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Alejandro Santo Domingo, multimillonario cervecero de Barranquilla que entronca con la aristocracia española
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UNO DE LOS SOLTEROS DE ORO INTERNACIONAL

Alejandro Santo Domingo, multimillonario cervecero de Barranquilla que entronca con la aristocracia española

Este colombiano es la cabeza visible del mayor imperio cervecero del mundo. Se ha comprometido recientemente con Charlotte Wellesley, hija del duque de Ciudad Rodrigo, Grande de España

Foto: Alejandro Santo Domingo y Charlotte Wellesley (Cordon Press)
Alejandro Santo Domingo y Charlotte Wellesley (Cordon Press)

Su apellido suena a cifras millonarias. Vertiginosas. En la última lista de millonarios Bloomberg, Alejandro Santo Domingo quedó en el puesto 50 con 16.000 millones de dólares, consagrándose como el primer colombiano con semejante fortuna. 'Forbes' valora su fortuna personal en 4,9 millones de euros. Y aún está pendiente de cerrar el acuerdo que ha disparado recientemente los titulares de los medios económicos. Sepan ustedes: una de cada tres cervezas que se consuman en el mundo será suya: desde la mexicana Corona o la americana Budweisser, a la australiana Foster o la china Snow.

Alejandro es la cabeza visible de los Santo Domingo, una de las familias más legendarias de Colombia. Con despacho en el décimo piso del 740 de Park Avenue en Nueva York, es uno de los herederos más atractivos, aunque está a punto de casarse con Charlotte Wellesley, relacionada con las monarquías europeas. Alejandro es, además, primo de Tatiana, la esposa de Andrea Casssiraghi.

Si Alejandro Santo Domingo tuviera una carrera política podríamos compararle físicamente con el guapísimo John F. Kennedy. Moreno, atractivo, 38 años y al frente de un emporio multimillonario desde la muerte de su padre, Julio Santo Domingo, en 2011. La suya es una empresa familiar labrada de generación en generación. El empresario tiene una formación de lujo y dicen los analistas económicos más avezados que ha desarrollado una gran intuición en los negocios. Es un estratega. “Un jugador de ajedrez muy hábil”, define desde el anonimato a Vanitatis un asesor que ha trabajado con él. Lo lleva quizás en sus genes. Su padre logró labrarse la fama de ser un empresario difícil de derrotar que solía rechazar ofertas multimillonarias por sus empresas. Un hombre duro. Feroz.

Alejandro nació y creció en Estados Unidos. Allí estudió Historia del Arte en Harvad. Se curtió trabajando en empresas fuera del negocio familiar como la firma de inversión dirigida por Violy McCausland, la banquera de magnates colombianos millonarios. En esta empresa coincidió con su primo, Carlos Alejandro Pérez, de 52 años y su actual hombre en la sombra. Carlos es su complemento perfecto en los negocios. Banquero de inversión formado en Harvard y Cambridge es un trabajador incansable, un cosechador de éxitos, un gestor con mucho poder sin visibilidad. “Se parece a su padre que, como él, desarrolló mucha influencia desde un puesto discreto”, nos explica la misma persona. De hecho, no ostenta ningún cargo de primera línea pero es clave en este equipo. Carlos tiene las cifras en su mente. Alejandro es el estratega arrollador. Fue en 2011, con la muerte de Julio, padre de Alejandro, cuando toman definitivamente las riendas del negocio familiar situado entonces en el puesto 97 de la lista 'Forbes'.

La familia de Alejandro fue una de las más poderosas en Colombia durante el siglo XX. Fue su abuelo Mario, el comerciante, quien se fijó en la cerveza ya en 1930 cuando adquirió la Cervecería Barranquilla. Después llegó la Cervecería Bolívar que cambió más tarde por el nombre de cervezas El Águila. En 1966, Bavaria se hizo con Cervecería Águila y la familia pasó a ser los mayores accionistas. El poder que daba estar al frente de la cervecera Bavaria, la mayor empresa del país, que generaba miles de empleos, otorgó a la familia un cierto protagonismo frente al poder político. También por su control de medios de comunicación como el grupo Caracol. Desde la compra de la cadena de radio el empresario se convirtió en el “gran elector de Colombia”, según Gerardo Reyes, autor de Don Julio Mario, la biografía no autorizada. El padre de Alejandro fue muy criticado por apoyar desde sus medios al presidente de Colombia, Ernesto Samper, acusado de recibir dinero del cartel de la droga para su campaña aunque después el Congreso lo absolvió.

