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Así se vive un día en Ascot: cuando los tocados no son lo más importante (o sí)
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VANITATIS DE VIAJE

Así se vive un día en Ascot: cuando los tocados no son lo más importante (o sí)

La cita hípica es una de las más prestigiosas del mundo, pero también el acto social por excelencia en el Reino Unido y uno de los que dan la bienvenida a la temporada veraniega

Foto: Una de las asistentes a la cita. (Reuters/Andrew Boyers)
Una de las asistentes a la cita. (Reuters/Andrew Boyers)

Martes 20 de junio, dos de la tarde. El rey Carlos y la reina Camila hacen su entrada en el recinto de Ascot y comienza así, de forma oficial, el evento hípico más importante del año en Reino Unido y uno de los más prestigiosos del mundo. Los mejores jinetes, las mejores cuadras, los mejores purasangres. Pero también una cita que es mucho más que unas carreras de caballos. Es el acontecimiento social por excelencia en el país, uno de los que dan la bienvenida al verano. Y Vanitatis ha podido vivirlo en primera persona.

Créannos si les decimos que hemos tenido el privilegio (sí, lo decimos: PRIVILEGIO) de vivir un día en The Royal Ascot. Y aparte de querer volver cada año, no podemos parar de repetir que hay que vivirlo una vez en la vida. Cierto es que lo hemos podido hacer desde el palco de Longines, un escenario que nos dio grandes momentos, no solo por las espectaculares vistas de todo el recinto, mucho más grande de lo que parece por las fotos y vídeos que vemos cada año, sino por los que allí nos reunimos en esa primera jornada de carreras. Un grupo de lo más ecléctico que incluía desde miembros del organigrama de esta icónica casa de relojes, una de las patrocinadoras de la cita, hasta caras conocidas como Maria Cerqueira, actual pareja de Cayetano Rivera, o clientes de la firma que hicieron que el día resultara inolvidable.

placeholder La entrada de Carlos y Camila en Ascot. (Getty)
La entrada de Carlos y Camila en Ascot. (Getty)

Decíamos que Ascot comenzaba con la llegada de Carlos y Camila (la primera como reyes), pero realmente Ascot comienza mucho antes. Y no contamos con la preparación de vestidos y sombreros o tocados en el caso de ellas -alguno con sello español, de la firma Mimoki-, chaqué y chistera en el caso de ellos, que puede llevar días (semanas, en el caso de una servidora, empeñada en lucir adecuada). Hablamos de cómo, desde horas antes de la primera carrera, los diferentes aparcamientos del recinto se llenan de familias y amigos haciendo pícnic. No se ve todos los días a una 'lady' con su vestido y su tocado -impecable, pero con chanclas de piscina en sus pies- sentada en una mesa de camping con su correspondiente mantel de cuadros. Después, estrictas medidas de seguridad a la entrada para garantizar que dentro no haya incidentes y solo se disfrute.

Y que se haga, y mucho, aunque no se entienda nada de caballos. Solo hay que ver el ambiente y empaparse de una de las tradiciones británicas más arraigadas. Y si se apuesta, aunque sea poco, mejor que mejor, ya que luego cada carrera se vive con cierto aliciente: el de saber que las pocas o muchas libras que se hayan apostado se pueden multiplicar. Y la apuesta mínima es de 2,5 libras, así que las pérdidas -si las hay, como es nuestro caso- no son muchas. Y aquí, un consejo: siempre, siempre, hay que hacer caso a las recomendaciones de los entendidos.

placeholder Una de las carreras de este martes. (Reuters/Andrew Boyers)
Una de las carreras de este martes. (Reuters/Andrew Boyers)

Aunque la familia real tiene su zona exclusiva para disfrutar la jornada, no es raro encontrar a alguno de sus miembros paseando tranquilamente por el Parade Ring, el punto de encuentro -también acotado para unos pocos privilegiados- para los caballos ganadores y sus jockeys con los entregadores de premios. Este martes, además de los reyes, estaban Beatriz de York, la princesa Ana junto a sus dos hijos y su amigo Andrew Parker Bowles. El miércoles también se unía a la cita Sophie, duquesa de Edimburgo. Y un apunte: Zara Tindall, sobrina del monarca, gana puntos al natural. Es de aquellas personas a las que las fotos no les hacen justicia.

