Un comunicado para contentar a Alfonso

El nuevo comunicado de la duquesa de Alba -y ya van dos- viene a demostrar la teoría que el entorno de la aristócrata mantienen desde hace tiempo, y que no es otra cosa que el victimismo que presenta el funcionario ante su novia, cada vez que considera que la prensa se mete con él. Sus últimas declaraciones dirigidas a los reporteros de calle no tenían desperdicio. Erigiéndose en portavoz, como si ya fuera el tercer marido de Cayetana, dijo sin cortarse un pelo: “La casa de Alba y yo estamos hartos de que nos persigan. Déjenos en paz”.

Una demostración más de la desmesura del señor Díez que cuando le interesa quiere ser personaje público y cuando no, privado. Que se sepa, nadie le obligó a punto de pistola a enseñar al mundo mundial su pisito de soltero y ser portada de la revista ¡Hola!. Un reportaje en el que el caballero andante -mas Sancho que Quijote- tasaba sus sentimientos a golpe de talonario y aseguraba que hablaba porque así se lo había pedido su novia.

Este verano no tuvo inconveniente en abrazar públicamente a Cayetana, en una playa gaditana, sabedor que con ese gesto colocaba a la venerable anciana en el punto de mira. Pero parece que al señor Díez  las consecuencias mediáticas le traen al pairo.

La envolvente del funcionario ha dado sus frutos.  La enamorada ha emitido una nota que no tiene desperdicio. Acusa a los medios de intromisión “en nuestra intimidad” así como de las especulaciones “que se mantienen en torno a mi relación con don Alfonso Díez. Quiero manifestar y reiterar que don Alfonso Díez es la persona que me hace feliz, y que nuestra relación se basa en el amor, el cariño y el respeto. No estando dispuestos a renunciar a esta felicidad, aunque no existan planes de matrimonio”.

Después de dedicar un párrafo a sus responsabilidades como cabeza visible del legado familiar de la Casa de Alba, Cayetana termina su exposición pidiendo que “cesen las intromisiones (…) que desvirtúan lo que es un amor basado en el cariño y respeto mutuo, y cuyo único objetivo es darnos felicidad y compañía”. No hay que ser un lince para intuir quién ha sido el inductor de estas palabras, que hacen cada vez más opaca una relación sentimental donde la balanza no está equilibrada.