El 'room service' de Ana Obregón y Suker

Ana Obregón es una mujer generosa cuando se trata de referenciar a sus novios. Siempre habla bien de ellos y suele dejarlos en buen lugar, aunque algunos de ellos no se lo merezcan y la hayan utilizado para sacarse unos buenos picos en la tele. Por ejemplo, el muchacho que vendía lencería fina y al que conoció en Ibiza. Incluso de éste tampoco habla mal.

El único que quiere borrar de su vida es a Darek, al que bautizó como el inombrable. Ella tendrá sus razones. De todas sus parejas, Ana ha reconocido que el que más la marcó -aparte del padre de su hijo- fue Suker. “Con él sí que estuve a punto de casarme. Pero en aquel momento tuve que elegir. A mi hijo no le podía separar de su entorno, de sus amigos, de su colegio y, por supuesto, de Alexandro (Lequio) e instalarme en Inglaterra, que es donde Davor vivía porque jugaba en el Arsenal. Fui muy feliz y mantengo una relación espléndida con él”, contaba a Vanitatis hace unos meses cuando participó en la bajada del río Sella.

Ya en plan de guasa comentaba que “Suker ha sido el único que no me ha costado dinero”. La relación entre ambos se ha mantenido a lo largo de los años y evolucionó a lo que es ahora: una profunda amistad. Cada vez que el futbolista viene a Madrid quedan a comer, a cenar y a lo que se tercie. El fin de semana pasado fue uno de esos días en que la pareja volvió e encontrarse en el Hotel Villamagna. El futbolista, que ya está retirado, trabaja para una cadena japonesa retransmitiendo partidos. En este caso se trataba del encuentro del sábado pasado Madrid-Barça.

De los años que vivió en España mantienen una excelente relación con los medios y no tuvo inconveniente en contar a Vanitatis que tenía una cita importante, además de la profesional. La duda la resolvió al minuto siguiente. La reunión nocturna era con Ana. Tenía previsto invitarla a cenar en un conocido restaurante/discoteca en la carretera de La Coruña pero luego prefirió “más intimidad”. Según sus propias palabras “cenaremos aquí y pediré el room service”. Uno de los rasgos más característicos del croata ha sido siempre su sentido del humor. Aunque en este caso puede ser que la broma no fuera tal y que, efectivamente, donde hubo llama siempre queda un rescoldo.

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