La sorprendente complicidad de Rosauro Varo y Aznar en la Semana Santa de Sevilla

José María Aznar y Ana Botella pasaron la jornada del Miércoles Santo en Sevilla. Llegaron juntos para ver la salida de la Hermandad del Baratillo, en el barrio del Arenal, la que mayor vinculación tiene con el mundo taurino, al estar junto a la plaza de toros de la Maestranza.

Cada uno decidió verlo desde un sitio distinto, el expresidente del Gobierno desde un balcón frente a la capilla, con un grupo de amigos entre los que se encontraba el exministro Juan Ignacio Zoido, su mujer Beatriz, el expresidente de Castilla-La Mancha José María Barreda y las hermanas Carmen e Isabel Cobos, íntimas de la Duquesa de Alba.

Lo sorprendente fue descubrir la gran complicidad que hay entre Aznar y Rosauro. Ambos comentaron y rieron a carcajadas esperando la salida de la Hermandad. Habían llegado juntos y unos minutos antes lo hacía Amaia Salamanca, que en compañía de unas amigas ocupó el balcón de al lado.

Ana Botella vio la salida justo enfrente de su marido, en una casa pegada a la Capilla del Baratillo, desde la que cantaron una saeta. Después bajó para ver el palio de la Virgen de la Caridad. Precisamente esta imagen ha generado una polémica en los medios de comunicación al lucir el fajín de Franco en su salida procesional, que fue un regalo que hizo Carmen Martínez Bordiú a la Hermandad cuando su abogado, Joaquín Moeckel, era Hermano Mayor.

Un grupo de juristas interpuso una denuncia por el hecho de que la Virgen lleve el fajín y el Juzgado de Instrucción número 7 de Sevilla abrió una investigación para determinar si había “infracción penal” en este hecho que finalmente la Fiscalía decidió archivar al considerar que los hechos no eran constitutivos de delito.

Entre los que también asistieron a la salida estaba el torero Miguel Báez Litri, muy discreto tras su separación de la diseñadora Carolina Herrera, pasa largas temporadas en Sevilla donde compró una casa muy cerca de la Maestranza que ha rehabilitado. Por primera vez estuvo acompañado de sus hijas, Olimpia de 14 años y Atalanta de 12, a las que explicaba y daba todo tipo de detalles sobre las tradiciones de su tierra.

Miguel tuvo tres hijos de su matrimonio con Carolina, el tercero es Miguel de 10 años. Desde que se separaron hace año y medio, tras trece años de matrimonio, apenas se han dejado ver en actos públicos. Ella reside en Madrid con sus hijos pero viaja con frecuencia en Nueva York. Él se dedicaba a la gestión de sus empresas, y sus fincas, es un hombre con gran olfato para los negocios , de gustos sencillos y amante de la discreción. Ahora está un poco preocupado por la delicada salud de su pade, Miguel Báez Spuny, hombre querido y muy respetado en el mundo taurino.