El entorno de Carmen Otte rompe su silencio: "No es Paloma Cuevas, ni es famosa ni quiere serlo"

Nadie habla de otra cosa. El plantón en el mismísimo altar del torero Juan Ortega a su novia, Carmen Otte, a quien la noche anterior prometía amor eterno en la preboda que congregó a gran parte de los 500 invitados a su enlace, es el protagonista de la semana.

Para quienes se estén sumando a esta historia ahora, todo empezó hace tres días, el pasado sábado, cuando el joven torero, apenas una hora antes de su boda, llamó a su novia para decirle que no podía casarse con ella y que cancelaba el enlace.

Llorando y repitiendo una y otra vez “¡no lo veo!, es que no lo veo…”, puso punto y final a una relación con la mujer con la que en la víspera parecía que iba a pasar el resto de su vida. No ha sido así y parece que no lo será.

En Vanitatis hemos hablado con el entorno de Carmen Otte, que hasta ahora había guardado silencio. Lo hacen escandalizados por el tratamiento que la prensa está haciendo de la noticia. Sobre todo tras ver en multitud de revistas, televisiones y digitales el nombre, profesión y hasta el lugar de trabajo de esta joven cuyo único pecado ha sido enamorarse. “Ella no es Paloma Cuevas, ni es famosa ni quiere serlo”, aseveran “horrorizados” con la repercusión pública.

De hecho, según apuntan las fuentes consultadas, personas cercanas a la familia habrían recomendado a los padres de la novia que consultaran a algun abogado que les aconseje qué hacer “si la bola sigue creciendo”.

“Carmen y Juan han llevado su noviazgo alejados de los medios de comunicación y de la prensa. No anunciaron su boda a los cuatro vientos ni convocaron a la prensa”. No obstante, era un enlace que la prensa local tenía apuntado en rojo en su calendario a pesar del carácter poco amigo de los medios del torero, conocido sobre todo en el entorno taurino, donde despunta desde hace años tanto dentro como fuera de España.

“Juan era uno más en la familia, en los grupos de amigos… Un chico sencillo, alejado de los focos y poco amigo del famoseo. Todo esto está siendo un tormento para todos”, aseguran en conversación con este digital personas del círculo de confianza de la novia, quien se refugia en casa de sus padres a la espera de que pase la tormenta.

Ni mensajes ni redes

“Tenía vacaciones cogidas para irse de viaje de novios y lo único que quiere es que todo esto pase para poder empezar a asimilar que su vida ha cambiado por completo. No es solo la boda, compartía su vida con Juan desde hace tres años. Vivían juntos y ahora todo ese proyecto de vida no existe”, aseveran.

Otras fuentes consultadas afirman que ni siquiera está contestando a los mensajes de su entorno: “Está aislada, en parte por voluntad propia y en parte también empujada por quienes más la quieren y que están siendo testigos de todo el revuelo en redes y en la prensa”. Carmen, tal y como y hemos podido confirmar desde Vanitatis, ha cerrado sus redes porque el aluvión de mensajes y solicitudes de amistad era insostenible: “Había que parar este circo antes de que le hiciera más daño”.

Sus amigas de toda la vida están sufriendo una oleada de solicitudes similar: “Todas han cerrado filas. Están para lo que ella necesite. Ahora ella es la prioridad”.

Una boda por pagar

Aunque no quieren entrar a desmentir ni a confirmar ninguno de los rumores acerca de posibles infidelidades a las que no dan ningún crédito, sí que señalan que para ambos el paso que iban a dar no era “lo que tocaba”, sino algo que habían meditado a conciencia. “El sacramento del matrimonio era importante para ellos, no solo por el compromiso entre ellos, sino con Dios a la hora de formar una familia, y él, a la hora de la verdad, no lo vio claro”, aseguran.

De hecho, una de las cosas que le dijo a la que estaba llamada a convertirse en su mujer es su promesa de correr con todos los gastos de la boda. Un enlace repleto de compromisos donde sus más de 500 invitados habrían disfrutado de una fiesta por todo lo alto en las bodegas González Byass.

“Él le dijo que se haría cargo de todo y desde la familia confían en que así sea”. Tal y como hemos estimado en estas páginas, el importe tan solo del banquete superaría los 75.000 euros, aunque podría alcanzar según el precio del cubierto los 90.000. Una cifra nada desdeñable a la que habría que sumar la cancelación del viaje de novios, el vestido de novia, las flores de la iglesia, el fotógrafo y otros extras cada día más de moda en las bodas como actuaciones en directo, el coro de la ceremonia o el fotomatón. “Ella está devastada. No se lo esperaba. Está siendo una auténtica pesadilla”, concluyen.