Los enfermos de fibromialgia critican la actitud de María José Campanario

María José Campanario no está teniendo tanta suerte como Belén Esteban al lado de Jesulín de Ubrique, su marido y con el que se casará de nuevo en dos meses para demostrarle al mundo -y al kiosco rosa vía exclusiva- que siguen enamorados. La odontóloga es criticada a cada paso que da y si comentada fue su decisión de estudiar una carrera y las supuestas facilidades que tuvo para sacársela a la primera, también lo está siendo que no esté atravesando su mejor momento de salud, tras hacerse pública que es víctima de la fibromialgia. ¿Criticar por criticar? Quizá, pero el hecho es que estos dardos envenenados siempre han venido desde organismos oficiales o asociaciones sin ánimo de lucro que poco o nada tienen que ver con la prensa del corazón, que se limita a hacerse eco de las quejas de ambos bandos.

Este sábado cumple 38 años, pero no lo celebrará junto a su familia y amigos en su finca por todo lo alto, sino con la austeridad que se le presupone a un paciente del hospital Quirón de Sevilla, donde se encuentra ingresada por una recaída en los fuertes dolores musculares que conlleva su afección.

Una enfermedad que cuenta con miles de afectados en toda España y que se concentran en grupos y asociaciones de ayuda para compartir consejos y darse apoyo entre ellos a través de las redes sociales y también mediante encuentros cada cierto tiempo. Campanario, desde que conoció su dolencia, quiso participar activamente de ellos, hasta ahora, cuando ha decidido darse de baja al ser duramente criticada e insultada por otros pacientes que la acusan de aprovecharse del dolor para hacer caja. Eso sí, antes de abandonar el grupo, dejó caer una amenaza: llevará los insultos a los tribunales para defender su honor.

Su intención inicial a la hora de formar parte de este grupo era aprender de la experiencia de otros afectados, así como compartir la suya propia para poder hacer lo propio con los demás. Sin embargo, el hecho de que no solo utilizase los foros para esto y que también contase con la plataforma de su revista de cabecera para hacerse oír no ha sido bien vista por el resto de enfermos de fibromialgia, que consideran que detrás de su testimonio está más el interés económico que el empuje altruista que ella trata de hacer ver con descalificativos como “aprovechada” o “cuentista”, por citar tan solo los más suaves y menos despreciables.

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