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Doce años sin Rocío Jurado: así fue su influencia en la moda
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de hannibal laguna a antonio ardón

Doce años sin Rocío Jurado: así fue su influencia en la moda

Fue la primera folclórica que prescindió de la bata de cola y apostó por los escotes, el brillo y el barroquismo

“Carita de nazarena. Con la Virgen Macarena, yo te tengo compará”. Cuando Rocío Jurado cantó esa copla ('Triniá') del legendario Rafael de León, parecía hablar de sí misma. Porque, dejando a lado su voz sobrenatural, la belleza de la chipionera, sobre todo en su juventud, también formó parte de su aureola de diva. La Jurado, que murió un 1 de junio de hace doce años, fue la primera folclórica que también cantó baladas de amor. También la primera en decirle adiós a la bata de cola y renovar el vestuario que se presuponía a una dama del folclore cañí como ella. Por algo la llamaron 'la moderna de la copla'.

Más allá del moño, la bata de cola y los vestidos de lunares, Jurado apostó por los escotes, los vestidos de gala y diseños de modistos de lo más variopintos. Contaba José María Íñigo que aquella ruptura estilística comenzó en 1972 cuando, durante una actuación en Televisión Española, se quitó una capa que le llegaba a los tobillos y el censor instó a la televisión pública a que le pusiesen un chal. El rupturismo con todo lo anterior ya era un hecho. A partir de entonces apostó por las transparencias, los escotazos y los tacones de vértigo que acompañaron su imagen leonina.

Su vestido de novia con Pedro Carrasco fue el ejemplo perfecto de estas innovaciones: blanco y liso, de manga larga y con una falda que terminaba en pétalos de flor, obra de Rafael Herrera y Enrique García-Caballero Ollero. No sería la única ocasión en la que dejaría asombrados a sus fans. Cuando Manuel Alejandro comenzó a componer baladas para ella y la convirtió en un icono del melodrama, Rocío aparecía en el escenario como una leona, con el pelo anaranjado y vestidos tan barrocos como las letras de sus canciones.

placeholder Con escote de Antonio Ardón en una de sus actuaciones de los 80. (EFE)
Con escote de Antonio Ardón en una de sus actuaciones de los 80. (EFE)

Los mejores diseñadores se rifaban diseñar un vestido suyo: desde el gaditano Antonio Ardón al colombiano Carlos Arturo Zapata, una de sus agujas más recurrentes. Él fue el autor del vestido de novia que llevó en su enlace con Ortega Cano en febrero de 1995. Aquella no fue tarea fácil: ella eligió entre cuatro posibilidades y cuentan que tardó tanto en decidirse que dejó al torero media hora esperando frente al altar.

"Ha sido una de las personas mas importantes de mi vida", relataba hace un año a Vanitatis desde su casa y taller de Cali. Zapata o Ardón fueron los creadores de la iconografía Jurado: colores dorados e intensos, sastres con chaquetas bicolor, volantes en cascada… y un gusto especial por esos chales que al principio parecían diseñados para esquivar a los esbirros de la censura.

placeholder Junto a Mónica Naranjo con vestido de Hannibal Laguna. (TVE)
Junto a Mónica Naranjo con vestido de Hannibal Laguna. (TVE)

Hannibal Laguna fue el encargado de diseñar algunos de los vestidos con los que el público más joven la recordaría siempre: los de la gala 'Rocío Siempre' emitida por TVE en diciembre de 2005, cuando ella misma sabía que su última parada era la muerte tras luchar contra un cáncer de páncreas.

placeholder Rocío Jurado durante una actuación en los años 2000. (EFE)
Rocío Jurado durante una actuación en los años 2000. (EFE)

Desde entonces, tan importante ha sido su vestuario en la construcción del mito que el (eternamente aplazado) Museo de Chipiona que llevaría su nombre iba a albergar unos 400 modelos que utilizó en vida. Y es que en el uso de las telas, los colores y las texturas se encontraba gran parte de ese volcán en erupción llamado Rocío Jurado.

“Carita de nazarena. Con la Virgen Macarena, yo te tengo compará”. Cuando Rocío Jurado cantó esa copla ('Triniá') del legendario Rafael de León, parecía hablar de sí misma. Porque, dejando a lado su voz sobrenatural, la belleza de la chipionera, sobre todo en su juventud, también formó parte de su aureola de diva. La Jurado, que murió un 1 de junio de hace doce años, fue la primera folclórica que también cantó baladas de amor. También la primera en decirle adiós a la bata de cola y renovar el vestuario que se presuponía a una dama del folclore cañí como ella. Por algo la llamaron 'la moderna de la copla'.

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