firma pionera de este tipo de sandalia, para poner en valor sus diseños ahora que la competencia es tan grande. “Inventamos la base, además de acuñar también el significado del término correspondiente en alemán ('fußbett') tal como hoy se utiliza normalmente”, afirman desde la marca de origen familiar con casi 250 años de historia a sus espaldas. “La base no es solo un concepto de producto sin igual en su género y revolucionario que allanó el camino a un mercado completamente nuevo. Funciona a la vez también como principio rector y punto de referencia para todo lo que hacemos”, añaden.
Como la fórmula de la Coca-Cola, la composición de la base de la imitada sandalia es su secreto mejor guardado, si bien sabemos que hay mucho de ciencia en ella porque ya a mediados del siglo XX, Carl Birkenstock, cuarta generación de maestros de la firma, compartió con el mundo su “sistema de la pisada impresa” en el libro especializado ‘Ortopedia del pie - Sistema Carl Birkenstock’, que se publicó en 1947. “Nuestros productos favorecen el bienestar. Hacen bien en el mejor sentido de la palabra”, presumen desde la compañía germana, que acaba de lanzar al mercado la colaboración exclusiva con Manolo Blahnik, que ha versionado en dos partes sus modelos más populares. Entre ellos, cómo no, la ‘ugly sandal’ por excelencia, la sandalia Arizona. Una inesperada y audaz alianza que no ha hecho más que demostrar por qué lujo y comodidad no tienen por qué estar reñidos.
Cuando pensamos en moda icónica y atemporal, uno de los factores que define si una prenda, calzado o complemento se ha ganado dicha etiqueta es lo imitada que sea. Seguro que se te ocurren bolsos, chaquetas o zapatos a modo de ejemplo, pero hay un modelo de sandalias que llevamos hasta la saciedad y que ha inspirado multitud de versiones por parte de firmas de lujo y también fast fashion en la que es muy probable que no caigas de entrada: las Arizona de Birkenstock.