Caffeinecore: por qué la moda está obsesionada con el café

La moda quiere que estemos bien despiertas, y no solo lo decimos por la cantidad de noticias que se suceden semana tras semana, sino porque su nueva obsesión es la cafeína. Como lo oyes: el nuevo Chanel 2.55 es un café 'take away'. Ese es el mensaje que hemos recibido de los mensajes de Fendi y Louis Vuitton, cuyos modelos han tomado la pasarela con vasos de café diseñados por el equipo de accesorios, quedando así claro que el café es un complemento imprescindible.

Silvia Venturini se ha encargado de diseñar para Fendi un dispositivo para sujetar los cafés de cuero que incluye tres tazas de café de plástico reciclado con el logo de la marca. Por su parte, Pharrell Williams, en su estreno en Louis Vuitton, ha decorado las tazas de café para llevar con el nuevo estampado Damoflage, que supone la mezcla del tradicional 'print damier' de la maison y el estampado de camuflaje.

De hecho, vimos al diseñador en el backstage dando forma a los looks tomándose, eso sí, un matcha con leche de avena en uno de sus recipientes monogram de la marca. Pero ¿por qué esta obsesión por la cafeína? Teniendo en cuenta que el café forma parte del día a día de millones de personas, no es de extrañar que la moda haya querido capitalizarlo y llevarlo a su terreno.

Cuando Starbucks abrió sus puertas revolucionando la escena de los más cafeteros, se encargó de hacer del vaso de café para llevar un símbolo de estatus, pues sus precios siempre han sido muy superiores a los de las cafeterías habituales. Tan icónicos son sus vasos que incluso en los 2000, la clásica imagen de las hermanas Olsen con sus Birkin de Hermès iban siempre acompañadas del pertinente café, que era casi parte de sus manos. El café tiene tanto prestigio en la actualidad que incluso no es raro que en las boutique stores de las firmas de moda haya una barra de café, como es el caso de la tienda insignia de H&M en Barcelona.

GoodNews, la startup de café pionera en Europa, se alía ahora con Nude Project para abrir un nuevo concepto de ‘Good Café’. Jan Barthe, cofundador y CEO de la compañía, señala que “tras varias acciones con Nude Project, en las aperturas de las tiendas tanto Madrid como de Barcelona, es todo un orgullo que GoodNews pase a ser el café oficial de la marca favorita de la generación Z gracias a esta nueva apertura. La inauguración del ‘Nude Café’ en las oficinas de Nude Project supone la fusión de valores y sinergias de dos grandes marcas que persiguen un mismo objetivo: convertirse en la marca referente de su respectivo sector”.

Por si fuera poco, las redes están repletas de vídeos de gente haciendo su propio café gracias a carísimas máquinas que se venden en webs exclusivas. Marcas como Jacquemus y Aimé Leon Dore cuentan con sus propios cafés, siendo muy conocida la cafetería de Prada dentro de Harrods. Al parecer, el café ya no te mantiene únicamente despierto, sino estiloso. Mientras tanto en China, el café Maison Margiela, que inauguró su primera sucursal global en Chengdu en junio, se ha convertido en la sensación del lujo asiático. "Maison Margiela realmente llevó la experiencia de la marca a un nuevo nivel", dice Qirui Chen, reportera de moda independiente con sede en Chengdu.

“Las instalaciones de tazas de café en contraste con la arquitectura tradicional de Chengdu son éxitos instantáneos en las redes sociales. Pero además de eso, han tenido en cuenta cada detalle en el café para que sea al estilo de Margiela. Ahora se ha convertido en el centro más popular para los creativos locales y amantes de la moda. Con una economía en desaceleración y los despidos masivos de los sectores de alto crecimiento que inundan los titulares de las noticias de hoy, muchos jóvenes profesionales están cambiando sus hábitos de consumo del lujo a la comida y la bebida. Están buscando una felicidad pequeña y concreta”, explica a ‘Jing Daily’ Qirui Chen, periodista de moda.

El café se ha convertido en el disparador de salida de las privilegiadas incluso en la pequeña pantalla, y prueba de ello es el personaje al que da vida Kim Cattrall en la serie 'Glamorous', en la que su asistente se encarga de tener preparado su café cada mañana hasta el punto de que la cafeína se ha convertido en un personaje más de la serie. Por supuesto, no hablamos de un café de la máquina de vending, sino uno comprado en su lugar preferido. No tendría que sorprendernos el éxito del café en la moda teniendo en cuenta el auge del lujo silencioso, ese que huye de colores neón y que abraza las tonalidades tierras que recuerdan a un buen latte. ¿Y si la bebida del momento fuera un reflejo del pantone de moda? La paradoja radica (la moda se conforma tanto de costuras y pespuntes como de incoherencias) en que mientras que el lujo que abrazan los verdaderamente ricos huye de los logos, los cafés como símbolo de estatus han encontrado en la logomanía a su cafeína. Al fin y al cabo, ¿qué separa si no a un café de un par de euros de uno servido en un accesorio que ronda los 1.000?

La marca que mejor refleja la filosofía y estética del lujo silencioso, Loro Piana, ha tomado las calles de Milán recientemente para celebrar su colección otoño-invierno 2023 con una selección de cafés emergentes disponibles en un céntrico quiosco en el que los asistentes podían disfrutar de café, matcha y té a base de ingredientes típicos de Perú, Nueva Zelanda, Australia y Mongolia al mismo tiempo que la marca les obsequiaba con tazas de vidrio y madera con la firma impresa. Ni llaveros, ni pañuelos: la taza de café es el nuevo vestigio de la metominia del lujo.

El café encaja además en la cultura del sobretrabajo, esa que aunque las nuevas generaciones quieren tumbar, sigue primando en la moda, cuyos ritmos acelerados y horarios imposibles han hecho del descanso el enemigo de la industria. Pocas cosas mandan un mensaje más claro de devoción por el universo laboral que vivir pegado a un café, y por eso esta pareja estaba destinada a ser tendencia. Ahora llega el momento de decidir si es oportuno presumir de no tener tiempo libre o si es más saludable presumir precisamente de no necesitar ni del trabajo ni de la cafeína para sonreír.