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El 'olvidado' Jaime de Marichalar
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El 'olvidado' Jaime de Marichalar

La vida pública y social de Jaime de Marichalar (le mantengo el “de” que otros le han quitado) se ha reducido notablemente. Antes del divorcio era

Foto: El 'olvidado' Jaime de Marichalar
El 'olvidado' Jaime de Marichalar

La vida pública y social de Jaime de Marichalar (le mantengo el “de” que otros le han quitado) se ha reducido notablemente. Antes del divorcio era habitual verle en los encuentros festivos de Loewe, en presentaciones literarias de la fundación Axa, que con tanto acierto promueve María Teresa Ortiz Bau, en los cambios de escaparate de la tienda Blannik, cenando en los restaurante de moda con empresarios y sus terceras esposas…

Una agitada agenda que se completaba con sus paseos por la Milla de Oro de joyería en joyería. Todo cambió cuando dejó de ser oficialmente duque de Lugo. Los que le festejaban por ser vos quien sois dejaron de hacerlo y dicen que ahora se siente aislado.

Tampoco la Casa Real ha hecho nada para facilitar el cambio de registro teniendo en cuenta que Marichalar, quieran o no, es el padre de los nietos reales. Hubo más tiento con Alonso Guerrero, el ex marido de la princesa de Asturias, que desapareció de la faz de la tierra y si no fuera porque hay fotos cabría pensar que le habían enviado a Pandora, el reino de los na´vi  (los personajes azules de Avatar).

Durante el último año los feos a Jaime han sido bastante frecuentes. Empezando por su salida del museo de cera, cuyo día y hora se había comunicado con el tiempo suficiente para que quien tuviera que reaccionar lo hubiera hecho. No se hizo y esa imagen del duque trasladado en caretilla de Mercamadrid resultaba innecesaria y dolorosa para los niños Froilán y Victoria.

Hace un par de semanas fue uno de los muchos invitados que acudieron a la boda de la hija de Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid. Seguramente si hubiera seguido casado con la infanta todo habría sido fanfarria, fuera solo o acompañado de la primogénita. Compartió mesa con la familia Aznar al completo, incluido Alejandro Agag, con los que no pareció divertirse demasiado.

Testigos presenciales que le trataban de antes cuentan que la impresión que daba era la de un hombre solitario y con cierta tristeza en sus ojos. Puede ser que se tratara sólo de aburrimiento por estar en una boda de “clase media” y no “real” como las que acudía antes... En cambio, en otros ambientes como los desfiles de París se le cambia el gesto. Ahí esta arropado por sus incondicionales (Conchita March, Marisa de Borbón, Delfine Arnault…) que no le han abandonado. Tiene suerte la Casa Real con Marichalar. Otro en su caso ya habría aceptado ofertas millonarias por dejarse entrevistar. Así es la vida.

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