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El discreto adiós de Ana María Calvo-Sotelo, matriarca de los Del Pino
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El discreto adiós de Ana María Calvo-Sotelo, matriarca de los Del Pino

La madre de Rafael del Pino falleció el pasado 10 de febrero a los 93 años. Mujer elegante, ácida y austera, era también hermana del expresidente de Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo

Foto: Rafael del Pino (Ferrovial) y, de fondo, su madre, Ana María Calvo-Sotelo, junto a Isabel Preysler.
Rafael del Pino (Ferrovial) y, de fondo, su madre, Ana María Calvo-Sotelo, junto a Isabel Preysler.

Hay una anécdota legendaria en la familia Del Pino que define con precisión el carácter de Ana María Calvo-Sotelo Bustelo, fallecida el pasado 10 de febrero a los 93 años. Ocurrió en 2001, durante una visita que realizó a Cuba con su marido, el empresario español y fundador de Ferrovial Rafael del Pino Moreno. Una noche, tras disfrutar de una velada bastante amena con Fidel Castro, el general, encantado con su invitada, le quiso regalar un cumplido. "Lo he pasado muy bien esta noche, Ana María". A lo que ella, con su característico sarcasmo respondió: "No me extraña. Se me dan muy bien los dictadores. Llevo veinte años casada con uno".

La anécdota, que el pasado 14 de febrero contó el cura durante el funeral que reunió en la parroquia de Santa María de Caná de Pozuelo a todo el Ibex 35, despertó una conmovedora risa entre los asistentes.

placeholder El entonces Príncipe de Asturias, con Ana María Calvo-Sotelo. (EFE)
El entonces Príncipe de Asturias, con Ana María Calvo-Sotelo. (EFE)

Ana María poseía en efecto un humor fino y sagaz. No era lo único que definía su carácter. También era una melómana empedernida –tenía abono en el Teatro Real y el Auditorio, que frecuentaba con asiduidad antes de la pandemia– y era una mujer de una austeridad tenaz. A pesar de ser millonaria no era dada a grandes lujos. Residía en el chalet de Somosaguas donde vivió toda su vida –por fuera una construcción nada extraordinaria, aunque por dentro decorada con bellas obras de arte– y, podría ocurrir, calentada según la nueva temperatura de ahorro de Ana Botín. Tampoco gastaba grandes sumas en adquirir firmas de moda. No le hacía falta, era alta y esbelta, elegante por naturaleza. Su maravillosa colección de joyas resulta igualmente un misterio.

Joaquín del Pino, el hijo más cercano

Ana María tuvo cinco hijos: María (66), Rafael (63), Joaquín (61), Leopoldo (59) y Fernando (52). De todos, el más cercano a su madre ha sido siempre Joaquín. Quizá porque es el único que no se ha casado. Joaquín ha vivido por y para su madre. Siempre ha estado a su lado, la ha cuidado en sus últimos días, y era quien disfrutaba de su compañía en la mansión de campo que la familia poseía en Ribadeo, en Lugo, el lugar que tan feliz hacía a su madre y que él ha heredado.

En Ribadeo fue también donde el padre de Ana María, Lepoldo Calvo-Sotelo, letrado del Consejo de Estado y escritor, conoció a su madre, Mercedes Bustelo, durante unas vacaciones de verano y de cuya unión nacieron cinco hijos –Leopoldo, Mercedes, Ana María, María Rosa y Mariluz–, todos con gran proyección y mejores contactos. Aunque la felicidad no duró mucho en la familia de Ana María, conectada por vía paterna con la política y la intelectualidad de la época –uno de sus tíos, José Calvo-Sotelo, fue ministro de Hacienda durante la dictadura de Primo de Rivera y otro, Joaquín Calvo-Sotelo, era miembro de la Real Academia Española–. El cabeza de familia falleció inesperadamente en 1933, a los 39 años, dejando a su viuda sola a cargo de cinco hijos, un hecho que marcó profundamente la vida de nuestra protagonista, que siempre admiró a su madre y la convirtió en un referente.

placeholder Fernando Morán, exministro de Exteriores, en una imagen de archivo. (EFE)
Fernando Morán, exministro de Exteriores, en una imagen de archivo. (EFE)

Si uno investiga el árbol genealógico de esta familia, puede concluir fácilmente que es uno de los mejor conectados. Además de los cargos citados anteriormente, también aparece un expresidente de Gobierno –su hermano Leopoldo ocupó este cargo entre 1981 y 1982–; surgen ministros –su hermana Mariluz se casó con Fernando Morán, ministro de Exteriores del primer Gobierno de Felipe González y dardo de los chistes más recurrentes de la década de los 80, y su sobrina Mercedes Cabrera se convirtió en ministra de Educación en el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero–; y por último aguerridos hombres de negocios, como Rafael del Pino y Moreno, ingeniero de caminos, canales y puertos, fundador de Ferrovial y esposo de Ana María.

