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El honor de Cayetano no tiene precio
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El honor de Cayetano no tiene precio

A las siete de la tarde de ayer, Ana Obregón hacía acto de presencia en el madrileño Hotel Santo Mauro para pedir públicamente disculpas a Cayetano

Foto: El honor de Cayetano no tiene precio
El honor de Cayetano no tiene precio

A las siete de la tarde de ayer, Ana Obregón hacía acto de presencia en el madrileño Hotel Santo Mauro para pedir públicamente disculpas a Cayetano Martínez de Irujo por las acusaciones que vertió contra él hace diez años en el programa ‘Crónicas Marcianas’. El hijo de la duquesa de Alba pedía para ella cinco años de cárcel y cerca de 300.000 euros de indemnización.

De haberse celebrado el juicio, la sentencia no habría tardado más de un año, pues el último recurso habría sido en la Audiencia Provincial de Barcelona y en esa instancia ya no cabía posibilidad de apelación, como explica Marcos García Montes, el abogado de Cayetano, y artífice tanto del comunicado, como de brindar a la artista la posibilidad de pedir disculpas públicamente. “De todas formas, habríamos ganado el juicio. Estaba claro que el honor de mi cliente no tiene precio”, dice. (Leer comunicado)

En este sentido, la generosidad por parte del menor de la Casa de Alba ha quedado patente, pues en el último párrafo del comunicado le ha dado a Ana la posibilidad de salir airosa al permitir que, efectivamente, dijera que se sintió manipulada. “Todo se debió a que ciertas personas, de manera falaz, me hicieron creer erróneamente que se le podía causar grave daño al padre de mi hijo”. (Ver vídeo)

El abogado Marcos García Montes ha explicado a Vanitatis que Cayetano en todo momento ha confiado en él: "Me decía 'todo lo que tu hagas está bien hecho'". Al preguntarle al letrado que, al no haberse celebrado juicio, quién asumía los gastos profesionales de estos diez años, ha respondido que se ha firmado un acuerdo de confidencialidad y hay datos que no se pueden dar. Por lo tanto, y sin haber visto ese acuerdo, se supone que Ana Obregón se habría hecho cargo de la minuta.

Durante la rueda de prensa, la actriz estuvo flanqueada por su abogado Javier Saavedra, que poco tuvo que decir, y el defensor de Cayetano, Marcos García Montes, que fue quien llevó la voz cantante. Gracias, precisamente, a sus buenos oficios, esta truculenta historia no ha terminado con la actriz entre rejas. “No me daba miedo ir a la cárcel. Para mí lo peor ha sido el daño que le he causado durante todo este tiempo. He llorado mucho en soledad porque yo siempre doy la cara por los que quiero y muchas veces no me corresponden”.

Quizá con ésta frase dejaba entrever que extrañaba el apoyo físico del padre de su hijo. Ante los medios ha echado balones fuera afirmando que “Alessandro (Lequio) debe estar feliz porque siempre le voy a defender a capa y espada”. En cambio, en la intimidad ha reconocido que le hubiera gustado estar más arropada por él y que si hubiera ocurrido a la inversa ella no habría dudado en dar la cara.

Este mal trago le ha servido para no ser tan “frívola” a la hora de utilizar los medios legales. Hay que recordar que el año pasado se dedicó a demandar a diestro y siniestro. “A partir de ahora, no quiero poner más demandas. Estoy dispuesta a llevarme bien con todo el mundo. Por lo tanto, tratadme bien”, dijo dirigiéndose a los medios presentes en la sala del Santo Mauro.

Una vez finalizada la rueda de prensa, Ana se relajó y ya entró en temas más banales. Por ejemplo, de la portada de la revista Lecturas donde aparece su ex representante, Susana Uribarri, con Darek como pareja oficial. Ha contado una anécdota que le sucedió esa misma mañana en la peluquería. Cuando una señora tomando la revista en sus manos dijo: “Y éstos, ¿quiénes son?”.

La actriz quiere olvidarle porque, entre otras cosas, dice que desde que le conoció sólo le han ocurrido cosas malas. Desde Vanitatis, también ha querido  pedir perdón a Jaime Cantizano, presentador de DEC, al que en su día también hizo “mucho daño”. Este arrepentimiento público ha servido para presentar a la nueva Obregón, mejor dicho, a la que siempre ha sido: simpática, divertida y con unas fantasías que no hacían daño a nadie.

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