El calvario de Arantxa Sánchez Vicario: su marido la deja y pide la custodia de sus hijos

Arantxa Sánchez Vicario es el vivo retrato de lo caprichoso que puede llegar a ser el destino: si en otro tiempo veíamos a la tenista coronándose como reina de las pistas y convertida en heroína nacional, hace ya un tiempo que, la tres veces ganadora del Roland Garros, no levanta cabeza.

A sus problemas económicos y su mala relación familiar se le une ahora la petición de divorcio que le acaba de solicitar su marido, Josep Santacana, con el que ha estado más de una década. Según publica el diario LOC, el proceso de separación al que se somete la pareja puede ser de todo menos amistoso, ya que el marido de Arantxa solicita, además, la custodia de los dos hijos que tienen en común: Arancha y Leo, ambos menores de edad.

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Según publica el diario, Josep habría ya abandonado la casa que compartían en Miami llevándose todos los bienes de su esposa, incluyendo trofeos conseguidos por la tenista. Arantxa, que trabaja como directora deportiva del centro educativo Metropolitan School, compagina este trabajo (cuyo sueldo es de 3.000 euros mensuales) con colaboraciones como comentarista deportiva en canales latinos. Sin embargo, a pesar de lo abultado de esta cantidad, la tenista y su pareja arrastraban problemas económicos y acusaciones por delito de alzamiento de bienes.

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Por si todos estos problemas fueran pocos, el marido de Arantxa habría presentado ya una petición de custodia sobre los hijos de la pareja (de nueve y siete años) alegando que la madre de los pequeños no está en las condiciones psicológicas óptimas para atenderles. El empresario además, se habría hecho con el control del patrimonio de su esposa, lo que podría suponer graves problemas financieros para la deportista.

Durante años, la familia de Arantxa ha acusado de la mala relación que tenía con ella, en buena parte, a la figura de su pareja. Una relación tan tirante que, en su día, llevó a la hermana de Emilio a tomar la decisión de no acudir al funeral de su padre para no tener que enfrentarse a ellos.

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De esta manera, se pone fin a una historia de amor que comenzó en 2007 en Ibiza, lugar en el que se conocieron, y cuyo final es aún incierto pero, muy probablemente, accidentado.