El peor momento de la ministra Delgado, también en su vida personal

La ministra Dolores Delgado no está viviendo su mejor momento, ni en el plano profesional ni en el personal. Desde que se filtraran varias informaciones en El Confidencial en las que se daba cuenta de su 'amistad' con el comisario Villarejo, su vida pública se ha convertido en un infierno. Después de haber sido reprobada por el Senado y de que el Congreso pidiera ayer en pleno su cabeza, hoy tenía que enfrentarse a las preguntas de los diputados del PP Javier Maroto y José Antonio Bermúdez de Castro sobre su relación con el excomisario. En ambos casos, los diputados la han pedido que dimita por "dignidad". Ella ha acusado al PP de sumarse al "chantaje" del excomisario y se ha considerado una "víctima" del mismo.

La bancada del PP ha recibido con gritos de "dimisión, dimisión" las intervenciones de la ministra de Justicia. No son buenos tiempos para la exfiscal, pero no solo en el plano profesional, también en el personal.

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Era una información que corría por las redacciones y que, por fin, publicó 'El Mundo' este fin de semana. La ministra Delgado se acaba de separar del que fuera su marido durante tres décadas y padre de sus dos hijos, Jordi Valls Capell.

Su trabajo como directivo de El Corte Inglés ha llevado a Valls Capell a residir de forma permanente en Barcelona. Aunque viajaba los fines de semana para ver a su familia, la distancia al final se ha impuesto y el matrimonio ha decidido separarse (algunas fuentes señalan que se fue precisamente porque la situación familiar ya era mala). No era la primera vez que el trabajo les separaba físicamente. Valls Capell, al que el citado diario califica como "un cerebrito", trabajó como ejecutivo en China y Colorado mientras Delgado se quedaba en Madrid al cargo de sus dos hijos pequeños. Desde 2008 trabaja en El Corte Inglés y actualmente es la cabeza visible de los grandes almacenes en Barcelona.

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Lo cierto es que Valls Capell no llevaba bien los continuos rumores sobre la amistad de la ministra de Justicia con el exjuez Baltasar Garzón. Una relación que nació en los despachos de la Audiencia Nacional en los años 90 y que ha perdurado hasta hoy. Esa amistad con Garzón es la que propició su acercamiento a Villarejo y la que más veces ha sacado a la ministra de la prensa 'oficial' para ponerla en la 'oficiosa'.