No hay riqueza sin tragedia

Cierto es que Rafael del Pino y Moreno tuvo todo de su parte para crear el imperio que creó. Era un experto en su área, tenía los contactos adecuados y fundó la empresa en los años en que había que reconstruir España. Alineación cósmica. La empresa arrancó en 1950 y en 1958 Renfe le adjudicó su primer gran encargo: la construcción de los tramos de los Enlaces Ferroviarios de Madrid, el trayecto Las Rozas-Chamartín. La obra pública se convirtió en su principal fuente de ingresos.

A pesar de tener una buena vida, sus últimos años se convirtieron en un infierno. Tras caer por unas escaleras en su barco Alcor –era un avezado marinero y todos los años realizaba un viaje con sus amigos a lugares recónditos del planeta–, se quedó tetrapléjico. En Madrid, instalado en una casa medicalizada, sobrevivió durante cuatro años, en los cuales Ana María se mantuvo a su lado siempre que la dejaron. Del Pino no podía moverse, perdió el habla y la vista. A pesar de las adversidades se agarró ferozmente a la vida, hasta que se apagó el 14 de junio de 2008; entonces la empresa quedó a cargo del elegido: el mayor de los hermanos varones, su hijo Rafael del Pino.

placeholder Isabel Preysler, con Ana María Calvo-Sotelo en un acto de Mario Vargas Llosa en 2018. (EFE)
Isabel Preysler, con Ana María Calvo-Sotelo en un acto de Mario Vargas Llosa en 2018. (EFE)

Gracias a su labor, que ejerce con olfato de sabueso y determinación de samurái, Ferrovial sigue siendo la constructora más importante de España: en 2021 sus acciones subieron un 25% y su valor se mueve en máximos históricos: en cinco años se ha revalorizado un 46%, según datos publicados por el diario 'El Mundo' en su lista con 'Los más ricos de 2022'. El dinero, sin embargo, no ha convertido a esta familia en un clan cohesionado como pueden ser los Ortega o los Roig, y los del Pino no son precisamente una piña.

Lejos de hacer honor a su apellido, la indiferencia (cuando no el desdén) se ha instalado entre los hermanos, y es María –quizá por ser la primogénita, quizá por ser la única mujer– quien mantiene contacto de manera individual con todos y cada uno de sus hermanos. En 2015, la tensa unión que reinaba entre los cinco hermanos tras la muerte de su padre y con la que se intentó realizar una 'transición ordenada' terminó por romperse y se procedió al reparto del conjunto de acciones de la familia. Rafael del Pino se quedaría como accionista principal y a día de hoy posee el 20,27% de las acciones y tiene un patrimonio neto de 10.210 millones de euros, según la citada publicación de 'El Mundo'.

Reunir a sus hijos y nietos cada domingo en una alegre y larga comida con sobremesa fue sin duda uno de los grandes anhelos de Ana María. No pudo ser. Quizá la tenga allí donde esté, rodeada entre otros de sus queridos dictadores.

Hay una anécdota legendaria en la familia Del Pino que define con precisión el carácter de Ana María Calvo-Sotelo Bustelo, fallecida el pasado 10 de febrero a los 93 años. Ocurrió en 2001, durante una visita que realizó a Cuba con su marido, el empresario español y fundador de Ferrovial Rafael del Pino Moreno. Una noche, tras disfrutar de una velada bastante amena con Fidel Castro, el general, encantado con su invitada, le quiso regalar un cumplido. "Lo he pasado muy bien esta noche, Ana María". A lo que ella, con su característico sarcasmo respondió: "No me extraña. Se me dan muy bien los dictadores. Llevo veinte años casada con uno".

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