Maribel Yébenes recuerda su amor por su marido en un funeral con Preysler y Naty Abascal

A las ocho de la tarde de este martes se celebraba en la iglesia de los Jesuitas de la calle Serrano de Madrid la misa funeral por el alma de Antonio García Ordóñez. El empresario falleció el pasado 7 de agosto en Marbella, donde pasaba las vacaciones junto a su mujer, Maribel Yébenes, y su familia. Aunque llevaba unos años con no muy buena salud, no había ninguna razón para esa muerte repentina que dejó desolados a los amigos y, por supuesto, a la familia. Maribel Yébenes, dueña de uno de los centros de belleza y medicina estética más importantes, es una mujer muy querida y respetada en su sector. De ahí que tanto amigos como clientas hayan querido compartir con ella, con su hija Miriam y su yerno estos momentos tan difíciles y acudir a la iglesia para darle ese último adiós.

"Ha pasado el tiempo y no me acostumbro a que me falte Antonio. Era el marido y padre más bueno. Siempre apoyándome en todas mis iniciativas y pendiente de que todo funcionara, tanto en casa como en el centro. Nunca quiso tener protagonismo. Era un hombre que desprendía bondad", contaba desolada la empresaria a Vanitatis.

Y es que la suya fue una historia de amor que comenzó cuando ambos eran muy jóvenes. "Si no se hubiera ido, en tres meses habríamos celebrado nuestras bodas de oro. Hemos estado toda la vida juntos. Esos años casados y tres de novios”, cuenta Maribel Yébenes, que recuerda el primer día que se vieron: "Fue en el drugstore de la calle Marqués de Urquijo. Yo estaba con mis amigas y lo primero que me dijo fue: 'Me voy a casar contigo'. A mí me entraba la risa y le decía: 'Sí, sí'. Estuvimos dos años sin vernos y volvimos a encontrarnos en el mismo local. El destino nos volvió a unir y nos volveremos a ver en el cielo. Ahora ya está con nuestra hija Isabel".

Unas palabras que Miriam, la hija de la pareja, confirmaba haciendo un pequeño perfil de su padre al terminar la misa: "Conoció a su gran amor y supo que era la mujer de su vida. Nunca he conocido a un hombre más pendiente de nuestra madre. Como padre, no tengo palabras. Renunció a su trabajo como marino mercante para estar con nosotras. Nunca se quejó. Se volcó en cuidar a mi hermana Isabel. Ahora nos cuidarán los dos". Un emotivo mensaje que cerraba asegurando que pudieron decirse en vida cuánto se querían. Y todo, con una banda sonora muy especial: 'Stand By Me', su canción preferida.

Un último adiós con muchos amigos

Como decíamos, al funeral no han faltado muchas caras conocidas, todas fieles a la amistad con Maribel Yébenes y forjada a lo largo de estas décadas, en las que su centro de belleza ha sido punto obligado para la imagen de muchas de ellas.

Hasta la iglesia de los Jesuitas -curiosamente, la misma en la que bautizaron a su nieto- se acercaron para dar su último adiós a Antonio las hermanas García Vaquero, Mar y Begoña, Naty Abascal, Miriam y Cari Lapique, Emiliano Suárez, el joyero Miguel Más, María Zurita o Isabel Preysler, una de las últimas en ocupar su asiento en el templo y la que más flashes acaparó, como es habitual.

Además, y aunque era una despedida triste, no faltó la música, interpretada por el grupo Alborada, que también amenizaron a los invitados de la boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva, el pasado julio.