Rosalía Mera y Sandra Ortega, la fe de las 'madrinas' de PharmaMar
La añorada empresaria fue de las primeras en invertir en el sueño de José María Fernández de Sousa-Faro: encontrar en el mar la cura del cáncer. Su hija Sandra es la tercera accionista
Últimamente, PharmaMar está de moda. La farmacéutica española lleva tiempo recogiendo los frutos de años invertidos en investigación y desarrollo. Esta semana, la revista 'Science' les ha dado otro empujón. Un fármaco antiviral (la plitidepsina) producido por ellos y probado en laboratorios experimentales de Francia y Estados Unidos ha demostrado una disminución del 99% por ciento de las cargas virales de SARS-CoV-2. Vamos, el maná anticovid. El martes, el día en que se publicó el artículo, sus acciones subieron un 21,14% y se situaron por encima de los 106 euros. Un 'pelotazo' para sus accionistas, entre los que se encuentra Rosp Corunna, la sociedad inversora de Sandra Ortega, que cuenta con un 5,01% de la farmacéutica.
Pero la relación de Sandra Ortega con José María Fernández de Sousa-Faro (presidente de PharmaMar) y su familia va mucho más allá de un pelotazo puntual. Su inversión no es reciente ni casual, ni llegó atraída por los cantos de sirena del éxito de famosos medicamentos contra el cáncer como el Yondelis. En realidad, Sandra heredó de su madre la fe en el proyecto. Fue Rosalía Mera quien supo ver el potencial de una inversión tan arriesgada como ilusionante en el sueño de este doctor en Bioquímica y heredero de la saga Pescanova.
La revista @ScienceMagazine confirma la potente actividad del compuesto de PharmaMar, frente al SARS-CoV-2 #COVID19. El estudio demostró una fuerte potencia antiviral contra el SARS-CoV-2 con una toxicidad limitada.
— PharmaMar (@PhrmMar) January 26, 2021
Año 2001. Inditex sale a Bolsa y Rosalía Mera se convierte de la noche a la mañana en una mujer con mucho dinero entre las manos. En la oferta pública de venta (OPV) de Inditex, Mera vendió parte de sus acciones (se quedó con un 6,99%), lo que le reportó unos ingresos millonarios. Su hija Sandra también había colocado parte de sus acciones de Inditex en la OPV. Con ese dinero, ambas deciden montar una sociedad patrimonial, Rosp Corunna, cuyo capital inicial supera con creces los 800 millones de euros. Y se convierten en un nuevo actor en el mercado, un inversor cuyo objetivo es la rentabilidad pero siempre desde una sensibilidad social.
Una de las primeras inversiones de Rosp Corunna tiene lugar poco después, en 2002, cuando anuncian la compra del 4% del grupo farmacéutico Zeltia (origen de PharmaMar) convirtiéndose en su socio de referencia. En entrevistas posteriores, Fernández Sousa-Faro ha revelado que había intentado convencer "por activa y por pasiva" a las cajas rurales gallegas de que invirtieran en la empresa, pero solo lo consiguió con Mera: "Rosalía fue una persona que nos apoyó mucho, de ese tipo de gente que escasea en nuestro país y que cree que algunos proyectos tienen una maduración a largo plazo".
"Creemos en la compañía, tenemos vocación de permanencia y apoyamos totalmente la gestión que se realiza en la empresa. En esta decisión ha pesado mucho el contenido social y la actividad de investigación realizada por Zeltia", decía entonces Rosp Corunna. Se trataba de un espaldarazo sin parangón para la empresa gallega y para la 'loca' idea de Fernández Sousa-Faro de elaborar fármacos con moléculas extraídas del fondo del mar. Mera acababa de poner 78 millones de euros en ese proyecto que terminaría 'merendándose' a Zeltia.
El camino no siempre fue fácil y Rosalía Mera tuvo que sostener su inversión a veces contra el criterio de sus más estrechos colaboradores, que veían como año tras año iban perdiendo dinero. La comercialización del Yondelis, que hoy es su producto estrella, tardó años por temas burocráticos. Hubo tensiones, según la prensa gallega los asesores de la filántropa le aconsejaron que vendiera parte de sus acciones, pero Mera se mantuvo firme: "El dinero invertido en Zeltia, bien invertido está".
Nunca sabremos cómo se fraguó aquella inversión. En 'El hilo suelto' (La Esfera), la biografía de Rosalía Mera escrita por el periodista Xabier R. Blanco, se lee que con quien tenía amistad la exmujer de Amancio Ortega era con una de las hermanas de Fernández Sousa-Faro. Tras estudiar Magisterio y profundizar en el psicoanálisis, Rosalía pertenecía al Círculo Lacaniano de Galicia, "fundado por el argentino Óscar Masotta, que desde Barcelona acude una vez al mes para atender a sus pacientes en un chalé de Vigo que albergaba la Clínica Menela, siguiendo el inflexible axioma de que no te curas si no pagas". "El director de la clínica, Cipriano Jiménez, estaba casado con una hija de los Fernández de Sousa-Faro, fundadores de Pescanova, y la pareja también había pasado por el trance doloroso de tener una hija con autismo", se lee en el libro.
Sea como fuere, la fe de Mera fue heredada por su hija Sandra, que hace cuatro años redobló su apuesta por la farmacéutica. En 2017, Ortega subió su participación hasta un 5,01%, convirtiéndose en la tercera mayor accionista, solo por detrás del propio Fernández Sousa-Faro y de su esposa. Además, recientemente ha decidido dar un paso adelante y por primera vez defenderá personalmente sus intereses en el consejo de administración de la compañía. Hasta ahora, quien representaba a Rosp Corunna como consejero dominical era José Francisco Leyte, quien fuera la mano derecha de su madre en asuntos financieros y que será sustituido por la empresaria y filántropa en lo que constituye un hecho insólito en su política de absoluto anonimato público. Quizá otro guiño a la vieja relación que les une.
Últimamente, PharmaMar está de moda. La farmacéutica española lleva tiempo recogiendo los frutos de años invertidos en investigación y desarrollo. Esta semana, la revista 'Science' les ha dado otro empujón. Un fármaco antiviral (la plitidepsina) producido por ellos y probado en laboratorios experimentales de Francia y Estados Unidos ha demostrado una disminución del 99% por ciento de las cargas virales de SARS-CoV-2. Vamos, el maná anticovid. El martes, el día en que se publicó el artículo, sus acciones subieron un 21,14% y se situaron por encima de los 106 euros. Un 'pelotazo' para sus accionistas, entre los que se encuentra Rosp Corunna, la sociedad inversora de Sandra Ortega, que cuenta con un 5,01% de la farmacéutica.