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A Letizia le encantan las joyas
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A Letizia le encantan las joyas

Las joyas de la Princesa de Asturias no pertenecen ni al Estado ni a Patrimonio Nacional, sino que son rigurosamente privadas, como las que pueda poseer

Foto: A Letizia le encantan las joyas
A Letizia le encantan las joyas

Las joyas de la Princesa de Asturias no pertenecen ni al Estado ni a Patrimonio Nacional, sino que son rigurosamente privadas, como las que pueda poseer cualquier familia de manera particular. Algunas de las que luce la Reina doña Sofía en su recepciones en el Palacio Real son herencia de sus antecesoras en el trono y así le ocurre y ocurrirá a doña Letizia, que ya ha heredado en vida alguno de las alhajas de su suegra y dejará a futuras reinas y princesas su legado. La primera joya familiar que posee Letizia Ortiz es, indiscutiblemente la sortija de pedida que Don Felipe le regaló tras la pedida de mano oficial en el Palacio de El Pardo en noviembre de 2003. Después vino un collar de perlas y zafiros que, en fotografías recientemente publicadas por la revista Hola se ve cómo la Reina doña Sofía le coloca y que perteneció a doña María de las Mercedes. Aquel día, Don Juan Carlos también obsequió a la Princesa con un reloj de Audemars Piaget que Letizia lleva muy de vez en cuando, pues no suele lucir ese complemento. 

El 22 de mayo de 2004 Letizia Ortíz Rocasolano se convertía en Princesa de Asturias al contraer matrimonio con el heredero. Para la ocasión, vistió una impresionante diadema y no menos impresionantes pendientes de brillantes, regalo estos últimos de sus suegros para tan especial ocasión. Empezaba así su reinado. La Princesa se hizo de rogar hasta el día de su boda para ponerse una diadema, que fue la misma la Reina Doña Sofía lució en la suya y ha llevado en varias celebraciones familiares y ceremonias oficiales, y que ha estado vinculada desde su origen a matrimonios de trascendencia dinástica. El Káiser Guillermo II se la regaló a su hija, la princesa Victoria Luisa de Prusia, al casarse con el heredero de Hannover, Ernesto Augusto. Su hija, la Reina Federica, la recibió de su madre al contraer matrimonio con el entonces Príncipe Pablo de Grecia, y la transmitió a su vez a su hija, la Princesa Sofía, con motivo de su boda con Juan Carlos, en 1962. Por su vinculación familiar y las ocasiones especiales en que la ha usado, es una pieza especialmente querida para Su Majestad la Reina y en su ofrecimiento a Letizia para el día de su enlace hay toda una simbología de cariño.

Diseño español

Lo cierto es que doña Letizia es aparentemente discreta y no demuestra el interés desaforado que siempre han tenido los royals, desde Cleopatra a la Emperatriz Eugenia, pasando por Catalina la Grande, María Antonieta, Sissi o el maharajá de Dhranghadra, por los grandes joyones. La futura reina de España, que siempre lleva la alianza matrimonial, suele optar por pendientes de oro blanco, colgante de diamantes con el mismo material, reloj con correa en acero y oro cuando lleva, el anillo de pedida de oro blanco y brillantes Baguette, otro con un rubí y tres pulseras de brillantes con los nombres de sus hijas Leonor y Sofía. Estas joyas, que luce permanentemente en una de sus muñecas, están hechas de oro amarillo y con las letras de las infantas en diamantes. Fueron un regalo de la soberana a instancias de Rosa Tous, que tiene un gusto exquisito. Y no es la única famosa que las tiene. Esos son sus adornos básicos y diarios.

A la princesa le gusta la joyería española de Tous, Durán, Yanes, Perodri o de Quirós (hermanas joyeras de su Oviedo natal). Poco después de su boda con Felipe de Borbón, en noviembre de 2004, los herederos a la corona viajaron a Cataluña, presidiendo en Manresa unos premios de la Cámara de Comercio. Allí, doña Letizia conoció al matrimonio Tous, joyeros de tradición con una vena mediática importante. Parece que hubo un buen entendimiento entre Rosa Oriol de Tous y la princesa, que dio lugar a una buena relación. Otro de sus preferidos es la firma Quirós, que ha cautivado a varias generaciones y entre las personalidades ilustres que conforman su prolífica cartera de clientes figuran la Reina doña Sofía y Letizia, las Infantas, la Reina Noor de Jordania, y muchos otros miembros de las casas reales de todo el mundo. Letizia suele lucir modelos de Quirós en los Premios de su marido y en muchas otras ocasiones, que para eso son de su pueblo. 

Poco color y de prestado

También muestra su predilección por los pendientes o gargantillas de Cartier, Carrera o Bvlgari, ya sean éstos largos -adecuados para su esbelto cuello- o en forma de aro aflamencado, que ha lucido con sus looks más informales. Suele llevarlos de perlas o brillantes y utiliza muy poco las gemas de colores, aunque hay dos honrosas excepciones dignas de mencionar: la primera de ellas, en Dinamarca, ante la realeza del mundo y antes de casarse, con dos broches Art-decó a juego con unos sencillos pendientes de rubíes que habían pertenecido a la Condesa de Barcelona.

La segunda, las impresionantes esmeraldas con las que se coronara en la recepción de honor que los Reyes de España ofrecieron al mandatario ruso Vladimir Putin y a su esposa, Lyudmila Alexandre, en febrero de 2006 en el Palacio Real. Por cierto, dos curiosidades sobre las joyas de la Princesa: doña Letizia suele dejar a su madre, Paloma Rocasolano, algunos de sus modelos, como pasó en unos Príncipes de Asturias en los que compartieros unos pendientes de brillantes terminados en perla que la mujer de Felipe suele llevar en no pocas ocasiones (son uno desus preferidos). Otra anécdota cariñosa es que junto a las pulseras que lleva en su muñeca derecha con los nombres de sus hijas, lleva otra igual con el de su sobrina Carla, hija de la fallecida Érika Ortiz Rocasolano, hermana menor de la Princesa de Asturias.

Las joyas de la Princesa de Asturias no pertenecen ni al Estado ni a Patrimonio Nacional, sino que son rigurosamente privadas, como las que pueda poseer cualquier familia de manera particular. Algunas de las que luce la Reina doña Sofía en su recepciones en el Palacio Real son herencia de sus antecesoras en el trono y así le ocurre y ocurrirá a doña Letizia, que ya ha heredado en vida alguno de las alhajas de su suegra y dejará a futuras reinas y princesas su legado. La primera joya familiar que posee Letizia Ortiz es, indiscutiblemente la sortija de pedida que Don Felipe le regaló tras la pedida de mano oficial en el Palacio de El Pardo en noviembre de 2003. Después vino un collar de perlas y zafiros que, en fotografías recientemente publicadas por la revista Hola se ve cómo la Reina doña Sofía le coloca y que perteneció a doña María de las Mercedes. Aquel día, Don Juan Carlos también obsequió a la Princesa con un reloj de Audemars Piaget que Letizia lleva muy de vez en cuando, pues no suele lucir ese complemento.