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Alessandro Lequio: entrevistamos a la autora de su única y polémica biografía
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LIBRO DE REFERENCIA

Alessandro Lequio: entrevistamos a la autora de su única y polémica biografía

'La dolce vita de Alessandro Lequio' vio la luz en 1999, fruto de meses de investigación y conversaciones del aristócrata italiano con la escritora y periodista Ruth Baza

Foto: Alessandro Lequio, en 'El programa de AR'. (Mediaset)
Alessandro Lequio, en 'El programa de AR'. (Mediaset)

Con un explícito homenaje a la película más icónica de Federico Fellini, 'La dolce vita de Alessandro Lequio' veía la luz en 1999, tras un par de años de vicisitudes que marcaron también la ruptura entre su autora, la escritora y periodista Ruth Baza, y el aristócrata italiano. Dos décadas más tarde, se ha convertido en un libro de referencia al que los medios de comunicación volvemos una y otra vez como fuente para documentarnos sobre su pasado. No en vano se nutre de larguísimas conversaciones que mantuvo en la intimidad de su casa de La Moraleja con la autora, en las que llegaron a un enorme nivel de confianza.

Dos décadas más tarde, no queda más que el recuerdo de una relación estrictamente profesional que no acabó de la mejor de las maneras y, por parte de Baza, una gran empatía con el durísimo momento que está viviendo Alessandro Lequio tras la muerte de su segundo hijo, Álex, el pasado 13 de mayo: "La pérdida es la pérdida. Si amas a una persona, a un padre o a un hijo, con el que tienes una relación estrecha, te deja una huella enorme y heridas que difícilmente se han cerrado. Yo también perdí un hijo. Ambos (Ana Obregón y él) estarán sufriendo un calvario, en un momento también en el que miles de personas están perdiendo a seres queridos por la pandemia. Lo lamento mucho".

PREGUNTA: ¿Cómo surge escribir este libro?

RESPUESTA: Acababa de llegar a España desde Nueva York, donde había estado viviendo y trabajando como corresponsal. En ese momento colaboraba con 'El Mundo', donde me propusieron una sección sobre sociedad y cultura, con humor, con un toque distinto... Me enteré entonces de que estaban escribiendo una biografía sobre Lequio y me estuve documentando en la hemeroteca para hacer una columna sobre él que acabó teniendo cierta repercusión. Su representante me llamó para darme la enhorabuena y decirme que Lequio quería conocerme y quedamos para tomar un café. Nos caímos muy bien de entrada y me dijo que un amigo suyo estadounidense, Jonathan Rosen, había venido a España para escribir esa biografía. Me desveló que, contrariamente a lo que se había dicho, apenas tenían un par de folios, y me pidió que les echara un vistazo y si les podía ayudar. Le respondí que con eso no iban a ninguna parte, porque estaba muy mal escrito.

P: ¿Cómo se lo tomó?

R: Me pidió que tomara las riendas y Jonathan fue apartado del proyecto. Yo no quería contar la historia de alguien que vendía todo a la prensa y al que los medios le compraban todo. Su pasado me parecía lo más interesante, no lo que salía en las revistas y en televisión. Después de pensarlo y consultarlo con amigos, acepté la propuesta. Quise escribirlo de una manera literaria, rigurosa, discreta y no engañando. No escribir desde una perspectiva sensacionalista, algo que acabó pasando factura al futuro del libro. A finales de 1997 había acabado la primera versión, siguiendo las pautas de Alessandro, en el sentido de no incluir cosas que no quería que aparecieran. Banalidades, sobre todo, sobre su aspecto físico, pero nada importante, porque no quiso ocultar nada. Él revisaba cada capítulo que le mandaba, lo aprobaba... Fue un proceso que duró unos tres o cuatro meses, no demasiado, aunque trabajé 24 horas al día, como si fuera una funeraria.

placeholder Ruth Baza. (Cortesía)
Ruth Baza. (Cortesía)

P: ¿Por qué hubo tantos problemas para publicar el libro, que a priori parecía muy apetitoso para cualquier editorial?

R: Mi agente lo movió por las editoriales más importantes, pero fue rechazado por todas porque, según nos decían, estaba muy bien escrito. Se esperaba que fuera basura y para ellos no tenía ni chicha ni limoná. Por eso, lo dejé en una caja y me fui a Tokio, muy deprimida. A partir de entonces, mi relación con Alessandro se desvaneció por completo. Y por casualidad me enteré entonces que él había comenzado a mover el libro en Ediciones B, dejándome a mí al margen. Entonces me revelé y le mostré a la editorial las pruebas de que el libro lo había escrito yo y desmonté el tema.

P: ¿Qué ocurrió entonces?

R: Mi amigo Leopoldo Alas -fallecido escritor y activista LGTBI, bisnieto-sobrino del autor de 'La regenta'- me llamó para decirme que iba a ir de colaborador a 'Tómbola' -recordado programa del corazón de Canal 9- y que si se podía llevar la biografía porque iba a ir invitado Alessandro Lequio, donde, por cierto, le hizo algunas preguntas que no le gustaron nada. Fue también a través de Leopoldo como llegué a un editor que publicaba biografías y al que le encantó, pero tuve que actualizarlo porque Lequio estaba en un momento en el que cada semana tenía una noticia nueva. Fue así como vio la luz lo que yo considero es un ensayo biográfico, no una biografía. Sin embargo, el editor desapareció y no vi nada del dinero que generó el libro. Lequio demandó a la editorial y al parecer también a mí, porque abordaba el tema de los malos tratos, pero nunca me llegó nada. Parece ser que perdió el juicio.

