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Emilio Sánchez Vicario cumple 55: de ídolo adolescente a paño de lágrimas de Arantxa
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Emilio Sánchez Vicario cumple 55: de ídolo adolescente a paño de lágrimas de Arantxa

Campeón en los 80, se labró una imagen de rompecorazones entre el público más joven. Ahora vive en Florida con su mujer y sus cuatro hijos, y es el gran apoyo de su hermana

Foto: Emilio Sánchez Vicario, en una imagen reciente. (EFE)
Emilio Sánchez Vicario, en una imagen reciente. (EFE)

Triunfaba en la pista de tenis y fuera de ella. Emilio Sánchez Vicario era un tenista que ganaba títulos y un rompecorazones de adolescentes, un niño pijín, mono, siempre amable y sonriente que se convirtió en ídolo de jovenzuelas allá por los 80. Este jueves cumple 55 con la sonrisa intacta, sí, pero lejos de esa imagen seductora, convertido ahora en el paño de lágrimas de su hermana pequeña, Arantxa, a quien ha tenido que dar todo su apoyo en los últimos y duros años de la vida de la también excampeona de las pistas.

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Emilio se retiró después de haber competido en los mejores torneos internacionales, desde Roland Garros a Wimbledon, y creó una escuela de tenis junto a su inseparable compañero de dobles, Sergio Casal. La escuela tiene dos sedes, una en Barcelona y otra en Florida, a donde se mudó Sánchez Vicario con su mujer y sus hijos.

placeholder Arantxa y Emilio Sánchez Vicario, en la entrevista para TV3. (Cortesía)
Arantxa y Emilio Sánchez Vicario, en la entrevista para TV3. (Cortesía)

Casado con Simona Bronzetti, vive en Naples, una plácida localidad estadounidense, donde lleva la típica vida americana. Vive en una casa de varias plantas con ‘backyard’, rodeada de árboles y vecinos afables, un lugar en el que solía pasar temporadas su madre, Marisa, tras la muerte del padre de familia, Emilio. En 2013 nació su cuarto hijo, el primero estadonunidense, Simón, en una familia en el que la mayor es Victoria, a quien siguen Emilio y Valeria.

Rotos en pedazos

Hace dos años que estos adolescentes pudieron retomar las relaciones con su tía, Arantxa, y sus primos Arantxa y Leo, de quienes se vieron separados por las duras trifulcas familiares. Emilio, que siempre había sido el gran apoyo de su hermana pequeña, a quien mimaba y a quien hizo de mentor en lo tenístico y en la vida. Pero cuando empezó su relación con Josep Santacana, la familia se puso en contra hasta el punto de romperse en mil pedazos. La boda fue el último acto de concordia familiar.

Poco a poco la separación fue haciéndose más profunda hasta que en 2012, la tenista publicó su libro ‘Vamos Arantxa’, en el que culpaba a sus padres y a sus hermanos, en especial a Javier, de causarle la ruina económica y personal. Aquello fue un punto final. Un conflicto agrandado por su exposición a los medios que tuvo su culmen en el funeral del padre, cuando Javier y Santacana llegaron a las manos ante una madre que, nerviosa, sufrió un desmayo.

placeholder Emilio Sánchez Vicario, en Miami. (EFE)
Emilio Sánchez Vicario, en Miami. (EFE)

Pero no todo transcurrió como Arantxa esperaba y a finales de 2018, una noche de diciembre, el timbre de casa de Emilio sonaba. La visita, sorprendente por inesperada, cambió la vida de la familia Sánchez Vicario. Era Arantxa, envuelta en lágrimas, desesperada, y le pedía ayuda, de nuevo, ante la inminente separación de su marido, que se había ido de casa y convivía ya con otra mujer en un piso en Miami.

Juntos en Florida

El excapitán de Copa Davis, quien logró la tercera ensaladera de la historia para España, tenía una nueva labor en su vida: consolar a la pequeña, porque siempre ha sido la pequeña para él, y ayudarla a recomponer su vida. Ahora, con un incierto futuro por delante, Arantxa cuenta otra vez con Emilio para mantenerse firme y en pie. Todos han pasado estas semanas de pandemia en sus casas, Emilio y Arantxa en Florida; la madre, Marisa, Javier y la cuarta hermana, Marisa, en Barcelona.

Y así siguen estos días. Así que este 55 cumpleaños lo pasará Emilio con los suyos en Naples y quién sabe si recibirá de nuevo la visita de su hermana pequeña y sus hijos, esta vez, claro, sin desagradables sorpresas.

Triunfaba en la pista de tenis y fuera de ella. Emilio Sánchez Vicario era un tenista que ganaba títulos y un rompecorazones de adolescentes, un niño pijín, mono, siempre amable y sonriente que se convirtió en ídolo de jovenzuelas allá por los 80. Este jueves cumple 55 con la sonrisa intacta, sí, pero lejos de esa imagen seductora, convertido ahora en el paño de lágrimas de su hermana pequeña, Arantxa, a quien ha tenido que dar todo su apoyo en los últimos y duros años de la vida de la también excampeona de las pistas.

Arantxa Sánchez Vicario