Su vinculación con España

España no ha escapado a sus inversiones. Alejandro llegó a nuestro país hace algo más de un año de la mano de los Villar Mir para rescatar a la inmobiliaria Colonial. Realizó una aportación de capital de unos 100 millones de euros dentro de su estrategia de desarrollar proyectos inmobiliarios y cadenas de hoteles en todo el mundo, incluida la isla de Barú, propiedad de la familia y retiro de ricos y famosos.

¿Alejandro es también un galán como su padre? De joven, a su padre le confundían con el actor Tyrone Power por su físico. Incluso, se llegó a decir que era el amante de la condesa de Romanones. Según su biografía no autorizada, se casó en dos ocasiones. La primera vez con la brasileña Edyala Braga, que le abandonó por sus infidelidades. Su segunda mujer fue una mujer de la alta sociedad, Beatrice Dávila, que le dedicaba largas cartas de amor en francés y que le dio dos hijos, Alejandro y Andrés.

Andrés, dueño de una discográfica indie, fue el bohemio. Alejandro es el empresario empeñado en consolidar el patrimonio familiar. Le gusta el arte y dona millones a teatros, museos y otras entidades culturales. Parece gustarle la moda o, al menos, las modelos. Miembro de la jet set neoyorkina, era habitual verle en fiestas acompañado de sus conquistas aunque ninguna latinoamericana. Sus parejas responden casi todas al perfil de heredera multimillonaria, modelo o relacionada con el sector. Entre las más conocidas, nuestra modelo Eugenia Silva, afincada desde hace muchos años en Nueva York, y en cuya tienda de moda se vende Mugunzu Sisters, la marca de Tatiana. A Silva le siguió Amanda Hearst, embajadora de marcas como Tommy Hilfiger y heredera de un importante grupo de comunicación, William Randolph Hilfiger o Karen Larrein, editora de 'Cosmopolitan' y, por último, Julie Henderson, multimillonaria heredera del imperio Henderson y modelo con producciones en revistas como 'Sport Illustrated'.

Hace unos meses se comprometió con Charlotte Wellesley, de 23 años, nieta de Arthur Valerian Wellesley, duque de Wellington, lo que le entronca con la aristocracia inglesa. El mismo príncipe Carlos salió con su tía, lady Jane Wellesley, años antes de casarse con Diana Spencer. Su padre, Arthur Charles Valerian Wellesley, que fue europarlamentario del partido conservador británico, tiene además el titulo de duque de Ciudad Rodrigo y la dignidad de Grande de España y aún mantiene propiedades en Granada concedidas por los Borbón en el siglo XIX. Las visitas a nuestro país le han dado un cierto toque andaluz al castellano que habla Charlotte. La madre de Charlotte es la princesa Antonia de Prusia, bisnieta de Guillermo II, el último emperador de Alemania. A pesar de los títulos que coleccionan, es una familia adaptada a la sociedad actual. Todos tienen una profesión. Charlotte, licenciada en la Universidad de Oxford, ha trabajado en moda y fue ayudante del emblemático fotógrafo Mario Testino. Su prima, Sofia Wellesley, se casó el pasado verano en Mallorca con el cantante James Blunt. Alejandro llevó a Charlotte a la boda de Tatiana con Andrea en Suiza. Sus familias mantienen una relación de amistad que dura muchos años. El abuelo de Charlotte era amigo del padre de Alejandro y él mismo es amigo del hermano de Charlotte que fue quien los presentó. Parece que será ella la que le hará sentar la cabeza.

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Su apellido suena a cifras millonarias. Vertiginosas. En la última lista de millonarios Bloomberg, Alejandro Santo Domingo quedó en el puesto 50 con 16.000 millones de dólares, consagrándose como el primer colombiano con semejante fortuna. 'Forbes' valora su fortuna personal en 4,9 millones de euros. Y aún está pendiente de cerrar el acuerdo que ha disparado recientemente los titulares de los medios económicos. Sepan ustedes: una de cada tres cervezas que se consuman en el mundo será suya: desde la mexicana Corona o la americana Budweisser, a la australiana Foster o la china Snow.

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