Ascot es un recinto, insistimos, muy grande. Y, más allá de las carreras, no hay lugar para el aburrimiento. Y aunque no se pueda disfrutar desde esas zonas más exclusivas y destinadas a bolsillos más pudientes, merece mucho la pena, aunque sea solo por ver el desfile constante de tocados, la seña de identidad de la cita. Los hay de todos los colores, estilos y tamaños: desde los más clásicos y ‘british’ a los que son pura fantasía. De estos últimos, nos quedamos con dos: uno con forma de sol, aunque con plumas en lugar de rayos. Su propietario, Daniel Lismore, al que se le conoce como el "artista más excéntrico de Inglaterra". Su look, desde luego, era fiel a esta descripción, ya que quedaba muy lejos de pasar desapercibido. Algo que nos quedó claro que no era su objetivo.

placeholder El artista Daniel Lismore con su inconfundible look. (Getty)
El artista Daniel Lismore con su inconfundible look. (Getty)

El otro, un sombrero de rafia XXL que lució como nadie Carolien Spoor, actriz e influencer holandesa que se convirtió en una de las estrellas del día. El sombrero se lo había customizado ella misma, nos contaba. Lo había comprado en el mercado de Sant Jordi, en Ibiza. Unas camelias cosidas en la parte frontal, un lazo extralargo de Chanel y se hizo con el evento. Fueron muchos los que se fijaron y alabaron su especial sombrero, que combinaba con una falda igual de espectacular de la diseñadora Tess van Zalinge (Máxima, toma nota para evitar las quejas por no consumir moda nacional).

Era el día para fantasear con los looks, para ponerse eso que hay en el armario y necesita una ocasión especial. O eso más difícil con lo que sabes que te van a mirar. Ascot es, sin duda, el momento y el lugar.

Además de las dimensiones, nos sorprendió la cantidad de gente. Uno podría pensar que una cita tan fotografiada y televisada no es apta para todos los públicos, pero sí. Las entradas se pueden adquirir desde 49 libras, aunque también las hay de algunos miles. Solo hay que cumplir con esos códigos de vestuario, más relajados según la zona donde se vaya a acceder. Cuanto más exclusiva, más rígidos son. Y cuanto más accesible, mucho más diversa en cuanto a escotes, tirantes finos o, por ejemplo, diseños asimétricos, prohibidos en el Royal Enclosure.

Y claro, siendo Vanitatis un medio para estar bien informado sobre las casas reales europeas, no pudimos evitar preguntar a algunos de los asistentes por los nuevos reyes, especialmente tratándose de las primeras carreras tras la muerte de Isabel II. En la forma no ha cambiado nada, tal y como nos decían algunas de nuestras acompañantes británicas. Pero sí en el fondo. Durante estos días, en Reino Unido hemos sentido el profundo respeto que se profesaba a la reina Isabel. Algunos incluso nos apuntaron que era como la “abuela de todos”. Carlos es el rey, sí. Y como tal, lo respetan también. Pero no es lo mismo. Muchos le consideran un rey de paso, algo obligado a la espera de Guillermo, en el que hay puestas muchas esperanzas.

Pero eso, en el primer día de Royal Ascot, era lo de menos. Incluso con esas reticencias manifiestas, todo el público se puso en pie con la entrada de los reyes, mientras sonaba el 'God Save the King', cómo no. Siempre la presencia real (prácticamente obligada, teniendo en cuenta que el recinto está en Windsor y que es de su propiedad) genera más expectación, sobre todo para los numerosos fotógrafos que cubren cada jornada -también, dependiendo de la zona de trabajo, con su correspondiente chistera-. Pero incluso sin esa presencia, merece mucho la pena vivir la experiencia. Con o sin pícnic previo, con o sin apuestas. Y eso sí, siempre con tocado. Ascot es Ascot.

Martes 20 de junio, dos de la tarde. El rey Carlos y la reina Camila hacen su entrada en el recinto de Ascot y comienza así, de forma oficial, el evento hípico más importante del año en Reino Unido y uno de los más prestigiosos del mundo. Los mejores jinetes, las mejores cuadras, los mejores purasangres. Pero también una cita que es mucho más que unas carreras de caballos. Es el acontecimiento social por excelencia en el país, uno de los que dan la bienvenida al verano. Y Vanitatis ha podido vivirlo en primera persona.

Sombreros Ascot Camila Parker
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