¿Venden los duques de Palma su casa de Barcelona?

Fueron los propios duques de Palma los que anunciaron que su estancia norteamericana duraría cuatro años o más. Los Urdangarín/Borbón se instalaron en Washington a finales de agosto ante la superoferta laboral que Alierta, presidente de Telefónica, le hizo al yerno real.

La familia al completo abandonó el palacete remodelado de Pedralbes que los duques adquirieron en el 2005. Se trata de un edificio construido en 1952 de 1.200 metros cuadrados repartidos en tres plantas y una parcela de 1.300 con piscina incluida, que los duques mandaron reconstruir casi en su totalidad aunque manteniendo la estructura y los forjados obligatorios.

En su día se dijo que el precio de la casa superaba los seis millones de euros (mil millones de pesetas), una cifra elevadísima que originó un sinfín de comentarios que cuestionaban la idoneidad de ese gasto en miembros directos de la Familia Real. Además, a esa cantidad había que sumar los gastos relativos a la decoración interior y exterior.

Hasta ese momento los duques vivían en un piso de 300 metros cuadrados que adquirieron cuando se casaron a razón de 540.00 euros que, con la llegada del tercer hijo, se les quedó pequeña. De ahí el cambio. Cuando circuló el rumor de la compra del casoplón hubo medias verdades y alguna mentira desde el propio entorno de los duques, e incluso del propio Urdangarín, que negó la compra de la casa en el cóctel posterior a una recepción real.

Al preguntarle al marido de la infanta si era verdad, negó tres veces, como San Pedro. No hubo canto del gallo, pero meses después se supo que la compraventa del nuevo hogar estaba ya cerrado en aquella fecha. Ahora la historia puede volver a repetirse. La noticia de la posible venta o alquiler de la megavivienda de los Palma ha sido durante el último mes una información que corría de boca en boca.

Hay varias versiones para una misma realidad. La primera tiene que ver con la posibilidad de una magnifica oferta que podrían haber recibido los propietarios reales, y rechazarla sin estudiar la propuesta sería absurdo. En el segundo caso se trataría de un alquiler, aunque habría que tener en cuenta el perfil del alquilado. Y una tercera versión, que enlazaría con la primera: dentro de cuatro años, que es el tiempo que se supone permanecerá Urdangarín en Washington, el directivo volvería a España, pero no a Barcelona, sino a Madrid con un puesto relevante. En este caso, la casa de Pedralbes sería innecesaria. De ahí que la posibilidad de una venta provechosa en estos momentos de crisis sería casi un milagro. Y cuando los milagros se hacen realidad, lo mejor es aceptarlos tal cual llegan.

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