El lado más desconocido de José María Carrascal: su historia de amor con una azafata alemana que acabó con boda en Montserrat

El mundo de la comunicación está de luto. A última hora de la noche del viernes 3 de noviembre se anunciaba el fallecimiento del escritor y periodista José María Carrascal Rodríguez, cuyo cuerpo era encontrado sin vida a los 92 años por un amigo en su domicilio de Madrid. A tan solo un mes de volver a soplar las velas, este hombre conocido más allá de por sus mil peculiares y particulares corbatas por una impecable trayectoria profesional en la televisión y la prensa escrita, se despedía marcando así un capítulo de la historia nacional.

Popular en gran parte del país, especialmente durante la década de los 90 gracias a ser el primer presentador de informativos de Antena 3, formato en el que introdujo las grandes frases de despedida e incluso los editoriales, el primer periodista español en entrevistar a Ronald Reagan, además del reportero que narró la llegada del hombre a la Luna, siempre supo mantener apartada del foco mediático su trepidante vida personal y amorosa. Hecho que hemos logrado descubrir con el paso del tiempo.

Aunque su figura marcase un antes y un después en el periodismo de nuestro país, en un inicio su pasión nada tenía que ver con la comunicación. José María Carrascal, original de El Vellón, un pequeño pueblo de la Comunidad de Madrid, se trasladó con su familia a Barcelona en 1947, donde se matriculó en Filosofía. Sin embargo, pronto dejó de lado el pensamiento crítico para sumarse a las filas de la Escuela de Náutica, entonces su sueño. Este le llevaría tiempo más tarde hasta la mujer de su vida.

Tras obtener el título de oficial de la Marina Mercante y realizar sus correspondientes prácticas en los puertos de carga de Vizcaya, lo cual le hizo viajar por toda Europa, una travesía hasta Chile con duras tormentas le hizo desistir de la profesión para reconvertirse en profesor de español en una escuela de ingenieros en Berlín. Allí conoció a Ellen, una bella azafata alemana vecina suya de la que se enamoró perdidamente y quien le ha acompañado hasta el fin de sus días.

Su historia de amor fue sellada en una ceremonia civil celebrada en 1960 en la capital germana. Sin embargo, no les pareció suficiente y posteriormente también realizaron una boda por la iglesia en España. Para esta eligieron un lugar icónico: el monasterio de Montserrat. ¿El motivo? Era el único espacio en todo el país donde se celebraban eventos en alemán.

Ellen, a pesar de la gran fama de su esposo, siempre logró mantenerse en un segundo plano y sus apariciones públicas fueron contadas. No obstante, Carrascal sí habló con orgullo de su mujer en múltiples entrevistas concedidas a lo largo de su vida.

"Es muy importante tener las mismas aficiones. No todas. Tiene que haber aficiones que no se compartan para descubrir nuevas facetas de tu pareja. Para adaptarse a otra persona, sobre todo si tienes una personalidad fuerte, hay que tener generosidad, estar dispuesto a ceder mucho y a dar mucho. Yo no me hago a la idea de vivir sin mi mujer. Ella me ha ayudado en todo", revelaba en una de ellas al ser preguntado por las claves para conservar el amor con el paso del tiempo.

Esta ayuda ha sido devuelta durante los últimos años de vida del periodista, quien confesaba hace meses que su principal labor era cuidar de su esposa postrada en una silla de ruedas a consecuencia de varios problemas de salud. "Mi mujer es lo más importante para mí y ahora tengo que estar con ella. Ella ha dedicado su vida a mí, lo menos que puedo hacer yo es hacer lo mismo por ella", explicó.

Ayer, 3 de noviembre, la historia de amor de más de 60 años de duración ponía su punto y final de manera trágica. Ahora solo nos queda esperar más detalles sobre cómo será el último adiós al escritor madrileño que se estableció como un referente con voz propia dentro del sector audiovisual e hizo de sus corbatas un sello de identidad, al que seguro acudirán rostros conocidos de todos los ámbitos.