P: ¿Cómo fueron tus encuentros con Lequio para escribir el libro?

R: Era muy cercano, no era una persona muy imponente. De esas conversaciones que mantuvimos, prefiero considerarlas así, más que entrevistas, surge la mayor parte del contenido del libro, aunque también hice una labor de investigación con genealogistas. A veces nos quedábamos hablando hasta entrada la madrugada en su casa de La Moraleja. Era modoso, blando y mostraba también sus dolores y sufrimientos. Era un personaje más profundo que lo que dejaba entrever. Esto es lo que me capturó de él para escribir el libro, que tenía personalidad, un fondo humano, emociones, sus propias tinieblas, sus agujeros negros, aunque a él le gustaba venderse como superdotado en muchas cosas.

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P: ¿Le costaba hablar de su infancia y su adolescencia, que en el libro describes como traumáticas?

R: Como escritora, esa parte de su vida es la que más disfruté. Por el contraste entre los privilegios que tuvo y la soledad real con la que vivía, rodeado de 'secretos de palacio'. Todo parece dorado, a primera vista, pero en su vida hay mucho luto desde muy pronto -hace alusión a la prematura muerte de su padre, Clemente Lequio di Assaba, cuando él tenía solo 11 años-. Creo que le quedaron ciertos traumas que se hacían presentes en su manera de tratar a las mujeres, de usar el sexo como caparazón frente a otras carencias.

P: ¿Cómo se comportaba cuando abordabais este tipo de cuestiones más delicadas?

R: Se retraía, le costaba hablar. El trauma moldea a las personas y a veces viene hasta bien, porque lo que no te mata ta hace más fuerte. Si algo le aturdía o le perturbaba, echaba balones fuera. Intentas hacerte el indiferente. Para eludir el fracaso, te refugias en otras cosas...

P: ¿Era tan seductor en las distancias cortas como se le pintaba?

R: Tenía aplomo y seguridad en sí mismo y llevaba la máscara de seductor constantemente. A mí ni me intimidaba ni me incumbía, porque a mí me veía solo como alguien con quien estaba preparando un libro. Le servía de psicoanalista. Depositó mucha confianza en mí. Se desnudó bastante, lo que me ayudó mucho para escribirlo.

P: Según cuentas en el libro, su padre le habría educado para no mostrar su debilidad en público. Contigo, sin embargo, dices que sí verbalizó sus sentimientos...

R: Es muy clásico de esas épocas que los hombres no podían llorar en público ni mostrar sus emociones. Creo que en este caso sí lo hacía, porque yo le juzgaba. Para él era como una colega, no alguien a quien tenía que seducir. Se dejó llevar hasta cierto punto, porque ponía ciertas distancias. Aun así, me sentí bastante cercana, porque fue bastante sincero. Quedó un libro muy honesto.

P: ¿No trató de dar una imagen determinada de sí mismo?

R: Su propóstio al principio sí era imponer su imagen, pero yo le corregía y me hacía caso. Quería vender un libro muy concreto, intentando posturear, que es como se diría ahora, pero yo le dije que así no. Y me hizo caso, porque había cosas que me parecían bastante ridículas. Era bastante dócil en este sentido e hizo muy pocas correcciones.

Dos décadas más tarde

P: ¿Estuvo Ana Obregón implicada de alguna manera en el libro?

R: No conocí a nadie del universo Lequio. En aquella época ya estaba con Sonia Moldes y, por azar, tiempo más tarde hablé con Antonia Dell'Atte, pero por cuestiones que nada tenían que ver con el libro. Tampoco tenía interés en recabar testimonios, al contrario de lo que hice con mi libro sobre el productor Elías Querejeta. En ese caso, además de su testimonio, me interesaba cómo le veían los que habían trabajado con él.

P: Al igual que Alessandro, a ti la vida te ha golpeado duro en este tiempo...

R: Sí, cuando publiqué mi primera novela, 'La vida intermitente', en 1999, desvelé que era anoréxica desde los 11 años, pero lo hice para dejar ver que, pese a ello, había hecho una vida normal, vivido en varios países... Ahora tengo escrita una novela y dos poemarios, uno en español y otro en inglés, y he seguido aprendiendo y formándome. En 2001 por la pérdida de seres muy queridos hay un punto de inflexión en mi vida. La anorexia ha tenido un coste físico y emocional, y 37 años después se ha convertido ya más en un estilo de vida que en un problema. Además, a consecuencia de la depresión, sufro agorafobia y llevo siete años encerrada en casa. No soy capaz de salir, aunque no lo veo como un problema. Me ayuda a evolucionar, me he vuelto más crítica, más analista, y he visto cosas de mí como persona que antes no veía. El día que deje de aprender estaré muerta.

Con un explícito homenaje a la película más icónica de Federico Fellini, 'La dolce vita de Alessandro Lequio' veía la luz en 1999, tras un par de años de vicisitudes que marcaron también la ruptura entre su autora, la escritora y periodista Ruth Baza, y el aristócrata italiano. Dos décadas más tarde, se ha convertido en un libro de referencia al que los medios de comunicación volvemos una y otra vez como fuente para documentarnos sobre su pasado. No en vano se nutre de larguísimas conversaciones que mantuvo en la intimidad de su casa de La Moraleja con la autora, en las que llegaron a un enorme nivel de confianza.

Alessandro Lequio
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