La tragedia de Carmen Cervera

Las declaraciones de su hijo en la revista ¡Hola! la han dejado fuera de juego. Ni cuando se opuso a la boda con Blanca Cuesta y hubo cruce de acusaciones se sintió tan mal como ahora. Tampoco en la celebración del bautizo de Sacha en un hotel de Barcelona. Oficialmente todo había sido “encantador y maravilloso” -como explicaron los protagonistas- con el encuentro entra ambas familias, cuando la realidad fue muy distinta, como publicó Vanitatis.

Ni se hablaron ni se miraron. Mientras duró el convite, la abuela Tita se colocó estratégicamente en una mesa con vistas al mar para que su mirada no se cruzara con los Cuesta. Fue la primera vez que Borja se enfrentó a su madre, al censurarle su desconsideración hacia la familia de su mujer.

A Tita le daba igual. En aquel momento sabía que tenía la sartén por el mango, entendiendo esta comparación como poseedora de la llave económica. Aparentemente, cuando necesitaba dinero Borja volvía al redil y así hasta el siguiente encontronazo, que ha llegado a su cota más alta con las declaraciones/acusaciones que ha hecho contra su madre.

La baronesa se ha encerrado en su casa de la Moraleja y estudia con sus abogados la compleja situación crematística y, por supuesto, afectiva. No hay que olvidar que Carmen no tiene familia directa y, por lo tanto, la mayoría de las empresas y sociedades tienen al hijo como beneficiario, cuando no parte directa. Aunque lo peor está por venir.

La recomendación de los más íntimos entre los que se encuentra Manolo Segura -padre biológico- es llegar a un acuerdo. “Que se sienten y hablen el tiempo que sea necesario para solucionar esta locura”, confirman a Vanitatis desde el entorno más intimo de la baronesa, confirmando el tremendo disgusto de Carmen Cervera.

Según parece, no tenía ni idea de que las declaraciones fueran tan duras. Y no sólo las relativas a la herencia y al dinero, sino que ha puesto sobre la mesa las muchas mentiras públicas que por las dos partes han dicho. Sobre todo, las relativas a las mellizas a las que Borja asegura no tratar salvo lo imprescindible. Por ejemplo, cuando se trataba de posar para los reportajes pactados, cuando Carmen aseguraba que estaba feliz y encantado con las hermanitas...

El que el hijo la haya acusado de ser una malísima abuela que no se interesa por Sacha tampoco la deja en buen lugar. Y mucho menos cuando asegura que su madre estaría encantada si se divorciara de su mujer. El enfrentamiento fraticida no ha hecho más que empezar. Para Carmen ha sido una gran tragedia de la que por el momento no se ha repuesto. Cada vez que le vienen a la cabeza algunas de las afirmaciones de su hijo se echa a llorar.