Victoria Beckham, un mal ejemplo

Ayer, coincidiendo con las declaraciones de la modelo de Ralph Lauren, Filippa Hamilton (1,77 metros y 55 kilos): "Me despidieron porque decían que tenía sobrepeso y que ya no cabía en sus prendas", trascendió un estudio que indica que el 10% de las adolescentes británicas se saltan el desayuno y la comida para poder lucir la talla de Victoria Beckham, volviendo a reabrir el debate de la imitación que provocan las celebrities en sus seguidoras.

La mujer de David Beckham dijo la semana pasada al Daily Mirror que sabe que "soy un modelo para muchas jóvenes y debo decir que es falso que no coma o no esté sana. Llevo una dieta sana, un estilo de vida saludable y lleno de energía gracias a mis tres niños y al mundo de la moda en el que estoy ahora", cuando la realidad es bien diferente. Ni un menú a base de piña y cola light ni un zumo en polvo con té verde son dietas equilibradas.

Los expertos opinan que el comportamiento de las imitadoras de Vicky Beckham está motivado en el deseo de alcanzar la ansiada 'talla cero', como la que lucen modelos y famosas de su estilo y explican que "las imágenes de cuerpos irreales influyen especialmente a los más jóvenes".

Mientras que los estudios alertan de los peligros que ciertas tendencias de moda representan, pocos son los que toman medidas para evitarlo. La pasarela Cibeles de Madrid fijó en 2006 una medida que prohibía desfilar a las modelos cuya masa corporal fuera inferior al 18,5% (unos 56 kilos para 1,75 metros de altura).  Esta decisión no fue bien recibida por el mundo de la moda, y cuando al diseñador Karl Lagerfeld se le ha criticado por la excesiva delgadez de sus modelos, ha replicado que "la moda va de sueños e ilusiones. Nadie quiere ver a una mujer redonda".