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Güell, Godó, Daurella, Andreu... Todos los nombres del Real Club Golf de la Cerdaña
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EL LUJO NO DESCANSA EN VACACIONES

Güell, Godó, Daurella, Andreu... Todos los nombres del Real Club Golf de la Cerdaña

El tercer golf más antiguo de Cataluña fue impulsado por la aristocracia e inaugurado por Alfonso XIII. A su alrededor se han construido numerosas urbanizaciones de lujo

Foto: Fotomontaje realizado en Vanitatis.
Fotomontaje realizado en Vanitatis.

En 1982, don Juan Carlos I aterrizó en un helicóptero en las instalaciones del Real Club de Golf de La Cerdaña, exactamente en el hoyo 18, y al ver el encantador entorno le espetó al entonces presidente de la Federación Española de Golf, Luis Figueras-Dotti: “¿Por qué no me habían dicho que había un golf tan bonito en Puigcerdà?”.

La anécdota ilustra la historia del Real Club de Golf de La Cerdaña, con ñ, tal y como escriben en su web y en su documentación, demostrando que la alta burguesía catalana sigue usando el castellano como lengua principal. El club, además, usa la denominación real porque lo inauguró, en 1929, el rey Alfonso XIII.

placeholder Humberto II de Saboya, en el Real Club de Golf de la Cerdaña, en 1951. (RCGC)
Humberto II de Saboya, en el Real Club de Golf de la Cerdaña, en 1951. (RCGC)

Güell, Bertrán y Serra, Godó, Andreu, Daurella… No hay apellido que falte en esta entidad recia y antigua, con una historia indisoluble de la de Cataluña, donde el dinero y la discreción suelen ir acompañados.

Restaurante rancio

Tanto es así, que el Chalet del Golf, hotel y restaurante del club, lugar ideal para ese clásico ver y dejarse ver, es aquí un páramo. Siempre hay mesa y con su menú rancio de 27 euros espanta a quienes lo intentan. Para cenar bien en el Real Club de Golf de La Cerdaña solo hay una solución: tener algún amigo que te invite a su casa.

Foto: La Cerdanya.

Leer la historia de este club supone recorrer las costumbres de la élite de un país en épocas cercanas. José Vilá Marsans, por ejemplo, presidió en 1963 la comisión de compra de los terrenos del club. En el mismo año, relata la historia, se nombró una comisión de jugadores de golf presidida por el propio Vilá Marsans para negociar con José Andreu la compra de las 45 hectáreas del campo de golf, negociación que terminó con éxito en el año 1965. A partir de esta fecha el club se convirtió en social y lo presidió el Conde de Godó.

placeholder La casa de Oriol Pujol y su mujer, Anna Vidal, en la Cerdaña (Vanitatis)
La casa de Oriol Pujol y su mujer, Anna Vidal, en la Cerdaña (Vanitatis)

El campo fue creciendo y ampliando sus instalaciones, en las que ahora hay piscina, tenis, squash, pádel… Es el tercer club de golf más antiguo de Cataluña y el décimo de España, lo que lo convierte en uno de los más apreciados por los aficionados. El primero de España es el de Las Palmas y el de Cataluña es el de Sant Cugat.

Tres campos en un pequeño valle

No es el único club de golf de la zona, un valle de poco más de 1.000 kilómetros cuadrados en los que se concentran propiedades de buena parte de la alta burguesía catalana. Además del Real Club de la Cerdaña, de 27 hoyos, está el Fontanals Golf (18 hoyos) y el más sencillo Golf Sant Marc (18 hoyos).

En el Golf de Fontanals suele jugar Isidre Fainé, expresidente de Caixa Bank, quien disfruta de sus momentos de descanso en su casa de Llívia, el mismo municipio en el que tiene su segunda residencia Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça. En el de San Marc es fácil ver a Luis Conde de Möller, presidente de Seelinger&Conde, darle al hierro. Allí ha disputado algún torneo con su gran amiga Esperanza Aguirre, a quien contrató cuando decidió abandonar la primera línea política.

placeholder Isidre Fainé en el Club de Golf de Fontanals.
Isidre Fainé en el Club de Golf de Fontanals.

En una sociedad de tradición anclada en las costumbres las cosas deben ser siempre igual. Los padres trasladan a sus hijos las aficiones y los hijos las ejercen como propias. Sin pensar, sin reflexión alguna. Si la historia es plácida, ¿para qué cambiarla? Es así como las urbanizaciones que rodean el Real Club de Golf de la Cerdaña albergan a generación tras generación de burgueses y aristócratas.

Todos los nombres

Aquí tienen casa los Güell, los Godó, los Raventós (Codorníu), los Godia, los Llongueras, los Carulla (Agrolimen), los Bertran i Serra, los Molins, los Núñez (Núñez y Navarro), los Andreu (Laboratorios Andreu) y los Gallardo (Laboratorios Almirall). La placidez de las calles rodeadas de un verde perfecto, el silencio de los prados y la belleza de su arquitectura tienen un precio: mínimo un millón de euros por casa, siempre con un amplio jardín. Pero muchos de los que por aquí pasan sus vacaciones lo hacen en las casas familiares, esas que se compraron cuando empezó a construirse el club y que en las temporadas altas de la zona (aquí es en agosto pero también en invierno, que hay dos estaciones de esquí) se llenan de hijos, hermanos y primos.

El Rey emérito ya no esquía y sus apariciones en los Pirineos son cada vez más escasas. Si decide pasearse por aquí, puede ser que los anfitriones, lejos de contarlo a los cuatro vientos, callen y no cuenten que don Juan Carlos se ha alojado en sus dependencias. Es lo que tiene esta burguesía, siempre alejada de estridencias.

En 1982, don Juan Carlos I aterrizó en un helicóptero en las instalaciones del Real Club de Golf de La Cerdaña, exactamente en el hoyo 18, y al ver el encantador entorno le espetó al entonces presidente de la Federación Española de Golf, Luis Figueras-Dotti: “¿Por qué no me habían dicho que había un golf tan bonito en Puigcerdà?”.

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