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Los hijos desconocidos de Pitita Ridruejo: un banquero, una artista y una 'política'
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Los hijos desconocidos de Pitita Ridruejo: un banquero, una artista y una 'política'

Apoyaron a su madre cuando murió su marido, el diplomático filipino Mike Stilianopoulos. Carlos trabaja en Beka, Ana trabajó en el Ayuntamiento de Marbella y Claudia es escultora

Foto: Pitita Ridruejo, fotografiada en su casa-palacio de Madrid. (Foto: Carmen Hache)
Pitita Ridruejo, fotografiada en su casa-palacio de Madrid. (Foto: Carmen Hache)

Cuando murió su marido, Mike Stilianopoulos, Pitita Ridruejo se apoyó en sus tres hijos. Quedó muy tocada y se refugió en la meditación y la religión. La mejor representante de la 'high' española ha muerto esta semana a los 88 años y ahora son sus hijos quienes se deben apoyar entre ellos para superar el golpe.

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Criados en medio mundo, siguiendo los destinos diplomáticos de su padre, embajador filipino, Carlos, Ana y Claudia viven ahora en España.

Carlos, el mayor, es banquero, como lo fueron sus abuelos maternos. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Richmond (Reino Unido), en 1990 ingresó en el Banco Español de Crédito. Tras pasar por el Banco Santander, en 1998 entró en Caja Madrid, ahora Bankia, donde desarrolló toda su carrera. Hasta 2011. Aquel año fue nombrado director de Negocios Mayoristas de Bankia, siendo responsable directo de los negocios de Empresas, Tesorería, Mercado de Capitales, Bankia Bolsa y Finanzas Corporativas. Pero al poco tiempo abandonó el banco, que no pasaba por su mejor momento, y en la actualidad trabaja en Beka, la antigua Caja Madrid Bolsa. Está casado con María Gracia Abascal Valdenebro, sobrina de Naty Abascal.

placeholder Pitita y sus hijos, en el funeral por Mike Stilianopoulos. (Getty)
Pitita y sus hijos, en el funeral por Mike Stilianopoulos. (Getty)

Lejos de las finanzas trabaja Claudia, otra hija de Pitita. Es una artista consagrada, que ha visto cómo la crisis mermaba los negocios en el arte, lo que la llevó a mudarse a Londres. Conocida por sus grandes esculturas, se dedica también a la pintura y sus obras se venden por medio mundo de 800 a 7.000 euros. Clo, como la llaman sus amigos, siempre dice que aunque su padre pintaba, no llegó a tener mucha influencia en su afición. Es madre de dos niñas (una de ellas, una prometedora pianista), fruto de su relación con el artista conceptual Juan Garaizabal, nieto del fundador de Viajes Marsans y marido fugaz de María León.

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La otra hija de Ridruejo es Ana, la madre de su tercera nieta. Ana se casó con un jugador de polo y, como su madre, es espigada y tiene el don de la elegancia. Se educó, como sus hermanos, en la diplomacia y la multiculturalidad y de ellos heredó un don de gentes que le sirvió para ocupar el cargo de la dirección de protocolo del Ayuntamiento de Marbella en la época del GIL.

placeholder Pitita Ridruejo y Mike Stilianopoulos, en una boda. (Getty)
Pitita Ridruejo y Mike Stilianopoulos, en una boda. (Getty)

Tal y como contaba Amparo de la Gama en este mismo medio hace unos años, Ana siempre desempeñó un trabajo impoluto y señorial en su delegación. Sus padres fueron protagonistas de esa época dorada de Marbella que ella vivió en primera persona. Su trabajo en el consistorio marbellí le hizo coincidir con Rafael Calleja, de quien se acabó enamorando. Coque Calleja pasó un mal momento en su vida al ser investigado en el caso Malaya. Ana y él adoptaron a una niña del Este de Europa.

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Pitita siempre se ha sentido orgullosa de su yerno. “Cuando la veíamos y preguntábamos: '¿De vacaciones en Sotogrande?' Ella nos contestaba: 'Yo he veraneado muchísimos años en Marbella, pero ya llevo bastantes años en Sotogrande. Y más ahora que tengo un yerno polista. Mira, han metido un gol, a mí me gusta mucho el polo. Mi yerno es ese señor (y señalaba). Es Coque Calleja, que es el mejor en el polo. Desde que está con mi hija vengo siempre al polo”, escribió De la Gama en 2016. Pitita daba así una lección, otra, de elegancia.

Cuando murió su marido, Mike Stilianopoulos, Pitita Ridruejo se apoyó en sus tres hijos. Quedó muy tocada y se refugió en la meditación y la religión. La mejor representante de la 'high' española ha muerto esta semana a los 88 años y ahora son sus hijos quienes se deben apoyar entre ellos para superar el golpe.

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