Este es el secreto de un puré de patata como en los mejores restaurantes franceses
Preparar esta guarnición y que quede como en las mejores cocinas es posible con un sencillo ingrediente
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El puré de patatas es una guarnición clásica que ha conquistado paladares alrededor del mundo, con un sabor que evoca tanto el calor de hogar como la sofisticación de la alta cocina. Acompañante perfecto de asados, guisos y salsas, es versátil y fácil de preparar. Sin embargo, hay un truco inspirado en la cocina francesa que permite llevarlo a un nivel superior, y es tan sencillo que sorprenderá a cualquiera: el ajo confitado.
La cocina francesa es famosa por su puré de patatas, y este pequeño secreto contribuye a su fama. Los franceses han perfeccionado una receta cremosa y rica en sabor, logrando una textura suave que se deshace en la boca. La clave de esta preparación es el ajo confitado, que añade un sabor profundo, fragante y rico en umami, además de ser más digestivo que el ajo crudo o frito. Con esta técnica, el ajo se convierte en una pasta melosa que se integra fácilmente en el puré de patatas, elevándolo a una experiencia culinaria más completa.
Confitar ajos en casa es muy sencillo y se puede hacer de diversas formas, como en una olla de cocción lenta, un método que permite preparar grandes cantidades de ajo con poco esfuerzo. Una vez confitado, el ajo se machaca hasta obtener una pasta suave que se añade al puré de patatas. La cantidad de ajo confitado puede ajustarse al gusto personal; solo hace falta mezclar, probar y ajustar según se prefiera.
Además, el aceite utilizado en el proceso de confitado no debe desperdiciarse. Este aceite aromatizado es perfecto para aderezar el puré de patatas o para preparar vinagretas, aliños y adobos. Si sobra ajo confitado, se puede guardar en la nevera con su propio aceite o congelarlo en pequeñas porciones para futuras recetas. Con este sencillo truco del ajo confitado, el puré de patatas se transforma en una guarnición inolvidable, ideal para ocasiones especiales como Acción de Gracias o para darle un toque especial a las comidas diarias.
Para preparar un buen puré de patatas, es esencial elegir las patatas adecuadas. Las variedades con alto contenido de almidón, como la patata russet o yukon gold, son ideales, ya que proporcionan una textura cremosa y suave. Primero, es importante cocer las patatas en abundante agua con sal hasta que estén completamente tiernas. Se recomienda cortarlas en trozos uniformes para que se cocinen de manera pareja y, una vez cocidas, escurrirlas bien para evitar el exceso de agua que podría alterar la consistencia del puré. También es fundamental machacar las patatas mientras aún están calientes, utilizando un pasapurés o un prensador de patatas para evitar grumos y obtener una textura uniforme.
El siguiente paso es incorporar los ingredientes clave para lograr una cremosidad óptima. Lo clásico es añadir mantequilla y leche caliente, que se van integrando poco a poco mientras se remueve. La leche debe estar tibia o caliente para que el puré mantenga su consistencia aterciopelada. Para un puré de patatas aún más sedoso, algunos cocineros franceses sugieren añadir nata líquida, que le da un toque extra de suavidad y riqueza. La clave está en mezclar con suavidad para no activar demasiado el almidón, evitando que el puré se vuelva pegajoso o gomoso. Al final, ajusta la sal y, si has optado por el ajo confitado, añádelo en este momento, probando y ajustando según prefieras.
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