Locos por la pasta: cinco trucos para cocinarla y que quede como un restaurante italiano

La pasta es uno de los platos más icónicos de la cocina italiana, presente en mesas de todo el mundo. A simple vista, cocinarla parece un proceso fácil: agua, sal, pasta y listo. Sin embargo, lograr que quede como en un restaurante italiano, con esa textura perfecta y el sabor auténtico, requiere de algunos secretos culinarios que los chefs italianos guardan celosamente. Si eres un amante de la pasta y quieres sorprender a tus comensales con un plato digno de un restaurante, aquí te compartimos cinco trucos infalibles para conseguirlo.

El primer paso para cocinar la pasta de manera perfecta es utilizar suficiente agua. La regla general es emplear un litro de agua por cada 100 gramos de pasta. Esto permite que la pasta tenga espacio para moverse libremente mientras se cocina y evitar que se pegue. Además, asegúrate de añadir una buena cantidad de sal (unos 10 gramos por cada litro de agua) una vez que el agua esté hirviendo. Esto realzará el sabor natural de la pasta, sin necesidad de añadir sal al final.

Uno de los errores más comunes es añadir aceite al agua de cocción. Aunque algunos creen que esto ayuda a que la pasta no se pegue, en realidad puede hacer que la salsa resbale y no se adhiera correctamente a la pasta. La clave para evitar que la pasta se pegue es removerla ocasionalmente durante los primeros minutos de cocción. De esta forma, no solo lograrás que la pasta tenga la textura correcta, sino que también absorberá mejor los sabores de la salsa.

El término "al dente" es fundamental en la cocina italiana. Se refiere a que la pasta debe quedar cocida pero aún firme al morderla. Para conseguir este punto exacto, lo ideal es seguir las instrucciones del paquete y retirar la pasta un minuto antes del tiempo recomendado. La razón es sencilla: la pasta seguirá cocinándose ligeramente mientras la mezclas con la salsa caliente, lo que evitará que se pase de cocción y conserve su textura ideal.

Aunque en algunos lugares es común enjuagar la pasta con agua fría después de cocerla, en la cocina italiana esto es un sacrilegio. Al enjuagarla, se eliminan el almidón y los sabores que se han desarrollado durante la cocción. Este almidón es esencial para que la salsa se adhiera bien a la pasta y para darle ese toque cremoso característico de los platos italianos. Lo ideal es escurrirla rápidamente y pasarla directamente a la sartén con la salsa.

El último paso, y tal vez uno de los más importantes, es mezclar la pasta con la salsa en la sartén. En lugar de simplemente servir la salsa sobre la pasta, lo que hacen en los restaurantes italianos es integrar ambos elementos a fuego bajo durante un par de minutos. Esto permite que la pasta absorba los sabores de la salsa y que el plato quede bien integrado, logrando una textura uniforme y deliciosa. Para un toque final, puedes añadir un poco del agua de cocción de la pasta a la salsa para hacerla más cremosa y darle un acabado sedoso. Es importante reservar el agua de cocción y no añadir agua normal, ya que no se emulsionaría con la salsa.