El 'cese temporal de la convivencia' de Carmen Martínez-Bordiú y su novio Timothy

Desde que decidió instalarse en Portugal abandonando Madrid y la vida social, poco o nada se sabe de Carmen Martínez-Bordiú. Uno de los últimos viajes a la capital del reino, del que se tiene constancia, fue a mediados del pasado mes de octubre cuando se reunió con unas amigas en El Qüenco de Pepa, uno de sus restaurantes preferidos. Hace tiempo que la actual duquesa de Franco desapareció y buscó la tranquilidad con su novio surfista en la playa portuguesa de Sintra, uno de los lugares, junto a la localidad de Nazaré, donde se encuentra el récord de ola gigante.

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Paloma Barrientos

Este es el paraíso de los deportistas de esta disciplina deportiva en la que su pareja, Timothy McKeague, destacaba. Carmen compró una casa independiente frente al mar en una de las zonas más bonitas de esta localidad que se sitúa a media hora en coche de Lisboa. Una vida apacible y con viajes a Burdeos para estar con su hija Cynthia y sus dos nietos. Y en Madrid, la misma operación afectiva con Luis Alfonso, Margarita Vargas y los cuatro hijos del matrimonio.

Ahora puede ser que decida volver o al menos pasar menos tiempo en Portugal, una vez que su relación con Timothy se encuentra en periodo de reflexión. Algo así como el ‘cese temporal’ que utilizó el gabinete de comunicación del Palacio de la Zarzuela para anunciar, con ese eufemismo, el divorcio de los duques de Lugo. En el caso de Carmen, esta ruptura sería amistosa, según confirman a Vanitatis. Y no tendría que ver con personajes colaterales, sino con el deseo de Tim de volver a su país, que por la pandemia ha permanecido cerrado. De hecho, el célebre Open de Australia se ha retrasado a febrero para que los jugadores puedan viajar a primeros de enero y así guardar cuarentena durante catorce días.

Crucero de amor

La relación de Bordiú con McKeague comenzó en el verano de 2016 cuando coincidieron en un crucero por la Costa Azul. Ella como invitada y él como coach emocional y profesor de yoga del propietario del barco y sus hijos. Compartieron paseos, clases y, al final del verano, decidieron vivir juntos. “A Tim lo encontré en un momento en el que yo, anímicamente, no estaba muy bien. De repente, me di cuenta que algo nos unía. Con 66 años que tengo, creo que sé muy bien lo que quiero, ¿y quién se va a meter en mi vida?”, decía en la entrevista que concedió al ‘Sábado Deluxe’ en esas fechas.

En estos cuatro años, la pareja tampoco se ha expuesto, más allá de las imágenes captadas por los paparazzi. A Tim le han ofrecido, en varias ocasiones, reportajes y entrevistas exclusivas bien pagadas a las que no se ha prestado. Los que le han tratado aseguran que es un hombre tranquilo, cariñoso y sin ningún interés por convertirse en personaje público. Así están las cosas por ahora y con este periodo de reflexión en sus vidas.

Carmen se ha mantenido alejada de las polémicas que la han rodeado: unas, directamente, como la utilización del título del ducado de Franco tras la muerte de su madre, Carmen Franco, y otras que afectaban a toda la familia. Fue el caso de la exhumación de los restos de su abuelo del Valle de los Caídos, la venta del pazo de Meirás y la oferta inmobiliaria del edificio de la calle Hermanos Bécquer en Madrid. Se puso a la venta en mayo pasado por un precio de cincuenta millones como informaba El Confidencial sin que por el momento haya compradores estables.